En las últimas semanas ha vuelto a ser noticia algo que ocurrió hace 39 años. Nos estamos refiriendo a un presunto robo en el Palacio Real de Madrid. En total desaparecieron dos cuadros de Velázquez, uno de Francisco Bayeu y uno de Juan Carreño de Miranda. Estas piezas están inventariadas en el archivo Dulcinea, en el cual tiene registradas 8.000 obras de arte sustraídas en los últimos 20 años.
Era el año 1989 y del Palacio Real desaparecieron Dama desconocida y Mano del retrato del arzobispo Fernando Valdés de Diego de Velázquez; boceto para el San Carlos Borromeo de Francisco Bayeu; Busto de Dama de la época de Carlos II de Juan Carreño de Miranda. Según la información ofrecida por la Policía Nacional , los cuadros de Velázquez estaban valorados en 100 millones de pesetas, el de Bayeu en 10 millones de pesetas, y el de Carreño de Miranda en 75 millones de pesetas. Todas las piezas se encontraban entonces en la denominada zona de Museos Nuevos, situada en el principal de Palacio, en la esquina que mira al Campo del Moro y los Jardines de Sabatini.
En su momento la policía no observó violencia en los accesos a las salas donde se guardaban los cuadros y tampoco en las restantes obras custodiadas en los mismos depósitos. Se pensó en su momento que, como se lo llevaron con los marcos, con toda probabilidad estaban escondidos en algún rincón del Palacio real, sin propósito de robarlos o para pedir un rescate. Se llegó a decir que había sido un extravío intencionado o una broma de mal gusto. Desde 1989 no se ha sabido nada más de ellos. El que fuera subdirector general de Bienes Muebles del Patrimonio, Román Ledesma, afirmó que "no había una explicación para el robo pues estamos ante obras de firmas muy conocidas y están muy identificadas en libros y publicaciones, por lo que es difícil venderlos en el mercado".
¿Por qué después de 39 años vuelve a salir a la luz este tema? El tema ha salido publicado en el libro King Corp que firman José María Olmo y David Fernández. El libro recopila una serie de investigaciones sobre el presunto imperio financiero de Juan Carlos I. Por él desfilan narcos, abogados suizos, traficantes de armas, espías, directivos del IBEX. El libro recoge un hecho llevado a cabo por el jefe de la Casa del Rey sabino Fernández Campo. Los autores desvelan que Alejandra de Rojas es hija ilegítima de Juan Carlos I. La información fue rápidamente desmentida. Alejandra es hija de Eduardo de Rojas Ordóñez, conde de Montarco, y Rosario de Palacios.
Pues bien, el tema se desmintió. Y por lo que se refiere a Sabino Fernández Campo, que falleció en 2009, poco antes de morir le dijo a una persona cercana a él que había visto los cuadros de Velázquez y Carreño de Miranda en la casa de una de las amantes del rey. Uno de los autores del libro, José María Olmo, asegura que ha contactado con la amante y ella no lo ha desmentido, sin querer hacer ningún comentario sobre el tema. Tampoco ha sido desvelado el nombre de la amante. Veremos si al final no ocurre lo mismo que con el tema de la hija del conde de Montarco.
Quisiera recordarle a Olmo, que si la supuesta amante no ha desmentido la posesión del cuadro en cuestión, no se olvide que la pieza está denunciada como robada y que la mejor promoción para su libro, sería colaborar con la policía para que prosiga con la investigación iniciada en 1989 de lo que fue, un robo. Eso si, en el Palacio Real de Madrid.
Demasiadas veces, ocultar cualquier informacion relativa a un robo ha sido considrado como encubrimiento del delito.