REDACCIÓN, según informa BBC, El cuadro Mujer planchando de Pablo Picasso , permanecerá en la Fundación Guggenheim de Nueva York después de que la Corte Suprema de Manhattan ha desestimado la demanda de restitución presentada en 2023 por los herederos del coleccionista judío alemán Karl Adler.
La demanda se basaba en la supuesta Venta Coaccionada de la obra en 1938 por parte de Adler para poder huir de la Alemania Nazi por lo que la vendió en un precio equivalente al 10% (1.552 $) de su precio tasado entonces (14.000 $). Actualmente la pintura tendría una cotización entre los 150 y 200 millones de dólares.
Esta decisión judicial se basa en que por lo visto los jueces norteamericanos no tienen claro que significa “Venta Coaccionada”. El tribunal no estableció una “coacción procesable”. No obstante la sentencia tiene su lógica.
Asi lo afirmaba Leila Amineddoleh, abogada de arte y patrimonio cultural de Nueva York,” los jueces son reacios a anular ventas” que supuestamente se realizaron bajo coacción. Parece que los tribunales están descartando esta cuestión y deciden [los casos] por otros motivos",
El juez de este caso, Andrew Borrok, ha resulto de acuerdo con ese principio exactamente eso. Su decisión se basa en el hecho de que los demandantes sabían desde hacía años que el Guggenheim tenía el cuadro.
El comprador de la obra en 1938 Jason Thannhauser, falleció en 1976, donó la obra de arte a la Fundación Guggenheim en su testamento. En 1974, y antes de adquirir la pintura, el Guggenheim se puso en contacto con los Adler y les hizo preguntas específicas sobre la procedencia de la pintura, a lo que los Adler nunca indicaron de ninguna manera que la venta estuviera manchada por coacción, como afirmaron los demandantes alegan ahora.”
Además, el juez Borrok afirmó que los demandantes no demostraron ninguna coacción o malicia específica sufrida por la familia Adler que hubiera motivado la venta. La demanda, escribió el juez, supone que las ventas realizadas “durante la era nazi son per se nulas o anulables porque esas ventas ocurrieron en un mercado coercitivo creado por los nazis”, pero no muestra ninguna coerción específica asociada a esta venta en particular.
“No se amenazó con nada de lo que sucedería específicamente si Adler se negaba a vender la pintura a J. Thannhauser cuando lo hizo o al precio que lo hizo, ya sea por los nazis o por cualquiera que colaborara con los nazis”, escribió el juez Borrok.