Expertos

El comercio electrónico dispara la proliferación de falsificaciones

MARC ALCOVER

El 20% de los españoles admite haber adquirido conscientemente estos artículos

Sábado 07 de octubre de 2023

El alto crecimiento de falsificaciones es un desafío significativo en una economía global impulsada por la innovación. Los grupos de crimen organizado han aumentado su influencia en estas actividades y obtienen enormes beneficios de las falsificaciones. Curiosamente, la falsificación de productos se posiciona como el segundo negocio criminal más rentable, solo superado por el tráfico de armas.

Pero más allá de las pérdidas económicas inmediatas, hay algo más en juego. Imagina por un momento que tu creatividad y tus ideas, plasmadas en patentes y propiedad intelectual, son robadas y replicadas sin tu consentimiento. Este acto no solo desmotiva la innovación, sino que obstaculiza el progreso económico que depende de ella. Esta situación evita numerosos ingresos y compromete aspectos tan vitales como la salud, seguridad y bienestar de los consumidores de productos falsificados.Para hacernos una idea, estamos hablando de un delito que abarca el 2.5% del comercio global, lo que se traduce en unos escalofriantes 461 mil millones de USD.

Para la Unión Europea, el panorama es aún más preocupante. Los productos imitados equivalen a cerca del 5% de las importaciones. En España las infracciones a los derechos de propiedad industrial, en los principales sectores afectados, suponen pérdidas anuales de 5.753 millones de euros. Además, esto conlleva la eliminación de 44.697 empleos directos al año, según datos de la EUIPO incluidos en el "Plan Nacional e Integral contra la venta de productos falsificados y para el cumplimiento de los derechos de propiedad industrial 2023/2026" del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Y, ¿qué alimenta este mercado de imitaciones? Pues, entre otros factores la eliminación de ciertas barreras comerciales en Europa, y la rapidez con que estos productos pueden ser transportados desde lugares como Asia y el auge del comercio online. Durante la pandemia de la Covid-19, España fue uno de los países de la Unión Europea que más aceleró la cuota del ecommerce, llegando hasta el 12% según Euromonitor.

España es el segundo país de la UE que más compra falsificaciones de manera intencionada

En un reciente informe de la EUIPO, España se posiciona en el segundo puesto entre los países europeos, solo superado por Bulgaria, en cuanto a la adquisición deliberada de productos falsificados. De hecho, el 20% de los ciudadanos españoles admite haber adquirido conscientemente estos artículos durante el último año, lo que supone un aumento del 15% con respecto al 2020. Es especialmente notorio entre la generación Z, donde casi la mitad de los jóvenes de 15 a 24 años admitió haber realizado estas compras el año pasado.

En lugar de recurrir a vendedores ambulantes, estos consumidores prefieren plataformas de venta en línea, redes sociales y sitios web. El auge del comercio digital ha facilitado la distribución de estos productos falsificados, tal como indica la EUIPO. Este panorama digital plantea retos para las marcas en relación con la responsabilidad de las plataformas que ofrecen productos de terceros. Cristina Mesa, socia de Garrigues, aclara que, por norma general, estas plataformas "no se hacen responsables" de lo que otros venden en ellas, siempre que no sean conscientes de la naturaleza "ilícita" del producto.

Ni tan jóvenes ni tan digitales

Mucho antes del comercio digital, ya encontramos varios casos relacionados con la venta de imitaciones en España que movió millones de euros en los años 90. Mediante sesiones de venta ilegales disfrazadas como excursiones gratuitas, los perjudicados eran los jubilados y jubiladas que realizaban viajes del Imserso a precios muy económicos, pero que podían terminar en años de pagos mensuales debido a la compra de falsificaciones.

En 1998, un equipo de televisión destapó, en un 30 minuts, mediante cámaras ocultas un negocio que era más que conocido pero que nadie se atrevía a exponer. Era el caso de los viajes del Imserso a Mallorca. Según el documento, unos 300.000 usuarios se aprovecharon de los bajos costes de estos viajes, la mitad de ellos viajarían a Mallorca. Estos viajes tenían un coste de unos 300 euros por 15 días con todos los gastos pagados, menos las excursiones. A la llegada a los distintos hoteles, los pensionistas eran recibidos con una copa de alcohol y la oferta de excursiones gratuitas que, en realidad, escondían un negocio millonario mediante la venta de falsificaciones.

En los años 90, Majorica era una marca conocida a nivel mundial por sus perlas orgánicas creadas a mano, con más de un siglo de trayectoria. Como referente de las perlas de Mallorca, distintos grupos criminales utilizaban la marca de Majorica para vender collares de perlas de cuestionable valor. Como comenta Montse Ferrer, directora de Majorica en aquel momento, los collares de perlas que ofrecían a los pensionistas eran collares de plástico con un esmalte similar al utilizado para las uñas.

Otros de los productos con mayor reclamo eran los abrigos de piel. Mediante dichas excursiones gratuitas, los organizadores orquestaron un espectáculo con pases de moda, copas de alcohol gratuitas y supuestas ofertas que, en el fondo, escondían un negocio criminal que perjudicaba la industria de la isla, puestos de trabajo y el deterioro de la innovación necesaria para el avance económico de la sociedad.

TEMAS RELACIONADOS: