Editorial

El coleccionismo no ha muerto

Lunes 22 de septiembre de 2025

Aunque algunos le considerarán un friki prematuro y recojo la noticia con esperanza.

Hace años que repito que el coleccionismo en España es una afición en extinción. Las causas de esta afirmación se basan en años de experiencia como perito y aficionado a las antigüedades.

El español medio ha ido perdiendo la afición al coleccionismo. ¿Las causas?

Nuestro coleccionismo de base, el que se empieza a fomentar desde la infancia ha sufrido cambios drásticos. No hay nada que coleccionar y si lo hay es demasiado caro para la depauperada clase media.

Los sellos siempre han sido el buque insignia del coleccionismo, aunque el fiasco de AFINSA en 2006 fue suficiente para que los cientos de miles de afectados mirasen desde entonces los sellos con repugnancia.

Los cromos han ido desapareciendo. Tradicionalmente el coleccionismo de cromos se basaba en el marketing promocional que se encontraba fundamentalmente de una bollería hoy proscrita. El sobre cromos que antes costaba 5 pesetas, hoy cuesta 3 euros y como sea de manga japonés hasta 10.

El niño y la niña de hace sólo 30 años, tenían en el coleccionismo una valiosa herramienta de educación y sociabilización. El coleccionismo en la edad infantil generaba una serie de habilidades que hoy se han perdido o ya no se consideran tan importantes. Yo coleccioné por este orden canicas, cochecitos, cromos y cajas de cerillas, una de las más complejas porque antes cualquier bar, restaurante, discoteca y club del mundo tenía su caja de cerillas propia. ¿Se imaginan que locura tener la caja de cerillas del Club Playboy de Chicago o una del Partido Comunista Italiano? . Todos los amigos de mis padres y hermanos mayores sabían que regalarme. Más tarde la apuesta subí la apuesta y me convertí en un inmaduro coleccionista maduro.

Los juguetes eran una cosa, pero el coleccionismo nos obligaba a relacionarnos y compartir. Competir para tener la colección completa ya fuera con el intercambio o gracias a la ayuda paterna o materna. Aprender a conservar, ordenar y controlar la colección. Tener paciencia.

Una segunda razón del ocaso coleccionista ha sido el más obvío: Los espacios en los que vivimos, pequeños y funcionales y por supuesto variables: Las mudanzas fueron el Tercer Jinete del Apocalipsis coleccionista infantil.

Encontrar la noticia de un niño de 4 añitos coleccionista de sellos es enternecedor a la vez que esperanzador. Todavía no sabe leer ni escribir de corrido, pero ya se ha presentado a un concurso internacional en Argentina.

El niño, que se llama Álvaro, encuentra en los sellos una inspiración para otra afición: Los animales. Los ve y los pinta y luego los compara con los que busca en los libros y encima el cabroncete se ha convertido en el miembro más joven de la Sociedad Filatélica Miño y ha expuesto su colección.

No sé si lo han leído: Un niño que los VE, los PINTA y busca en los LIBROS.

No sé cual es el horario de visitas del los padres en el centro penitenciario por torturar a Álvaro, pero merecen un aplauso.

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