Pedro García- Ramos Ortega, Crítico
Hay escasa bibliografía de calidad sobre los delitos del arte en España, y más allá de churriguerescas biografías muy al gusto de aficionadas al "Sálvame" y segundas rebajas, sobre falsificadores actuales que compiten por el dudoso honor de ser el Mayor Falsificador del Mundo, hay poco publicado, es decir nada, sobre las investigaciones policiales reales sobre estas cuestiones.
“EL FALSIFICADOR DE FRANCO “ La historia del pintor que engañó al mundo” de Juan Carlos Arias (ed. Samarcanda, 2023) rompe con esta tradición de satisfacer a marujas y magazines y se convierte en una obra imprescindible, para comprender las implicaciones que ha tenido en España la falsificación, estafa y trafico de obras de arte en los años más oscuros de nuestra historia reciente.
El autor, el detective Juan Carlos Arias de la mano su padre, D. José Arias Galán, comisario del Cuerpo Superior de Policía y jefe del Gabinete Regional de Investigación, origen de la actual Policía Científica, nos adentra en una operación policial en los años 60, la Operación Sevilla, que si bien en un principio se inició con lo que parecería una denuncia pueril, desencadenó un serio problema político y social por su trascendencia, quedando oculto, archivado y olvidado.
La Operación Sevilla, probablemente sea la primera investigación hasta ahora publicada en España, sobre una importante trama de falsificación, estafa y tráfico de arte de alcance internacional. El autor rinde un homenaje honrado a su padre, el comisario Arias Galán adentrándonos en las vicisitudes y riesgos que este policia, amante del arte y perseverante, encontró y tuvo que superar entonces, por cumplir simplemente con su deber.
Más allá del hecho de cómo Doña Carmen Polo, la esposa del general Franco, fue engañada como justo castigo a su codicia, al apropiartse un cuadro falso de Velázquez, Juan Carlos Arias, desentraña como actuó esta trama y que por su alcance quedó en el olvido ante el temor por parte de los responsables policiales por no ofender a Su Excelencia, más preocupados por la subversión y hallar enemigos desafectos del Régimen, que no en pecadillos de rufianes y maricas…
El copista y falsificador Eduardo Olaya, el anticuario Andrés Moro o el marchante Stanley Moss son protagonistas necesarios del relato, para entender la operativa y el alcance de una estafa de falsificación de arte que infectó inconfesables colecciones privadas y museos internacionales de primer orden.
Como decía al principio, “EL FALSIFICADOR DE FRANCO “ es obra más que recomendable y necesaria, para que el aficionado y el profesional, asuma porqué colecciones privadas de arte procedentes de España desde finales del siglo XX han sufrido desde entonces, el desprestigio y desconfianza del mercado internacional y del que todavía somos herederos.
¿El falsificador Eduardo Olaya ha sido el único? En mi opinión, sospecho que el detective Juan Carlos Arias, puede tener en el cajón mucha más información de operaciones porsteriores y que desde luego serán muy recibidas.