Hace unos días estuve en la radio. Les interesaba que les explicase el mundo de la falsificación.
Agradezco muchísimo la oportunidad a la emisora, de verdad, aunque al final me fui con cierto regusto. Les explico. Para completar mi intervención como experto en estos negociados, pusieron unos recursos de una entrevista con un falsificador que se ha puesto de moda. Otro mamarracho que se ha apuntado a lo que llamo "Marketing del Falsificador".
El Marketing del Falsificador consiste en ser un pintamonas sin pena ni gloria y aprovechar que esto de la falsificación de arte es muy recurrente en los medios antes del fin de semana. Y finalmente, Intentar vender su obra como la de un falsificador confeso y arrepentido, a ver si entonces tienen mas suerte. Los únicos que le compran son los mitómanos, que imbéciles siempre tienen que haber para que el mundo funcione.
El Marketing del Falsificador no es nuevo. En España lo inició Elmyr d'Hory y tuvo libro, película y entrevistas y hasta algún galerista de Madrid le expuso, sin saber que ni siquiera esas obras eran suyas. Es posible que el patético de Hory creyera que ser famoso le evitaría ser repatriado a Francia, pero no le sirvió de nada. Acabó como Marilyn.
Ahora viene éste con mismo: Documental de director gafapasta que cree que la falsificación de arte es contracultura y una autobiografía , pero que como tiene el cerebro como un corcho por las drogas y el vinarro , se la ha escrito una periodista misericorde que conozco. Espero que la negra haya cobrado al menos por su trabajo. Es un estafador, les recuerdo.
Como todos los falsificadores de chicha y nabo explica la mentira habitual: "yo he sido el mayor falsificador del mundo y mis obras están en museos y las mejores colecciones". Me molestó que no me preguntasen mi opinión. Así que aprovecho y aclaro que este payaso, ni vendió a grandes coleccionistas, ni su obra está en los grandes museos. Y sino, que diga cuales. Así de simple.
Me dicen que lo que buscaba el FBI cuando le detuvieron. En realidad era su vinculación con la chusma de la drogas.
Nuestro falsificador de moda presume haber estafado con obra de pintores contemporáneos, ¡No me jodas!, no se lo cree ni ciego de vino de garrafa. Estos mindundis suelen esgrimir el argumento de la "pieza inédita" y siempre recurren a intermediarios (dealers), y si y sólo sí el dealer ha tenido una carrera exitosa vendiendo burras en ferias, coches de cuarta mano y , "roles" de oro y bragas a un leuro , es probable que coloque alguno de sus truños para decorar salas de espera de dentistas.
Falsificar artistas contemporáneos tiene sus riesgos. Dos narcos colombianos presumían del mismo Dalí sin saberlo y la cosa terminó mal. El más bestia de los dos se cansó que el agente de la CIA se riese de él y decidió meter en la misma bolsa de plástico al vendedor y a los dos falsificadores de documentos y obra. Una carnicería.
En mi opinión hay rangos en la falsificación de arte: Cromos, Copias y Creación y que prefiero emplear en vez de las muy académicas definiciones de Copias, versiones y falsificaciones.
Los Cromos y las Copias tienen un público. La Creación, otro.
Siento cierto respeto por algún falsificador, lo reconozco. Quizás como experto en arte tengo cierto criterio para distinguir y hasta reconocer la Creación de una burda estafa ¿No es lo mismo?- se preguntarán. ¡Hombre, pero es que yo creo en la excelencia de las cosas!. No es lo mismo una Creación, hecha con delicadeza de estilo y exquisitez técnica, que una guarrería (Cromo) hecha para un patán, que es a lo que se dedicaba el falsificador de moda.
No es lo mismo reconocer con deportividad el error de emplear blanco de titanio porque se acabo el blanco de zinc, que volverse loco intentado vender Warhols falsos en Barcelona. Comparar a este infeliz con uno de los grandes, ofende.
La gran falsificación en España terminó con Internet y desde que de la Dación en Pago a Hacienda con arte se emplea cada vez menos, por razones obvias.
¡Ahí si que hubieron falsificaciones!. Les colocaban al Estado una Copia y se quedaban con el original. ¿Y luego qué?. Luego, llegó Internet.Otra cosa, es que el Estado tuviera las tragaderas para no reconocer que le habían timado. Y les aseguro que ha sido muchas veces.
He visitado la web del falsificador de moda y se dedica a la ilustración trasnochada, como sus cuentos del abuelo cebolleta. Vende Pop Art y Neoplasticísmo imitando carátulas de discos de los Beatles, cómo vendían las agencias de publicidad de la calle Tusset de los 80.
Así, el falsificador de moda ha conseguido finalmente sus minutos de gloria. Tal vez nos haga gracia tener en España a uno de éstos, por aquello de lo exótico o incluso que por patriotismo melancólico añoremos a ese pícaro del timo de la estampita que hacía su faena en paradas de autobús, fiestas de "fumbolistas" y putas y exposiciones municipales y salas de bingo.
Pero hasta para eso hace falta arte y no Pop Art de barriada.