Editorial

La Cultura hipócrita

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Domingo 18 de febrero de 2024

La Cultura hipócrita

Leo en The Art Newspaper ,uno de los medios internacionales más importantes, la creciente preocupación, porque en Italia, el gobierno de Giorgia Meloni esté designando a los directores que gestionan los principales museos del país.

Como se sabe el gobierno de Meloni es de derechas, sin paliativos, lo que nos debería ayudar a comprender la relación del mundo de la cultura y la política.

La izquierda se siente muy cómoda en el mundo de la cultura o si lo prefieren tienen el convencimiento que tiene el derecho moral sobre la cultura, decir que es y que no es apropiado, incluso de modificar, cuando no manipular directamente otra ciencia como es la historia, fundamental para entender o contextualizar la transformación y evolución cultural del ser humano. ¡Ojo y siempre refiriéndonos como ser humano al europeo o norteamericano!. El resto o no existen o son víctimas del colonialismo y otros regimenes terribles, (incluidos el chino, espero).

Esta ideologización de la cultura de debe fundamentalmente a un evento quinquenal que se desarrolla desde 1955 : El Documenta Kassel. Una exposición que planteo abiertamente la injerencia política, filosófica y social en el mundo del arte convirtiéndose en un referente mundial de las tendencias, evolución del arte, unificación del concepto arte y cultura y la asimilación de postulados vinculados a la izquierda progresista en el mundo del arte: reivindicación ideológica de las Vanguardias, colectivización, anti colonialismo, antisemitismo o el feminismo radical como contenidos artístico-culturales globales. Seguir las directrices del Documenta Kassel o no, por parte de directores de museos, instituciones y medios especializados “marca” la diferencia.

Sigo con interés las cosas de la cultura en Italia, porque si bien la izquierda se ha apoltronado en el sector desde hace décadas, (con gobiernos de derecha incluidos) con esta señora, Meloni, están ocurriendo cosas curiosas que me hacen pensar que un gobierno de derechas, por lo visto también puede preocuparse de estos asuntos. En el caso Italiano y al ser un gobierno de derechas, está primando una política proteccionista.

Si algún mentecato piensa que la administración de Cultura de cualquier gobierno “democrático” no elige a dedo, cuando no, directamente coloca a sus conmilitones de partido o ideológicos a los gestores culturales oficiales y directores de los principales museos, mejor deje de leer estas líneas y se asome a la ventana a continuar contando burritos voladores.

En 2014, el ministro de Cultura del Partido Demócrata de centro izquierda, Dario Franceschini, impulsó una nueva legislación que otorgaba a los museos estatales y sitios arqueológicos más grandes de Italia más libertad respecto del gobierno central, incluso mediante la contratación de los primeros “súper directoresextranjeros. Aquello terminó en 2017 cuando los funcionarios italianos pusieron el grito en el cielo ¡¿Qué van a venir de fuera a gestionar la cultura italiana?!,!Pero si esto es Cosa Nostra! (nunca mejor dicho en todas sus acepciones…) y más cuando se empiezan a mezclar churras con merinas y se organizan esperpentos culturales en un país que hace gala de ser la cuna del arte europeo y que además vive de ello.

De estas políticas proteccionistas del gobierno Meloni, han surgido iniciativas que en mi opinión son fundamentales como la protección y defensa del patrimonio histórico cultural modificando el código penal y endureciendo cuestiones como el vandalismo, la destrucción del patrimonio como nunca se habían planteado en Europa. Al igual que la persecución del expolio y el tráfico ilícito. Por ejemplo: La brigada de patrimonio de la policía italiana cuenta con más de 500 efectivos, respecto a los escasamente 60, que suman nuestras brigadas de la Policía Nacional y Guardia Civil, demuestra el interés que tiene el Gobierno Italiano por las cuestiones artísticas y patrimoniales respecto al español.

Lo malo de Italia son los italianos y a veces caen en el error y se les otorga un protagonismo de personajes de revistas del corazón, empezando por el polifacético Berlusconi o el reciente e histriónico Vittorio Sgarbi, corrupto hasta las trancas, pero que en mi opinión se trata de un perturbado mental, que ni siquiera tiene las entendederas para pasar el dia o no será consciente de la necesidad de tener pasaporte. Esto de que se cuele un chaladito en el gobierno, no es nada raro, como bien sabemos…

La corrupción y asuntos feos pasan desapercibidos en la izquierda, léase el caso del director del Louvre y estafador, Jean-Luc Martínez o el mangoneo contractual durante 15 años del director del Museo Reina Sofia, Manuel Borja-Villel. El expolio en el Museo Nacional de Cuba no existe y a los activistas ecologistas se les dan palmaditas en la espalda hasta el próximo EcoAtentando y en otros países cuando se le pregunta al Instituto Nacional de Patrimonio, ni responde, ni da explicaciones, atribuyéndose un carácter pseudo elitista hermético más próximo a una sociedad secreta que un servicio pagado por todos los españoles.

La derecha y la cultura ponen nerviosos a los gafapasta Kasselianos. En Argentina, Milei se ha llevado por delante el Ministerio de Cultura hasta nueva orden, aunque teniendo en cuenta que es un ultraliberal a la americana y ya se ha cansado de subvenciones, propaganda y mangoneo. En Polonia el asunto de las reclamaciones y restituciones por los expolios durante la Segunda Guerra Mundia, ya no sólo de dirgieron hacia Alemania sino que tambien contra Rusia, que la invadió y expolio al mismo tiempo y con la misma virulecia , incluso despues de la guerra, dejando claro que ser un pais hermano socialista, no era obice para ser expoliado.

Los museos nacionales son la imagen político-cultural del gobierno del país. Para bien o para mal y empleando los museos como escaparate ideológico de lo que ese gobierno quiere transmitir, por tanto es absurdo que un gobierno de derechas contrate a un gestor de izquierdas como lo contrario.

El problema está en lo estrafalario de los personajes que a veces ocupan el cargo, de un lado y del otro.

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