Cuando los gemólogos nos referimos a “Piedras de color” estamos hablando de Gemas, naturales o sintéticas, que no son incoloras como por ejemplo el diamante. De estas últimas, piedras sintéticas y de las gemas naturales sometidas a tratamientos versa este artículo.
Para clarificar conceptos diremos que las gemas naturales son las que obtenemos de la madre naturaleza, mientras que las gemas sintéticas son las que el hombre fabrica en un laboratorio.
Las gemas sintéticas como bien se expresa en la definición, son piedras que a través de diferentes tratamientos químicos, se sintetizan para alcanzar un aspecto igual o muy similar a la piedra natural, a simple vista.
Gemas sintéticas como rubíes, zafiros, aguamarinas, turmalinas, y un largo etc, tantas como piedras con valor gemológico existen.
En la actualidad existen diferentes métodos para la creación de piedras sintéticas, tales como el método Melt, el método Flux o el Hidrotermal. Algunos de ellos son relativamente económicos, con un proceso de producción de horas. Sin embargo, en otros casos se trata de métodos muy costosos donde el material tiene que permanecer durante meses a unas presiones y temperaturas muy constantes. Dependiendo del tipo de proceso, las inclusiones que presentan las piedras pueden llegar a ser casi idénticas a las naturales, dado que intenta reconstruir al máximo las condiciones de la naturaleza.
Hablemos de las piedras tratadas, los tratamientos en piedras naturales, son modificaciones que se realizan en las gemas naturales, para mejorar su aspecto: color, transparencia y textura, fundamentalmente. Cualquier modificación aplicada a la gema, aparte de los procesos de corte y pulido.
Otra opción son las piedras naturales que imitan a otra gema de mayor valor, por ejemplo, el topacio azul puede pasar perfectamente por una aguamarina a ojos no expertos, el cuarzo citrino por topacio imperial, y así con infinidad de piedras de color.
¿Cuándo se considera fraude? Pues muy fácil, siempre y cuando no se advierta al comprador de todo lo anteriormente expuesto.
El caso más usual es el tratamiento con aceite de cedro para el tratamiento de las esmeraldas, cuyo objetivo es el relleno de fisuras y la elevación del color. ¿Es fraudulento? La respuesta es otra vez la misma, NO, siempre que se advierta al comprador de dicho tratamiento.
Por lo tanto, mi consejo para evitar sorpresas, es pedir siempre un Certificado Gemológico (que sólo lo pueden emitir Laboratorios Gemológicos) de las piedras de color, generalmente superiores a 2 o 3 quilates.