REDACCIÓN. Según Informa THE GUARDIAN , un ingeniero informático norteamericano encontró recientemente en un armario de la famila, una serie de restos y piezas arqueológicas propiedad de su padre, recientemente fallecido.
El propietario, llamado Jay Stanley había leído recientemente varios artículos de un caso similar, de otro coleccionista llamado John Gomperts y decidió devolverlas en diciembre de 2022. El problema es que ni sabía su valor y tampoco su origen a ciencia cierta.
Stanley recordaba que cuando vivió con sus padres en Italia, su padre solía comprar en mercadillos locales este tipo de piezas y objetos. Sus padres siempre lo llevaban a los museos, inspirando su pasión por la historia y la arqueología, y ahora se da cuenta de que las antigüedades pueden provenir originalmente de excavaciones ilícitas, ya que no tenían antecedentes de coleccionismo.
Y no dudó en ponerse en contacto con Christos Tsirogannis, un arqueólogo forense y experto en redes de tráfico de antigüedades que había ayudado a Gomperts para recadar más información. Christos Tsirogannis es además jefe de investigación de tráfico ilícito de antigüedades para la Cátedra Unesco sobre Amenazas al Patrimonio Cultural en la Universidad Jónica en Corfú.
En esa primera consulta el experto determinó que las piezas eran antigüedades griegas procedentes de la península italiana (Magna Grecia) que datan del siglo VI al III a. C. Las piezas no eran particularmente valiosas, pero para el arqueólogo eso no importaba.
Como el sr. Stanley no conservaba ningún recibo de compra, Tsirogannis le recomendó que buscara asesoramiento en los museos locales de California sobre la autenticidad y el origen del resto de los objetos y entregara las antigüedades de origen italiano al consulado italiano más cercano.
La embajada italiana en Washington DC, recomendó a Stanley que enviara los artefactos a sus oficinas. Llegaron hace aproximadamente dos semanas, completando efectivamente el proceso de repatriación.
Tsirogannis declaró: "Me alegró mucho poder ayudarlos y asesorarlos (a Stanley y Gomperts)y lo mismo haré con cada individuo que desee verificar la procedencia de los objetos que posee, ayudándolos a tomar la decisión más ética en cada caso. Los señores Stanley y Gomperts son ejemplos maravillosos de personas honestas que repatriaron antigüedades sin procedencia, sin documentación, y que estaban, en el caso de Gomperts, vinculados a algunos traficantes sospechosos".