En una visita en julio de 1954, la esposa del general Franco mostró interés por ellas al alcalde, quien, movido por el deseo de complacer a la esposa del jefe del Estado, sin adoptar acuerdo alguno, envió las estatuas al Pazo de Meirás.
REDACCIÓN. Según informa el PROGRESO La sala de lo civil del Tribunal Supremo ha atendido la reclamación del Ayuntamiento de Santiago de Compostela a la familia Franco reclamando la restitución de dos esculturas atribuidas al Maestro Mateo y que formaban parte del conjunto escultórico del pórtico exterior de la catedral de Santiago.
La sentencia que pone fin a un viejo conflicto por la propiedad de las esculturas critica con dureza la actuación de las instancias anteriores, como la Audiencia Provincial de Madrid, que en 2019 permitió a los herederos del dictador quedarse con ellas por un “error patente en la valoración de las pruebas”, a juicio del alto tribunal.
La demanda presentada por el Ayuntamiento de Santiago de Compostela documenta cómo el consistorio adquirió ambas esculturas al conde de Ximonde para el patrimonio artístico de la ciudad en 1948 por 60.000 pesetas y relataba que en una visita en julio de 1954, “la esposa del general Franco mostró interés por ellas al alcalde, quien, movido por el deseo de complacer a la esposa del jefe del Estado, por vía de hecho, sin adoptar acuerdo alguno, envió las estatuas al Pazo de Meirás”. La familia también perdió en los tribunales este inmueble que los Franco usaban como “residencia de verano”.
Pese a que el Ayuntamiento presentó sendos informes que describían con detalle las esculturas, incluyendo la fractura que presentaba una de ellas, la Audiencia Provincial de Madrid desestimó la demanda al considerar que los bienes “no estaban adecuadamente identificados”, que no existían pruebas de que las estatuas en posesión de los Franco fueran las mismas que demandaba el Consistorio y que ninguna de ellas presentaba la fractura de la que hablaba el informe pericial.
La reciente sentencia del Supremo concluye que “la identificación de las estatuas reivindicadas como las que están en poder de los demandados es clara y se desprende sin lugar a duda de los documentos aportados y del informe pericial emitido”.
Los Franco sostienen que son los legítimos propietarios de las piezas porque fueron compradas a un particular a través de un anticuario, sin que, a su juicio, el Ayuntamiento haya probado que sigue siendo el dueño.
Sin embargo, el Ayuntamiento explica que en 1954 las estatuas fueron llevadas al pazo de Meirás de la familia Franco, en el municipio de Sada (A Coruña), como un regalo del entonces alcalde, sin acuerdo municipal alguno y de una forma "oculta, clandestina y delictiva".
Las dos figuras que poseen los Franco han estado en la Casa Cornide durante todos estos años hasta su préstamo para la exposición en el Museo del Prado entre 2016 y 2017 . Después de exposición, las dos esculturas regresaron a manos de la familia, pero no las llevó a Cornide sino al pazo de Meirás, donde están expuestas en la capilla, así que ya se cumple una de las obligaciones de todo BIC, que pueda ser visto por el público.