Pedro García- Ramos Ortega, Crítico
Los delitos contra el arte cometidos en hispano américa son los grandes desconocidos y aunque puede presentar similutudes con los crimenes de esta parte, también tiene sus peculiaridades.
Claribel Terré Morell en su recien Traidores del Arte, hace una interesante revisoón de los más concidos en los últimos 30 años. Un archivo ya heredado de su madre, que la periodista y escritora cubana-argentina comenzó como un podcast y se convirtió en la columna más leída de la revista semanal Ñ, del diario argentino Clarín.
En el Podcast cuenta casos reales en la voz de sus protagonistas, entre los que hay artistas, coleccionistas, marchantes, peritos, investigadores, detectives, policías de Interpol y otros cuerpos policiales, incluyendo ladrones que han robado en nombre del arte, o no.
Claribel Terré dedica un capítulo a las extrañas adquisiciones de coleccionistas en América Latina que incluyen el supuesto pene de Napoleón, pelos del Che Guevara, cortados de su cadáver y da una respuesta definitiva a las múltiples versiones recogidas en libros y novelas sobre el destino de la colección de vellos púbicos, del patriota venezolano, Francisco de Miranda, entre los que se dice, estaban los de la emperatriz Catalina de Rusia.
Terré Morell ha dedicado especial atención a los robos de arte que como el caso del Museo Nacional de Paraguay fue espectacular.
Capitulo aparte merece la perspectiva entre Arte y Poder en los países hermanos: como el expresidente de Uruguay, José Mujica y su esposa fueron pintados desnudos ; como en una pequeña pequeña iglesia de Nicaragua el el rostro de Daniel Ortega, el actual presidente de Nicaragua, es igual al del diablo en una obra del pintor austriaco Johann Fuchs Holl; las obras falsas que conserva y regala Evo Morales o los regalos de estado.
Aquí recuerdo como Fidel Castro abrió de noche las puertas del Centro Nacional de Arqueologia al ex presidente de mejicano Carlos Salinas de Cortarí para que escogiese piezas de arte taíno y siboneyeses para su propia colección.
En el prólogo la editora general de Ñ y Clarín, Matilde Sánchez señala: “No hay crueldad en los criminales de Claribel Terré Morell, ellos son cirujanos del crimen, sin una gota de sangre. La mayoría de sus traidores del arte son nuestros villanos preferidos”
“Los robos de arte convocan de inmediato a su propia fauna de entendidos en saberes subsidiarios: analistas y peritos, académicos versados en escuelas artísticas y patrones de pinceladas, divisiones especializadas de Interpol, técnicos en sensores de huellas, detectives ilustrados, aunque, a veces, superados en elegancia por los mismos ladrones, bibliómanos, archivistas, teóricos del escapismo. En todos los casos, la alta cultura y el bajo fondo se rozan, vibran de manera estrecha.La autora cuenta golpes con ladrones de guantes blancos y hombres araña y algunas historias reales que emulan a Adam Worth, el inspirador real de “El affair Thomas Crown”.
El libro tiene un código que permite escuchar los podcast.
Disfruten.