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"Expolio Nazi". Un término demasiado genérico que no explica su perversidad

JORGE LLOPIS

Los nazis nunca quisieron ser percibidos como saqueadores sino como estrictos cumplidores de la ley.

Lunes 23 de enero de 2023

El término Expolio, sinónimo de Saqueo, tiene una connotación de desorden y rapiña desenfrenada. La Depredación y apropiación que la Alemania nazi llevó a cabo fue planificada, metódica y hasta legalista.



Desde el principio indicar que en ningún momento este articulo pone en duda ni razona el llamado Expolio Nazi que se llevó a cabo desde 1934 a 1945 en el territorio Alemán y posteriores territorios conquistados y ocupados.

Considero que el término Expolio “simplifica” aquellos incalificables hechos, barbaridad y crimen y no permite entender a veces la complejidad que todavía 88 años después, supone el lento goteo y farragosos procesos de las restituciones a sus legítimos propietarios.

Intentando simplificar debido al espacio y sin ánimo de ofrecer una visión reduccionista, hay que entender que la Alemania de 1933 era un país tremendamente pobre por lo que el régimen nazi planificó sencillamente la manera más rápida de conseguir activos: Dejar de pagar las compensaciones de guerra del Tratado de Versalles y apropiarse de la riqueza de los ciudadanos que podían ser más vulnerables ya que eran cuantificables o identificables por su religión y por su origen: Los judíos alemanes.

El ideario del partido nazi en 1920 debería haber servido de aviso que pocos aprovecharon y otros no creyeron posible. Desde 1934 a 1939 el gobierno nazi estipuló progresivamente reformas legislativas y administrativas específicas para apropiarse legalmente de todas las propiedades y bienes de la comunidad judía alemana. Cuando en 1935 las Leyes de Nuremberg decretaron que los judíos alemanes ya no eran ciudadanos alemanes y se les privaba de cualquier derecho como tales, las regulaciones posteriores acerca de su patrimonio, “arianización” y apropiación y confiscación no deberían haber supuesto ninguna sorpresa pero si dolor, indignación e impotencia.

La confiscación, la renuncia obligada, las ventas forzadas y la devolución de piezas de interés nacional fueron los procedimientos y argumentos más habituales empleados los nazis, ya que siempre quisieron dar una imagen de legalidad a su depredación: Su Legalidad, claro está.

El procedimiento funcionó tan bien que los nazis no dudaron en aplicarlo en los territorios anexionados de Austria y Checoslovaquia (1938) y ya iniciada la guerra en los países vencidos y ocupados, Polonia (1939), Holanda, Francia y Bélgica (1940). En los tos términos de la rendición estaba aplicar las mismas leyes del vencedor y por supuesto las autoridades locales y ciudadanía participaron activamente en su ejecución. Los mismo sucedió en los países “asociados”: Hungría, Rumania y Bulgaria (1941). Eran los países que iban formando parte del III Reich y donde sus ciudadanos debían acatar las leyes del vencedor. A los ciudadanos judíos de esos países también se les aplico la misma categoría de “no ciudadanos” del Reich y por ley, sus propiedades también dejaron de serlo y pasaron a ser propiedad del estado Alemán o quien éste designase.

Por supuesto los vencedores implementaron procedimientos administrativos regularizados: Depreciación de monedas local respectos al Reichmark de hasta un 60% menos y compras de acuerdo con ello y estipulación de “precios de mercado oficiales”. Todo absolutamente Legal…

Por tanto no se imaginen, al soldado alemán entrando a saco en museos y palacios y sinagogas como hordas de hunos. La ocupación fue rápida y efectiva y la confiscación de bienes a ciudadanos estudiada y valorada previamente. Las autoridades nazis sabían perfectamente lo que buscaban y lo que se escondió precipitadamente fue convenientemente delatado o denunciado por colaboracionistas locales, que fueron más que los resistentes.

Los nazis se quedaron con lo que les interesaba y el arte llamadoDegenerado” (Entartete Kunst) no fue en absoluto destruido sino hábilmente vendido en los mercados internacionales a través de Suiza y posteriormente por marchantes colaboracionistas, proporcionando importantes beneficios para aquel régimen. Así muchísimas obras de arte fueron compradas y “se diluyeron” en colecciones norteamericanas y locales.

Muy pocas obras de arte importantes se las quedaron generales y jerarcas nazis. Eran muy estrictos en primer lugar. Por su carácter legal se hicieron inventarios exhaustivos. Segundo ¿Quién se atrevería presumir de poseer Arte Degenerado? y por último, no se hubiesen atrevido a negociar a espaldas de la ERR, Goering o Hitler que fueron los grandes acaparadores de obras de arte. Se sabe que sólo 11 jerarcas fueron coleccionistas: Goebbels, von Ribbentrop, Himmler, Baldur von Schirach, Hans Frank, Robert Ley, Speer, Bormann Seyss-Inquart y Josef Bürckel.

Cuestión aparte fue la situación de sálvese quien pueda que se empieza a dar a partir de 1944, en la que los marchantes colaboracionistas aprovechan sus relaciones internacionales (embajadas y autoridades fronterizas) e intercambiaron obras por salvoconductos, monetizaron algunas piezas o incluso las escondieron en Suiza, España, Liechtenstein y otros países neutrales.

Obviamente al terminar la guerra, las leyes nazis fueron abolidas y declaradas ilegales en su totalidad, pero asombrosamente esa “supuesta legalidad vigente” del régimen nazi en las incautaciones y venta de obras de arte han sido un argumento esgrimido para evitar vergonzosamente la restitución por parte de propietarios posteriores y sobretodo por museos e instituciones. Muchas solicitudes de recuperación se encuentran con el argumento “Fueron legalmente vendidas o compensadas económicamente”. Esconder las obras de arte durante años y crear falsas procedencias fue lo más fácil para los propietarios y vendedores, que esperaban que los propietarios y los herederos hubiesen fallecido a lo largo de los años.

Con los años se han tenido que revisar una y otra vez los acuerdos internacionales al respecto que desde 1958 hasta hoy han sido 8, pero ninguno vinculante sin olvidar que cada país tiene su propia interpretación sobre la Prescripción Adquisitiva o Usucapión. En este sentido por ejemplo en Estados Unidos se introdujo en 2016 la Ley de Recuperación Expropiada del Holocausto (Ley HEAR) que se antepone a la Usucapión, recurso muy empleado por los museos y que ha llevado a procesos administrativos interminables y que prácticamente prosperan gracias a los medios de comunicación generando auténticos “juicios paralelos” que el prestigio e imagen de museos e instituciones no pueden permitirse.

Esta forma “legalista” de expoliar fue una novedad. Nadie hasta entonces se atrevió a tanto y por supuesto nadie después. Sólo los soviéticos pudieron llevar a cabo su propio proceso regularizado de incautaciones en concepto de “Compensación de guerra” durante la Guerra Fría de la que se supo muy poco o nada hasta 1960. Su gobierno dictatorial, estructura burocratizada y poder ilimitado les hizo comprender que el sistema nazi era un modelo plenamente vigente y a imitar.

Actualmente si estamos viviendo verdaderos episodios de expolio y saqueo realizado por tropas y soldadesca, léase guerras del Golfo Pérsico, guerra del Yemen, Primaveras árabes y guerra de Ucrania donde el beneficio se encontrará en el mercado negro y la ilegalidad. Una característica fundamental y diferenciada.

Expolio suena a razzia. Lo del gobierno nazi alemán fue la legalización del robo y del crimen. Fue una cuestión de estado.

Redudirlo al término Expolio sería demasiado genérico.

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