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La disputa por el "Principe Negro" de Klimt

príncipe William Nii Nortey Dowuona pintado por Gustav Klimt en 1897 (Foto: © Wienerroither & Kohlbacher ).

Hungría reclama la propiedad del cuadro, a pesar de haber concedido el permiso de exportación.

Jorge Llopis Planas | Lunes 01 de diciembre de 2025

El retrato del príncipe William Nii Nortey Dowuona pintado por Gustav Klimt en 1897, una pintura desaparecida desde 1938, volvió a aparecer en mayo de este año en todo su esplendor en el stand de galería vienesa Wienerroither & Kohlbacher en la edición estadounidense de la feria de arte TEFAF.

El cuadro había permanecido en Hungría desde 1938 y fue propiedad originalmente de la familia Klein que debió abandonar Austria durante la Segunda Guerra Mundial al ser judía.

La familia exiliada en Mónaco pidió a una amiga que llevase el cuadro a Hungría donde esperaban recuperarlo después de la guerra, pero la amiga no se comportó como tal y nunca devolvió el cuadro. Los Klein se regresaron a Austria, y el cuadro no salió de la Hungría comunista y desde los años 50 se perdió la pista de la pintura del Príncipe Negro.

En 2023 la pintura reaparece en un estado lamentable y sucia. Sus propietarios se pusieron en contacto con la galería Wienerroither & Kohlbacher de Viena y la vendieron por 50.000 Florines (unos 130 €). La galería solicitó el permiso de exportación a Hungría y como su valor declarado era menor a 1.000.000 Florines se concedió sin problemas. Es importante indicar que por el estado del cuadro, se solicito el permiso como obra atribuida. Las autoridades húngaras no le dieron importancia al lienzo, y al no verificar o estudiar la obra, pintura en persona, un paso que probablemente habría revelado su verdadera identidad como un auténtico Klimt, cometieron el error garrafal.

Como es de suponer , una vez restaurada la pieza resultó ser la obra original “retrato del príncipe William Nii Nortey Dowuona” pintado por Klimt en 1897, y con un valor superior a los 15 millones de euros.

Y es aquí donde surge la controversia. Por supuesto hay dos versiones: la de la galería Wienerroither & Kohlbacher y la del gobierno húngaro.

Según los galeristas, Lui Wienerroither, copropietario de la galería, argumenta que la licencia de exportación se obtuvo “legítimamente”, insistiendo en que en ese momento “la pintura no se consideraba un Klimt confirmado” y su socio comercial, Ebi Kohlbacher, agrega que ningún experto húngaro pudo verificar la autoría de Klimt, por lo que la pintura fue llevada a Austria para su examen.

Según el gobierno húngaro, a través de su comunicado de reclamación, el vendedor ocultó deliberadamente las marcas (etiquetas) y firma de Klimt, para solicitar el permiso de exportación, lo que se consideraría un fraude, y ahora, las mismas personas que permitieron que el Klimt saliera de Hungría intentan rectificar su error.

Las autoridades húngaras insisten que el cuadro estaba en tan mal estado y que no se percataron del sello del legado de Gustav Klimt. Además, el nombre del artista es visible en el marco bajo luz infrarroja. De haber reconocido estas marcas, el cuadro no habría sido transportado fuera del país con tanta facilidad. Las autoridades húngaras argumentan ahora que, debido a este error, el permiso original de exportación de 2023 es inválido. Y ahora, la fiscalía de Viena ha accedido a la petición de Budapest de incautar el retrato.

Para acabar de rizar el rizo, los galeristas añaden que se había alcanzado un acuerdo de restitución con los herederos de la familia Klein y afirma que esta restitución estaría amparada bajo los principios establecidos por la Conferencia de Washington sobre Bienes de la Era del Holocausto en 1998 y de la que Hungría y Austria son firmantes.

Hungría debe ahora demostrar que la pintura fue exportada ilegalmente. De confirmarse esto, la obra de arte deberá regresar a Hungría, donde será clasificada como bien cultural protegido, lo que impedirá legalmente cualquier exportación posterior.

Por último, y existiendo descendientes de los Klein ¿se respetarán los acuerdos de restitución de los bienes perdido por los judíos por parte de Hungría? Qué argumentará el gobierno húngaro en caso de negarse a ello?.

Recientemente Hungría se ha beneficiado de los tratados internacionales para recuperar un libro desaparecido en 1940, pero en este caso, no es posible hablar de un caso de expolio ni de venta forzada.

La persona a la que se encargo su custodia temporal, no cumplió con lo acordado. Después la obra pasó por varias manos durante el régimen comunista en Hungría, por lo que incluso puede aplicarse el principio de Prescripción Adquisitiva.

A los descendientes de los Klein, únicamente los ampararía un comportamiento ético por parte del gobierno húngaro para conseguir la restitución de la pintura.

Aunque tratándose de una obra tan peculiar, de gran valor y releyendo los argumentos del gobierno húngaro , es más que probable, que la ética sea simple palabrería.

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