REDACCIÓN. EL pasado 18 de enero el Tribunal Federal de Chicago dio finalmente la razón al pintor Peter Doig después de un proceso que ha durado casi siete años y ha condenado a pagar a los demandantes la suma de 2,5 millones de dólares en concepto de costas legales.
En 2016 se presentó una demanda contra el cotizado artista escocés Peter Doig por parte de Robert Fletcher , celador de la cárcel Thunder Bay en Ontario y el galerista, Peter Bartlow , dueño de la galería Bartlow Gallery Ltd. de Chicago. Se denunciaba al artista por no querer reconocer una obra que según el celador, había comprado en 1976 en la prisión por 100 dólares y que podría valer entre 6 y 8 millones de dólares sí el artista reconocía la autoria.
Fletcher afirmaba que conoció a Doig cuando estudiaba en la Universidad de Lakehead en Ontario, Canadá, durante la década de 1970 y luego fue su oficial de libertad condicional de Doig y supuestamente le vendió la pintura.
El celador tuvo el cuadro en su casa hasta 2011, hasta que en mala hora un amigo “conocedor” lo vio y a pesar de la firma "Peter Doige" le dijo que aquella obra era del famoso Doig.
Fue entonces cuando Bartlow Gallery se involucró. El galerista sabía que Doig había pasado un tiempo viviendo en Canadá cuando era adolescente en el momento en que se hizo la pintura y parecía recordar su estilo. Cuando el galerista contactó con Doig a través, de su marchante, el artista negó haber hecho la pintura, conocer a Fletcher y por supuesto haber estado en el taller penitenciario en Thunder Bay.
Entonces la galería demandó al marchante de Doig en abril de 2013, insistiendo en que el artista mentía sobre la autoría de la aquella pintura porque no quería que se supiera la verdad sobre su pasado penal. La demanda afirmaba que al negarse a autenticar la obra Doig estaba impidiendo que los demandantes la vendieran , según ellos, por más 8 millones de dólares.
Resultó que el verdadero artista autor de la obra en cuestión, si fue un recluso de la prisión de Thunder Bay de Ontario. También que el mismo individuo estudió en la Universidad de Lakehead, pero no se llamaba DOIG sino DOIGE (con E final), concretamente Peter Edward Doige y fallecido en 2012.
A pesar de esta información, el juez consideró que las pruebas no eran suficientemente firmes "para demostrar que Doig no era el autor de la pintura realizada” y fijó el inicio del juicio en 2016
El proceso ha durado casi siete años, en los cuales el artista ha tenido que demostrar que ni estuvo en aquella cárcel canadiense (ni otra). Sus abogados aportaron todo tipo de documentación basada en su nombre real, Peter Marryat Doig y aunque vivió en Canadá, la Universidad de Lakehead no tenía registros de su inscripción, la Real Policía Montada de Canadá no tenía antecedentes de él ni constancia de su condena por drogas y los documentos de la escuela secundaria del artista indicaban que todavía era estudiante en el momento de la creación de la obra.
Todo ello conllevó al pintor un coste de honorarios de abogados de 2.8 millones de dólares.
Finalmente a mediados de este mes el juez dictaminó que “La mayoría de los relatos en la ley y la vida presentan laguna. Muy pocas historias se concretan y más si se consideran hechos de hace 40 años, pero las pruebas demuestran finalmente y de manera concluyente que a pesar de las lagunas, Peter Marryat Doig no pintó en absoluto la obra en disputa. Peter Doig y su madre testificaron de manera razonable sobre el paradero, el empleo y la educación de Doig con pruebas más que suficientes.
El artista declaró: “Este caso es una estafa y encima me veo obligado a probar mi paradero de hace más de 40 años. Que los demandantes hayan intentado descaradamente negarle a otro artista (Doige) su legado por dinero es despreciable. La familia del artista fallecido, mi familia y amigos han sufrido mucho. Afortunadamente, la justicia prevaleció, pero tardó demasiado en llegar. Que un artista vivo tenga que defender la autoría de su propia obra nunca debería haber ocurrido”.
Finalmente el Tribunal de Chicago ha condenado a los demandantes a pagar 2.5 millones de dólares al artista en concepto de costas.
El representante del artista ha declarado "El señor Doig donará todo el dinero que obtenga de este asunto a una organización sin fines de lucro que brinda a las personas encarceladas oportunidades para crear arte”.