El mundo de la falsificación de moneda tiene dos vertientes históricas a las que resulta interesante acercarse. Por una parte, la falsificación de circulante propiamente dicho, efectuado durante la vigencia de determinada moneda. Los costes de producción de esa moneda falsa compensan el esfuerzo de los falsificadores, que buscan con su puesta en circulación el disponer de dinero para uso real.
Por otra parte existe la falsificación de moneda de colección propiamente dicha, existiendo un mercado para este tipo de moneda falsificada que pretende darse por buena a incautos coleccionistas que pretenden adquirirlas por mejor precio que el que sería el real. Las falsificaciones son tan buenas que incluyen materiales como oro, aunque el valor numismático compensa el esfuerzo.
La moneda circulante falsificada y que ha entrado en uso tiene también su valor numismático. Durante la España de Franco se falsificaron muchas monedas de 50 pesetas, de la emisión de 1957, que estaba realizada en cuproníquel. Las falsificadas de época se hacían con un núcleo de otro material, por ejemplo hierro, que se revestía un recubrimiento metálico brillante o baño que se asemejaba al cuproníquel. También se efectuaron de latón recubierto de níquel.
Se pueden encontrar hoy en el mercado este tipo de “falsas de época” por un precio que oscila los 10 y 20 euros, hay muy variadas facturas, algunas impecables, otras impresentables, y en el Banco de España se custodiaban hasta hace poco cajas enteras de estas falsas de época, procedentes de los Juzgados por requisos de la década de 1960.
La fascinación por las monedas antiguas es una pasión compartida por coleccionistas, historiadores y entusiastas de la numismática. Estas pequeñas piezas de metal cuentan historias de civilizaciones pasadas, reflejando no solo el valor económico de su época, sino también su arte, cultura y avances tecnológicos. Sin embargo, el mundo de las monedas antiguas no está exento de engaños y falsificaciones, que a lo largo de la historia han desafiado la autenticidad y la integridad de estas piezas valiosas.
El Arte de la falsificación
Desde tiempos inmemoriales, la falsificación de moneda ha sido una práctica lucrativa y, en ocasiones, incluso una forma de desestabilizar economías, especialmente durante las guerras. La Alemania nazi falsificó monedas de varios países contrincantes para intentar hundir su economía, o paga pagar espías y confidentes. Lo mismo hizo la URSS durante la Guerra Fría, empleando dólares falsos para pagos diversos exteriores. Estos billetes eran tan buenos como los originales, y muchos de ellos entraron en circulación junto a los buenos impresos por la Reserva Federal.
En la antigüedad, las monedas eran forjadas principalmente por dos razones: para obtener ganancias ilegales o para debilitar la economía de un enemigo. Los falsificadores hábiles lograban reproducir monedas con una precisión sorprendente, imitando los diseños, inscripciones y aleaciones originales.
Los métodos utilizados para falsificar moneda antigua variaban según la época y el nivel de sofisticación tecnológica disponible. En las civilizaciones más antiguas, como la griega y la romana, las técnicas incluían el vertido de metales en moldes de arcilla o piedra, lo que permitía replicar el diseño de las monedas originales. Con el tiempo, los falsificadores desarrollaron métodos más avanzados, como el uso de técnicas de galvanoplastia, donde se aplicaba una capa de metal precioso sobre un núcleo de metal más barato.
La detección de falsificaciones
A lo largo de los siglos, los coleccionistas y expertos en numismática han desarrollado métodos para detectar falsificaciones de monedas antiguas. La autenticidad de una moneda se evalúa a través de una combinación de análisis visual, pruebas químicas y comparación con ejemplares genuinos.
Muchas casas de subastas, comerciantes y coleccionistas emplean hoy en día los servicios de certificación de moneda de algunas corporaciones norteamericanas, que son las más valoradas en los mercados internacionales: NGC (Numismatic Guaranty Corporation), PCGS (Professional Coin Grading Service) o ANACS (American Numismatic Association Certification Service).
Estas son algunas de las técnicas que los expertos emplean para identificar falsificaciones:
Análisis Estilístico: Los diseños, grabados y tipografías en monedas antiguas reflejan el estilo artístico de su época. Los expertos en numismática comparan estos elementos con ejemplares conocidos para detectar discrepancias.
Pruebas de Metal: Las monedas auténticas están hechas de aleaciones específicas de metales. Pruebas como la espectrometría de masas permiten determinar la composición exacta del metal y confirmar su autenticidad.
