El tribunal condena a pagar más de $186,000 en restitución y una multa de $50,000, además de una sentencia de prisión de dos meses.
REDACCIÓN. El pasado mes de julio, Pecados del Arte informaba sobre el fraude con obras de arte falso, realizado por Carter P. Reese, profesor y director de admisiones en la Escuela Hill de Pottstown (Pensilvania).
El caso apareció en los medios, no tanto por el delito, sino por la absurda coincidencia de que Reese, fue propietario de la casa de Wyomissing (Pensilvania) donde la estrella del pop Taylor Swift vivió con su familia.
El profesor Reese, entre febrero de 2019 y marzo de 2021, vendió e intentó vender, a sabiendas que eran obras de arte falsificadas de Bacon, Basquiat, Jean Cocteau, Keith Haring, Fernand Léger, Roy Lichtenstein, Joan Miró, Picasso y Warhol.
Carter Reese se declaró culpable en mayo pasado y finalmente el pasado 12 de septiembre el Tribunal de Distrito de Pensilvania, condenaba al docente a pagar más de $186,000 en restitución y una multa de $50,000, además de cumplir una sentencia de prisión de dos meses
La fiscalía había solicitado inicialmente una pena de hasta 40 años para Reese, argumentando que se justificaba una pena mayor dada la naturaleza deliberada del fraude y el efecto corrosivo de tales esquemas sobre la confianza en el mercado del arte. Sin embargo, el juez del caso optó por imponer una pena menor, basándose en la declaración de culpabilidad de Reese y su acuerdo de restitución.
La fiscalía afirmó que falseó las piezas como auténticas obras de Bacon, Basquiat, Jean Cocteau, Keith Haring, Fernand Léger, Roy Lichtenstein, Joan Miró, Picasso y Warhol. Decía a los posibles compradores que las había adquirido de otros coleccionistas o de alguien llamado "Ken James", alias de su proveedor con sede en Chicago, un hombre que había sido condenado por vender más de un millón de dólares en arte falsificado. (El proveedor falleció a finales de 2021). El plan fue investigado por el Equipo de Delitos de Arte del FBI, con agentes de sus oficinas de Filadelfia y Miami.
Reese también era un ávido coleccionista de antigüedades. Su colección de muebles, alfombras, juguetes y maquetas de trenes en 6 millones de dólares. En 2019, se declaró en bancarrota, alegando haber sido víctima de fraude cuando una casa de subastas presuntamente manipuló sus antigüedades y presentó un juguete falsificado que había comprado por 20.000 dólares.