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Se consuma la cancelación histórica en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat.

(Foto: © Generalidad de C.).

"Apreteu, Apreteu..."

Quim Torra El breve las condenó en 2018 por "españolistas".

Sábado 24 de agosto de 2024
La obsesión nacionalista se cimenta de nuevo en la falsedad histórica, para erradicar cualquier motivo y símbolo relacionado con España y la Corona de Aragón.

En el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, bajo la atenta mirada de los personajes de sus murales, han tomado posesión casi todos los presidentes de la Generalitat y se realizaron las principales recepciones del Govern entre sus columnas y se concedieron los más importantes premios de Cataluña.

Las pinturas de los murales representan historicistas de las batallas del Bruc, Lepanto y Navas de Tolosa, además de los Reyes Católicos recibiendo a Cristóbal Colón en Barcelona. Esta última pintua era la que más escocia al presidente interino.

Pero Quim Torra, el efímero e inhabilitado President de la Generalitat (2018-2020) los condenó en 2018. Esta retirada condenaba también al artista que las realizó el cubista uruguayo Joaquín Torres-García (en realidad solo fueron cuatro) .

El Govern reinauguró este 31 de julio el salón sin los testigos mudos de las pinturas que llevaban prácticamente un siglo colgando de sus paredes. Eran pinturas de connotaciones hispánicas y, por tanto, denostadas por el independentismo.

En total se han retirado 24 pinturas de gran formato y 45 obras de formato inferior, con una superficie total de 860 metros cuadrados dejando las paredes desnudas tal como las creo Pere Blai hace algo más de 400 años.

El argumento ha sido que las pinturas malditas se realizaron durante la dictadura de Primo de Rivera entre 1926 y 1927, una mentira histórica ya que que se pintaron diez años antes bajo el mandato del alcalde Puig i Cadafalch.

Patrícia Plaja, la portavoz del Govern, dijo textualmente que fue la dictadura de Primo de Rivera la que en 1926 y 1927 ‘españolizó’ el salón con las pinturas que han perdurado hasta ahora.

Plaja también afirmó que “la voluntad de retirar las pinturas viene de lejos: en 1932 ya se inició la retirada de algunas pinturas, pero se paralizó por la Guerra Civil”. Otra falacia , Pero lo cierto es que la ‘voluntad’ de retirar las pinturas quedó en estado vegetativo hasta que Torra, adicto y obseso de gestos simbólicos, arengó a sus visitantes de la ANC y a continuación nombró una “comisión secreta” para el Estudio de la Decoración Pictórica del Salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat, creada y presidida por él mismo. La brevedad de su mandato como interino no le permitió cumplir su promesa

La veintena de expertos de esta “comisión secreta” consideraron que las pinturas no eran artísticas, “sino que representaban un relato histórico altamente connotado por contenidos políticos e ideológicos, de carácter integrista, autoritario y antidemocrático y que su contenido no se adecuaba al Salón de Sant Jordi”

Tras 16 meses de trabajo y 2.348.131 € , el Salón de Sant Jordi, recupera parte de su aspecto original, tras retirar pinturas añadidas de fuerte carácter bélico y exaltación católica”, dijo Plaja.

Lo cierto es que las paredes han quedado prácticamente desnudas. “Una vez retiradas las pinturas de la dictadura (sic), se han priorizado las tareas de limpieza, consolidación y recuperación del estuco de cal original renacentista y la restauración de la policromía renacentista aparecida en los arcos del techo. Una actuación que ha permitido recuperar la amplitud, luminosidad y ligereza perdidas con las intervenciones hechas a lo largo de los años”, dice el comunicado oficial de la Generalitat.

También se ha retirado la lámpara para permitir que la luz natural entre por la cúpula del techo y se han vuelto a abrir 4 ventanas visibles desde la fachada principal de la plaza Sant Jaume y que habían sido tapiadas, por lo que se recupera luminosidad natural.

Las obras descolgadas han sido arrinconadas en 47 rodillos para almacenarlas “en una de las reservas de la Colección Nacional con las máximas garantías técnicas para asegurar su conservación.

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