Microscopía Avanzada: El uso de microscopios electrónicos de alta resolución puede revelar diferencias en los detalles de la superficie, así como signos de manipulación moderna.
Pruebas de Desgaste: Las monedas genuinas suelen mostrar signos de desgaste coherentes con su antigüedad. Patrones de desgaste anormales pueden indicar que una moneda es una falsificación moderna.
El mercado y la educación como escudos contra la falsificación
A medida que la tecnología avanza, los falsificadores también han ido perfeccionando sus sus técnicas. El mercado de monedas antiguas, en constante crecimiento, ha sido testigo de la proliferación de falsificaciones cada vez más sofisticadas. Para contrarrestar esta amenaza, la educación y la concienciación son fundamentales. Los coleccionistas y comerciantes deben estar bien informados sobre las técnicas de autenticación y las últimas tendencias en falsificaciones.
En última instancia, la autenticidad de una moneda antigua se convierte en una cuestión crucial no solo para la integridad de las colecciones privadas, sino también para la preservación de la historia y la cultura. A medida que el mercado evoluciona, la lucha entre los falsificadores y los defensores de la autenticidad continúa, creando un desafío eterno en el mundo de las monedas antiguas.
Muestrario de réplicas infames: explorando monedas famosas falsificadas a lo largo de la historia
Hay algunas monedas de la Antigüedad y de tiempos modernos incluso que son verdaderos iconos de la Numismática, y por ello admiradas, buscadas y codiciadas.
Las monedas antiguas han sido testigos y protagonistas de la historia de la humanidad, reflejando no solo la evolución económica, sino también los momentos culturales y políticos más significativos. Sin embargo, este legado numismático ha sido víctima de una sombra siniestra: la falsificación. A lo largo de los siglos, diversas monedas famosas han sido falsificadas con maestría, creando intrigas y desafíos para coleccionistas y expertos. Aquí, exploramos algunas de las monedas falsificadas más notorias que han cautivado la imaginación del público.
El denario de Bruto es un ejemplo clásico de cómo la política y la numismática se entrelazan. Emitido por el asesino de Julio César, Marco Junio Bruto, el denario conmemoraba el asesinato del líder romano y llevaba la leyenda "EID MAR" (Idus de Marzo) junto a un gorro frigio. En la década de 20, dos falsificadores, Adolphe Veyrat y Giovanni Francesco Cavino, produjeron réplicas del denario, desatando controversia y debates sobre su autenticidad.
El tetradracma de decadracma, una moneda de gran valor de la antigua Atenas, se ha convertido en un símbolo de la excelencia artística y cultural de la época clásica. A lo largo de los años, varias falsificaciones hábiles han surgido en el mercado, engañando incluso a expertos. Estas réplicas desafían la autenticación debido a la dificultad de replicar la finura de los detalles y la pátina del tiempo.
El famoso naufragio del galeón Nuestra Señora de Atocha en 1622, cargado de tesoros de América del Sur, sigue siendo objeto de fascinación. Las monedas de oro y plata rescatadas del naufragio, conocidas como doblones de Atocha, han sido ampliamente falsificadas debido a su valor histórico y material. Las réplicas modernas, algunas de ellas hechas con intención de engañar, se han convertido en un desafío para los coleccionistas.
El dólar de 1804 es una de las monedas más famosas y codiciadas de la numismática estadounidense. Aunque se emitió en 1834 como parte de un conjunto de presentación para dignatarios extranjeros, su rareza y la historia que lo rodea lo han convertido en un objetivo de falsificadores. A lo largo de los años, han surgido numerosas réplicas y falsificaciones en una lucha constante por identificar las piezas auténticas. Esta moneda moderna ha alcanzado en algunas subastas adjudicaciones por encima de los 7 millones de dólares.
El estátera de Cirene es una moneda antigua de Grecia. Su rareza y atractivo estético lo convierten en un objetivo para los falsificadores. Aunque no se sabe mucho sobre el contexto histórico de esta moneda, su enigma ha llevado a la creación de falsificaciones ingeniosas.
En el mundo de la numismática, las monedas famosas falsificadas añaden una capa intrigante de complejidad. Mientras los coleccionistas y expertos continúan desentrañando los secretos de estas piezas, se refuerza la importancia de la investigación, la educación y la tecnología en la lucha contra los engaños históricos que han plagado la historia de las monedas antiguas.
José Luís Barceló es Perito Judicial en Numismática y Filatelia y CEO de Tasaciones Filatélicas.com