Editorial

Museos etnográficos y los "muertos del armario"

EDITORIAL

En los museos de historial natural de EE.UU. han tenido la obsesión de "importar" especímenes humanos, olvidándose que sería más instructivo conservar los restos de alguna de las 578 tribus indigenas exterminadas.

Jueves 02 de noviembre de 2023

Recuerdo el día que el Museo Darder devolvió el famoso Negro de Banyoles en el 2000. Creo que entonces España fue el primer país en restituir los restos de un ser humano expuestos en un museo. Yo era amigo de los Darder y lloramos su perdida, aunque secretamente les diré, que se sacaron nunca mejor dicho, el muerto de encima.

Así eran los museos de historia natural de entonces, porque así fueron creados hace más de 150 años, en un momento de euforia científica que se emborrachaba con el poderío colonial. El hombre blanco demostraba su infinito interés por el saber, llegando a límites que hoy serían aberrantes. Pero de nuevo, pongámonos en el contexto histórico.

Teorías como el suprematismo blanco, creacionismo versus evolucionismo o la eugenesia junto a obsesiones como la egiptología hicieron posible trasladar restos humanos a los museos de los países occidentales como si de plantas se tratara. Cuanto más potente era la potencia colonial, mas huesos tenía el museo, obviamente para mayor gloria de la yaya Victoria, mon oncle Napoleón III, el primo Willy y por supuesto Leopoldo II, que llevó a tribus enteras de negritos a la Feria de Bruselas en enero para mostrarlos en cueros y tirarles cacahuetes.

Los museos de historia natural son los menos visitados por los turistas, a menos que haya un mamut, una ballena o un dinosaurio. A estos museos se lleva a los niños para que vean sádicamente esqueletos de otros niños y dioramas con seres humanos muertos inmóviles matando osos o haciendo fuego, etc. A mi siempre y desde pequeño, me dieron repelús estos museos. En el Museo de Historia Natural de Barcelona había un león tiñoso y asqueroso al que le faltaba uno de los ojos de cristal y un gorila al que le habían arrancado el pelo a mechones.

Con el tiempo y después de lo del Negro de Banyoles, que fue noticia mundial gracias a las olimpiadas de 92, muchos museos europeos empezaron a esconder sus colecciones de huesos. Aún y así, por ahí quedan todavía museos con esqueletos de niños africanos con cranéometros comparativos, fetos en frascos y otras guarrerías que sólo se pueden clasificar como Gore..

Claro que como siempre en los EEUU se llevan la palma. En el Museo Americano de Historia Natural, de Nueva York (ese del dinosaurio y la ballena colgante) Se ha descubierto recientemente que tiene ¡más de 12.000 restos humanos procedentes de todo el mundo!. Lo peor es que pretendían “escaquearlos” y es ahí donde se ha montado la mundial y ahora no saben que hacer con aquel osario.

También hay más de 400 cuerpos de norteamericanos procedentes de las escuelas de medicina y morgues regionales de la década de 1940. Muchos de ellos procedían de familias empobrecidas que no pudieron permitirse su funeral. No logro imaginar que querrían investigar con un tipo muerto de hambre o tifus de 1940 en Yonkers…

El museo se ha planteado las restituciones, pero no les salen los números ya que en vez de museo, se puede convertir en una funeraria internacional y eso no está dentro de sus presupuestos. Por supuesto la nueva dirección pretende que familiares o descendientes puedan recuperarlos y les vacíen la fosa común que tienen en el sótano.

Digo yo que con impresoras 3D a todo trapo, podrían sustituir las piezas originales para seguir comparando la diferencia entre los cráneos de un niño de Botswana con el de uno de Mongolia.

Y mira que lo tenían fácil los del museo. Simplemente con tener un ejemplar de cada una de las tribus de nativos americanos exterminada por los estadounidenses durante la conquista y colonización del norte, casi casi, lo habrían “llenado” de huesos igual y sería más apropiado y científico ya que son especimenes que hoy no quedan: Cherokee, Chickasaw, Choctaw, Creek, Seminolas, Hopi, Navajos, Apaches, Mohicanos y así hasta 574 tribus más, de las que hoy en día ni se sabe...

Yo le recomendaría al museo que por lo pronto, ponga un crematorio y si alguien reclama se le envían las cenizas contra rembolso en una vasija de artesanía Navajo-Hopi que son muy coloridas y sino, las envíen a las embajadas de los países de procedencia y que se quiten como los Darder, el muerto de encima.

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