No sería la primera vez en Estados Unidos que se vendan en el mercado piezas “no auténticas” de un museo, con el simple argumento de haber estado expuestas en un espacio museístico.
REDACCIÓN,-Está previsto que en 2023 se inauguré en San Antonio (Texas) el Museo de El Álamo, obviamente dedicado a rememorar y recordar la gesta de la plaza histórica en 1836. Con 7.400 m2, este espacio acogerá una moderna instalación educativa que se espera sea de interés para los casi 2,5 millones de turistas que visitan anualmente este emplazamiento histórico.
Como espacio museístico americano que se precie, detrás debe haber un mecenas y promotor. En este caso es el cantante Phil Collins, que por fin tiene un lugar que puede acoger parte de su voluminosa colección de objetos relacionados con El Álamo y que donó al Estado de Texas en 2014. Donación que se estima en un valor de 15,5 millones de dólares.
Ha leído bien. Phil Collins es un coleccionista ávido, fervoroso y obsesivo de reliquias relacionadas con El Álamo y que ya ha acumulado (dicen) más de 400 piezas sobre aquel hecho histórico americano. La fascinación por aquella batalla comenzó en la década de 1950, cuando Collins crecía en Londres y veía la miniserie de Disney de 1954-55 sobre David Crockett (“David Crockett: King of the Wild Frontier”) . A partir de aquí, tal vez un sicólogo infantil podría explicar mejor en que pueden derivar estas obsesiones, sobretodo si atendemos a los recuerdos infantiles del músico:
“Solía salir al jardín y jugar a la batalla del Álamo. No pude conseguir ninguna música para acompañar mis juegos , así que cantaba la 'Obertura de Guillermo Tell'. Jugaba con mis soldados de goma y plástico, y después quemaba a los soldados en una hoguera (cuidadito). Entonces no lo sabía, pero eso es lo que sucedió en la vida real: los cuerpos fueron quemados en piras funerarias”.
El resto ya se puede imaginar como explica el artista:
“He comprado gran parte de mi colección en México, compartiendo cómo los soldados mexicanos que sobrevivieron a la Batalla del Álamo se llevaron a casa el botín de guerra, desde botas hasta armas”…
Hasta aquí loable, aunque este tipo de coleccionismo visceral puede llevar a veces a situaciones en las que se mezcla un cóctel típicamente americano:
Pulsión coleccionista de lo que sea + oportunidad de negocio turístico cultural por parte de las autoridades + prestigio del donante como reclamo
Esta circunstancia ha desembocado en la creación de mucho “museito” en los Estados Unidos con mucha frecuencia, como ya explicamos recientemente en Pecados del Arte.
¿LO ANALIZAMOS?
PIEZAS AUTÉNTICAS O FALSAS
En primer lugar se pone en duda la “autenticidad “ de muchas piezas de la colección del Phil Collins ¿Cuántas? No se sabe, pero si proceden en su mayoría de México que Dios le ampare y si proceden de subastas locales norteamericanas, le pille confesado.
De hecho así lo explica el libro publicado en 2021 “Forget the Alamo: The Rise and Fall of an American Myth” (Random House) y la revista Texas Monthly, en los que un trío de historiadores planteó serias y razonables dudas sobre la autenticidad de varias piezas de la colección de Collins.
Tampoco se menciona el numero exacto de piezas propiedad o procedentes de Collins, circunstancia que puestos a disfrutar viendo cuchillos, documentos, fusiles y cacerolas, no debería importar tal vez no importe, pero sí a la hora de expertizarlas y catalogarlas.
MUSEO SERIO, RECREACIÓN HISTÓRICA O ESPACIO LÚDICO
En segundo lugar la confusión muy extendida en EE.UU entre “Recreación Histórica y Museo”. Muy meritoria y similar en su concepto didáctico y lúdico, pero nada que ver con el rigor científico de la museología, o de lo que se espera de ella. Es como si diésemos por buena la escultura arumbaya del Museo Tintín de Hergé. Si, aquella que aparece en “La Oreja Rota”, pero que no es otra cosa que una invención para documentar el álbum.
El Conservador Jefe del futuro Museo de El Álamo, Ernesto Rodríguez y como era de esperar ha declarado sobre la “calidad y originalidad de las piezas:
“Hay algunos artículos [con problemas de procedencia], pero esos objetos nos ayudarán a contar un lado diferente de la historia de El Álamo" (Al menos Rodríguez ya va avisando de lo que se encontrará el visitante y prosigue) “La colección no solo cuenta la historia de la Revolución de Texas, sino también cómo la gente colecciona y los peligros de coleccionar. Collins Es una persona maravillosa que ha sido muy generosa con el Álamo y la gente de Texas”.
“Cada objeto tiene una historia que contar y eso es lo importante de un museo: que contamos una historia con honestidad, ya sea buena o mala. Nos estamos enfocando en contar la historia honesta del viaje de un coleccionista”. Es decir, no importa si son o no originales mientras sean de Phil Collins.
Con esta última declaración el Curador Jefe estaría justificando dos cosas: Que Phil Collins no se cabree y se lleve su colección de 15 millones de dólares a casa y la otra, justificar el presupuesto solicitado para el proyecto (150 millones de dólares) y su puesto de trabajo.
LA PELIGROSA LEGITIMACIÓN MUSEÍSTICA
Queda una tercera objeción para un museo con este tipo de piezas “no originales”.
No será la primera vez que un museo norteamericano, vende parte de su colección para comprar otras o lo que sea. Esas piezas una vez en el mercado falsas o no, tienen el aval museístico y ahí empieza lío, los fraudes y las demandas.
Hay una anécdota que podría servir para saber como suelen coleccionar algunos americanos. Frank Sinatra compró una pintura que había sido de Errol Flynn. Era un bodrio con payasos firmado Degas. Advirtieron a La Voz que aquello era más falso que un duro sevillano, pero Sinatra respondió: “Sí es un Degas o no, me importa un carajo. Lo importante es su dueño era Erroll Flynn”.
Un museo es fundamentalmente (o así era) un espacio científico y de investigación a partir de las piezas originales que conservan explicando un relato o un contexto o preservandolas por su autenticidad.
Tal vez alguno piense ¿Qué más dá, sí es Museo, Recreación Histórica o Colección Friki?. Cuando lo más fácil sería llamar a la nueva atracción lúdico-educativa: “Espacio Phil Collins y el Álamo” o “Génesis de un coleccionista”. Es facilón , pero estaba en el aire…
En Estados Unidos el merchansdasing en los museos es fundamental. En este caso, se espear que sea casi un centro comercial , totalmente recomendable para todo aquel que con la misma pulsión temática que el cantante. Por pronto habrá que estar muy pendiente del sí el próximo lanzamiento de Phil Collins será un álbum country.