Con el derrumbe se han perdido pinturas murales originales y uno de los medallones del cardenal Tenorio del siglo XVI
REDACCIÓN. El pasado martes 17, el claustro prioral del antiguo monasterio jerónimo de Santa Catalina en Talavera de la Reina (Toledo), conocido como Casa de los Canónigos, sufrió un colapso en el ala occidental del complejo, viniéndose abajo parte de la cubierta y del muro de fachada del segundo y último piso, debido a la falta de mantenimiento y años de abandono.
César Pacheco, representante del colectivo de la asociación Investigación Histórica Arrabal, lamenta profundamente lo sucedido reconociendo que «era casi inevitable» tras años de abandono y con las cubiertas en tan mal estado. Con este derrumbe, se pierden diferentes pinturas murales originales con decoración de motivos vegetales y el medallón con el escudo del Cardenal Tenorio, elementos relativos a la orden de San Jerónimo y la Fundación de Santa Catalina, además de las arcadas adosadas a la fachada.
El edificio, adosado a la iglesia de Santa Catalina, que completa el complejo, forma parte del patrimonio municipal desde su adquisición el ayuntamiento de Talavera de la Reina desde 2018 . Desde entonces, sin ningún tipo de uso, se han barajado varias opciones para darle vida, después de un obligado trabajo de mantenimiento y conservación que aún no ha llegado, más allá de labores de consolidación y urgencia ante el estado de ruina que se realizaron en 2022, con fondos de la Diputación y el Ayuntamiento, y que se centraron en el otro inmueble, ya que son dos los que componen el complejo.
Como siempre se plantearon muchas opciones que no han llegado a nada, desde convertir a los Canónigos como hospedería y como Parador Nacional de Turismo y ahora, se había planteado como la mejor opción para acoger el Museo de Talavera y sus Antiguas Tierras., pero como siempre sólo quedó en eso. Proyectos…
Desde Arrabal, esperan que este suceso «sirva al menos para que las administraciones reaccionen y establezcan medidas de salvaguarda y conservación y acometer ya un proyecto que sea viable para el Complejo de los Jerónimos», explica Pacheco, historiador y arqueólogo talaverano. Así ocurrió en los años 80 con el desplome de parte de la fachada del Teatro Victoria, recuerda, lo que sirvió para su rehabilitación y la puesta en marcha de un recurso más que fundamental en la cultura de la ciudad.
Pacheco reclama que a partir de ahora «sea una prioridad» y que consideren «urgente» su rehabilitación antes de que haya más daños que lamentar.
La decadencia del monasterio comienza en el siglo XVIII y tras varios escándalos de índole económico, que requieren la presencia de inspectores la gestión económica de la institución y que acabó cerrando en 1821 durante la oleada revolucionaria de Riego.
Se abrió de nuevo en 1823 con la reacción absolutista para cerrarse definitivamente en 1835. Con la desamortización se vendió su edificio y propiedades en lotes que se destinaron a cuartel, casa de vecindad, fábrica de sedas y cerillas, almacén de paja y hasta circo de caballos.
En 1882 volvieron los jesuitas a Talavera y se les dona el edificio para establecer en él su Escuela. En 1903 una comunidad de padres agustinos calzados se instalaron en la parte del edificio que habían ocupado anteriormente los jesuitas y establecieron allí un colegio.
Hoy sólo quedan unas indecorosas ruinas, que constituyen una plaza en medio de una barriada nueva.