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SIjena y las malditas humedades...

El Ministerio de Cultura va camino a convertirse en una empresa de reformas

Lord of Glenn | Viernes 10 de octubre de 2025

Ya se adelantó hace unas semanas que el sainete de Sijena no había hecho más que comenzar.

El asunto de la reclamación de la Capilla Sixtina del Románico tiene tintes de parecerse a otra famosa reclamación que lleva en curso desde 1870 y que también ha sido suculenta y todavía puede serlo más, ya que no ha terminado. Me refiero a los Mármoles del Partenón o Elgin Marbles; El gobierno griego contra el gobierno británico o el British Museum contra el ministerio de Cultura griego, todo ello según como se mire.

Ya me temía yo que el asunto de Sijena iba mal encaminado si la cosa se pretendía solucionarse por la vía legal. Dejar en manos de un juez la decisión última, sin saber si el juez tiene o no, una cierta educación artística es delicado ya que si depende de los peritos vamos dados. Y se lo digo yo que he sido perito judicial durante más de 15 años.

Analicemos pues esas similitudes:

Los griegos son tozudos de mena, aunque nada parecido a un maño encabronado. La capacidad de movilización del maño tiene peligrosas consecuencias, sobretodo porque para salir de Cataluña por carretera, se pasa si o si por Aragón. El agrimensor mañico tiene la mala costumbre de bloquear carreteras y ya de paso volcar camiones, normalmente de frutas. En Londres una huelga de restaurantes griegos no es tan grave.

Los británicos han empleado durante décadas el argumento que una cosa era la Grecia de Pericles y Aristóteles y otra en que devinieron los helenos con los años, y que actualmente no serían capaces de conservar las piedras en condiciones. Lo mismo ha sucedido recientemente en el conflicto monegresco-catalán, en la que los catalanes han empezado a ofender argumentando la incapacidad técnica para llevar a cabo la retirada y el traslado de las pinturas”, con esto recuerdo de nuevo al primer punto: Encabronar a un maño, no conviene.

El asunto de los mármoles lo cerró políticamente en 2023 el ex Primer Ministro Sunak dejando colgado de la brocha al Primer Ministro griego Mitsotakis que fue a Londres a liarla con los dichosos capiteles. En el caso español, nuestro Ministro de Cultura se haya en un conflicto de intereses: Por un lado es independentista catalán y por otro es el ministro estatal y garante de los museos, lo que debe suponerle un trastorno en lo personal. Por otro aboga por la descentralización de museos y los de Sijena se han apuntado a una reivindicación prevista por la ley.

Donde si no hay similitudes entre el asunto griego – británico y el aragonés - catalán es, como no podía ser de otra manera, en lo grotesco. Aquí ganamos por goleada.

Por lo visto, quien tendría problemas para conservar las pinturas son los catalanes. Se acaba de descubrir recientemente que la sala de la MNAC donde están colgadas las pinturas tiene humedades, o eso es lo que explicó en rueda de prensa el pasado 18 de septiembre el director general de Cultura del Ejecutivo maño, Pedro Olloqui que afirmaba que las humedades han aparecido en la esquina de una de las arcadas que sirven de soporte a este conjunto mural y se han detectado gracias al «trabajo exhaustivo» realizado por el equipo técnico «nacional e internacional» enviado por el Gobierno aragonés al MNAC durante tres días del pasado mes de julio, que hizo un levantamiento fotográfico exhaustivo para conocer con precisión absoluta la situación química y física de las pinturas.

Nos hallamos de nuevo con el asunto de las goteras y humedades que ya ha sufrido el ministro en la Biblioteca Nacional, y si han venido observadores internacionales, mal asunto. !Siempre las malditas humedades!...

Hace años un bisnieto del arquitecto Enric Catá , que construyó el Palacio de Monjuic hoy sede la MNAC, me confesó en burguesa borrachera que el dicho “Una de cal y dos de arena”, en este caso fue “media de cal y tres de arena, que mi bisabuelo era muy listo y que por suerte en Barcelona , no sabemos lo que es un terremoto”.

¿Quién tiene razón? A pesar de que mi padre nació en Fraga y por tanto no soy sospechoso, ni me gustan las Joticas de Frontera , y pienso que una obra de arte y sobretodo delicada en extremo, no debería moverse de su sitio, no sea que lleguemos al extremo celtibérico del la maté porque era mía. Ahora bien si la obra está emplazada en un espacio con humedades, a lo mejor lo apropiado, es desplazarlas a sitio seco y frío, como los jamones de Teruel.

Aunque como la política ha repintado últimamente con mierda las placas de los museos de España superando el ridículo y surrealismo que nadie esperaba, todo es posible.

Por mi parte, sugiero que se vayan preparando reproducciones de las pinturas en altísima calidad por lo que pudiera ser, porque me temo que va a pasar lo inevitable. Teóricamente debería pagarlas el MNAC que es el responsable de que las paredes del museo tengan humedades, pero se corre el riesgo de que se aplique el principio Qui paga mana!.

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