Leo que los nuevos grafitis de Banksy de animalitos realizados este verano, han pasado sin pena ni gloria más allá de los selfies de rigor de los incondicionales . Sólo el gorila del Zoo de Londres ha tenido mayor repercusión ya que los de la casa de fieras lo han retirado para su conservación y posible venta, que los veterinarios no son tontos.
Incondicionales que parece que también están de retirada.
A Banksy, escribe el experto Victor Lenore cada vez más, “se le considera un trustafarian, palabra que designa a los hijos de clase alta que deciden dedicarse a fumar porros, escuchar música jamaicana y criticar las estructuras sociales (algo a medio camino entre ‘perroflauta’ y ‘pijiprogre’). La verdad es que sus principales defensores siempre han sido los profesionales del mundo del arte, columnistas de la prensa de izquierda y los universitarios respondones. Con ellos ha conseguido hacerse famoso y amasar una considerable fortuna”.
Para mi, como especialista en comunicación (y Propaganda) Analizar el trabajo de Banksy desvela una brillante campaña de Marketing de penetración a largo plazo consolidando el “Producto Banksy” frente a otros productos culturales comerciales perecederos según las modas o tendencias del mercado del arte de gran consumo.
Banksy es el rey del estarcido. Crea a partir de plantillas con imágenes no CREADAS POR él, sino procedentes de fotografías, dibujos e imágenes anteriormente creadas por otros. Es decir se trataría de APROPIACIONISMO en el peor de los casos, probablemente costumbre de su origen en el diseño gráfico y publicidad, ya que no creo que nadie duda que el grafitero procede de ese ámbito.
Y la verdad es que es un poco cansino leer siempre que obra de Banksy que se hace, obra que se roba. Otra estrategia de marketing. Las roba él mismo y luego se revenderán.
Probablemente el caso de Banksy ya se está estudiando en las facultades de arte de las universidades. Erróneamente a mi entender. No es arte callejero reivindicativo, sino una elaborada estrategia de comercial de un artista, más perversa pero similar a la de otros creadores de iconos del siglo XX, como Warhol, Dalí, Mazzoni, Yoko Ono y tantos otros.
El tipo ha tocado fondo o ya no se lo cree nadie. Hay que reconocer que redecorar paredes de barriadas marginales o abandonadas en Inglaterra tiene su puntito. Lo de Gaza y Kiev, sinceramente me parece que fue alguna sucursal de Pest Control Ltd, la empresa que Banksy fundó para vender su arte que se produce siempre de la noche a la mañana. No me veo a Banksy jugándose el tipo y vacilando al Mossad.
Tiene suerte que algún gafapasta irredento, todavía paga más de 400 euros por Cut it out, el libro donde Banksy describe a la clase obrera británica como un conjunto de ratas.
A mi me molaría saber en qué elitista College británico ha estudiado Banksy, seguramente el mismo que se formó aquel animal de Boris Johnson.
El periodista Brendan O’Neill responsable de la sección de Política en la revista satírica Spiked no duda en definirlo como “un producto de la clásica arrogancia de la clase media alta británica, que se siente oprimida por las élites pero mira con máximo desprecio a la plebe”.
Cansino es, no nos vamos a engañar: Monetes, raticas, gaticos, niños de Dickens… ¿Aporta Banksy algo sustancial en el plano artístico?.
Para postales, tacitas y camisetas vale, pero eso ya lo inventó Walt Disney.