La Universidad de Alicante, ya determinó que las vibraciones provocadas por las mascletàs, incluso las de carga moderada, pueden ocasionar daños en los edificios históricos cercanos al lugar de celebración.
César Guadeño.- El pasado sábado 22 de julio a las 23h el Ayuntamiento de Valencia disparó una “minimascletà” en la plaça del Mercat, delante de la Lonja de los Mercaderes, dentro de los actos de la Gran Nit de Juliol que vienen celebrándose durante todo el mes de julio.
Con esta breve información y sin más ampliación de detalles, los lectores podrían pensar que este tipo de celebraciones son algo normal y habitual en nuestra ciudad y que no hay nada raro en el emplazamiento elegido para disparar fuegos artificiales.
Ahora bien, cuando se explica que esta “minimascletà” se realizó justo delante de la fachada y dentro del área y del entorno de protección de un monumento Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, como lo es la Lonja de las Mercaderes, y de la Real Parroquia de los Santos Juanes y de les Covetes de Sant Joan, Bien de Interés Cultural, el asunto cambia y hay que hablar de una decisión que resulta una auténtica barbaridad, una negligencia y una imprudencia muy graves por parte de los resposables del Ayuntamiento de Valencia.
Este tipo de actividades son completamente incompatibles con la declaración dePatrimonio de la Humanidad UNESCO de la Lonja y del propio entorno y áreas de protección del resto de monumentos BIC de la zona, que aparecen perfectamente detalladas en el nuevo Plan Especial de Protección (PEP) de Ciutat Vella, en vigor desde el mes de febrero de 2020.
Desconocemenos si este acto, de una duración aproximada de seis minutos y un impacto acústico, seguramente superior a los 110 decibelios, en algunos momentos, ha contado o no con algún permiso y autorización del Servicio de Patrimonio Histórico o de la Comisión de Patrimonio del Ayuntamiento de Valencia.
Cabe recordar el estudio elaborado por el Grupo de Simulación, Modernización y Ensayo de Estructuras (GRESMES) de la Universidad de Alicante, dirigido por el catedrático de Ingeniería Civil Salvador Ivorra, que ya determinó que las vibraciones provocadas por las mascletàs, incluso las de carga moderada, pueden ocasionar daños en los edificios históricos cercanos al lugar de celebración.
Además, no es la primera vez que el Ayuntamiento de Valencia autoriza este tipo de actividades, que son contrarias e incompatibles con la naturaleza patrimonial y los entornos de protección de los bienes de nuestra Ciudad.
Un primer ejemplo de este tipo de autorizaciones fue la celebración de un castillo de fuegos artificiales, realizado en diciembre de 2016, y que se disparó desde las terrazas y desde la barbacana del Portal de Serranos, Bien de Interés Cultural, provocando abrasiones y manchas de pólvora en los sillares del monumento.
Un segundo ejemplo fue el correfoc celebrado en la plaza de la Virgen de Valencia el sábado 7 de octubre 2017, en la que una de las estructuras desde la que salían los cohetes y las chispas fue colocada justo delante de la fachada de la Real Basílica de la Virgen, a escasos metros. +
Tanto el Ayuntamiento de Valencia como la Generalitat Valenciana se pasaron la patata caliente y nadie quiso asumir responsabilidades por los daños ocasionados en un BIC y el peligro y el riesgo que conlleva este tipo de comportamientos negligentes e imprudentes.
Capítulo aparte, son las Fallas celebradas en 2018 y 2019 en las que se autorizaron macro verbenas en el entorno de la plaça del Mercat, plaça del Doctor Collado y plaza Ciudad de Brujas, que ofrecieron imágenes vergonzosas, con montañas de basura en un entorno de máxima protección patrimonial y gente orinando en las Puertas de la Lonja de los Mercaderes.
Y en 2021, 2022 y 2023, se han concedido todo tipo de autorizaciones y permisos, sin comprobar ni revisar nada, para colocar paradas de comida, barras de bar, churrerías, cachivaches, etc. pegados o delante de edificios protegidos dentro del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del Ayuntamiento de Valencia. Hasta hemos visto cocinar en los arcosolios exteriores de la fachada de la iglesia de Santa Catalina Mártir (BIC).
Lo que ha sucedido ahora en la Lonja de los Mercaderes es sólo la punta del iceberg y el claro ejemplo del maltrato crónico y persistente de nuestros monumentos y áreas y entornos de protección de los mismos por parte del Ayuntamiento de Valencia. Con el agravante, en este caso, de haberlo realizado delante de la joya de la corona, Patrimonio de la Humanidad UNESCO.
Los irresponsables que lo han permitido y autorizado deberán rendir cuentas ante la Subdirección General de Gestión y Coordinación de los Bienes culturales del Ministerio de Cultura y si fuera preciso, ante los tribunales competentes.
Estos hechos, graves, negligentes y de una imprudencia máxima, no deben repetirse de nuevo en nuestra ciudad.
César Guardeño Gil
Presidente de la asociación Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural