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Los museos americanos, el incipiente antisemitismo y una ley demócrata ¿Devolverán las obras del expolio nazi?

Lord of Glenn | Domingo 22 de junio de 2025

Hay dos fenómenos que a los museos americanos les provoca pánico en relación a la integridad de sus colecciones: Tener que desprenderse de sus codiciados fondos y la presión de la Opinión Pública. Y no necesariamente en este orden.

Como ya se ha comentado en otras ocasiones, los museos americanos vivieron su momento de crecimiento a partir de las primeras décadas del siglo pasado en una obsesiva competitividad contra los grandes museos europeos a medida que el país se va posicionando como potencia económica mundial.

El modelo político federal y el carácter privado de los museos y la las beneficiosas condiciones fiscales facilitaron que patronos y coleccionistas aportasen a las colecciones obras procedentes de todo el mundo, en un momento en que conceptos como procedencia y debida diligencia eran términos desconocidos.

Desde hace quince años estas cuestiones de Procedencia y Debida Diligencia son precisamente que están consolidando otro concepto: La honorabilidad de las instituciones.

Se desconoce el volumen total, pero nadie duda que una gran mayoría de las piezas culturales y artísticas depositadas y diseminadas por los casi 37.000 museos americanos pueden proceder, ya no sólo de lo que hoy se consideraría Tráfico Ilícito, sino directamente del Expolio.

Así, en los últimos ocho años, las autoridades han llevado a cabo importantes campañas de restitución de importantes objetos arqueológicos detectados por expertos e instituciones extranjeras denunciando directamente este tipo de procedencia ilegal.

A los museos americanos, no les hace puñetera gracia que les afeen su conducta y sobretodo que salpique cuando no, se acuse directamente de conductas ilegales (cuando no directamente promotores del delito) a quienes son sus principales valedores: Los patronos.

La Opinión Pública americana llega a rozar a veces con la histeria, pero es innegable su capacidad repersuasión y hasta movilización; léase el hundimiento del Maine (1898), la guerra de Irak para encontrar los arsenales de Sadam (2011) o el movimiento Woke (2013- 2025). Con esta premisa, no es tontería plantearse seriamente la pregunta que titula este articulo.

En USA se está viviendo un incipiente antisemistismo desconocido hasta ahora, protestando contra las operaciones israelíes en la franja de Gaza. De momento afortunadamente se han producido únicamente dos graves atentado contra israelíes (Washington) y en Denver contra judíos norteamericanos directamente.

Volviendo a los patronos de los museos más importantes hay que recordar que también son de origen judío y si nos centramos el foco en la polémica sobre restituciones de arte, se calcula que los museos americanos podrían acoger hasta 100.000 obras de arte procedentes del expolio nazi que empezaron a llegar a los Estados Unidos en 1941 a bordo del USS EXCALIBUR (500 obras) antes de que declarase la guerra a Alemania como afirman Miguel Martorell y Héctor Feliciano.

Recientemente la prestigiosa e influyente revista The Hill volvía a incidir en que parece que está surgiendo una corriente de pensamiento sociocultural y político, minimizando el Holocausto nazi.

No obstante, hay una cuestión relacionada directamente con el arte museístico y su procedencia y son las obras de arte procedentes del Expolio Nazi que llegaron a Estados Unidos que están siendo reclamadas desde hace décadas por los herederos de los propietarios originales, despojados de ellas por la fuerza de la “legalidad vigente” de un régimen derrotado en guerra y aniquilado políticamente.

También durante décadas los museos americanos argumentan que esas obras (recuerden, se calculan 100.000) fueron adquiridas legalmente y al no haber reclamación ninguna entonces se aplico un procedimiento similar a nuestra Prescripción Adquisitiva. Incluso apuntan con un cinismo pasmoso “tras haberlas conservado durante algunos años antes de que el verdadero propietario descubriera su paradero, ya que a menudo las obras habían permanecido ocultas a la vista del público”.

The Hill no ha dudado en acusar de un antisemitismo creciente en la postura de alguna de las instituciones que están siendo centro de atención por las demandas de restitución. Puede parecer un planteamiento simplista, pero de nuevo es importante insistir en lo sensible que son las instituciones americanas en la presión de la Opinión Pública y por extensión, como pueden plegarse o aprovecharse de las líneas de opinión públicas. Algo así como el españolísimo Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Una formula de cambiar de tema abruptamente, como si se aprovechara la circunstancia para mencionar algo completamente diferente. Similar a decir "y hablando de otra cosa" o "aprovechando que estamos aquí”.

Esta actitud podría parecer simplemente una barbaridad, hasta contra producente en un país como Estados Unidos donde el poder del Lobby judío es innegable y es omnipresente, no obstante como se indicaba anteriormente , no hay que olvidar que a pesar de que la gran mayoría de los patronatos de museos son de origen judío, son fundamentalmente norteamericanos y por otro lado, no hay que olvidar las cuestiones coyunturales políticas.

Emplear por parte de los museos e instituciones excusas y argumentos como que estas instituciones alegan que los propietarios vendieron las obras "voluntariamente", a un precio de mercado "justo", a pesar de que estas familias huían de la persecución nazi y buscaban desesperadamente fondos para escapar de Europa es de un cinismo posibilista preocupante.

O que incluso puedan argumentar que estas familias esperaron demasiado para presentar la demanda, a pesar de que pasaron muchos años antes de que los propietarios o herederos descubrieran que las obras de arte de su familia habían sobrevivido a la guerra, es simplemente grotesco. Una burla.

En 2016, el Congreso aprobó por unanimidad la Ley de Recuperación de Arte Expropiado del Holocausto (HEAR) para permitir que los sobrevivientes del Holocausto y sus herederos accedan a los tribunales estadounidenses y sus reclamos se decidan sobre la base de los verdaderos hechos y méritos. Aunque hecha la ley , hecha la trampa: Está ley tiene una cláusula de caducidad que expira el 1 de enero de 2027.

The Hill como revista especializada política, políticas públicas, negocios y relaciones internacionales, considera que esta cláusula de caducidad es contraproducente y debe derogarse. Los museos y otras entidades que saben que solo necesitan esperar a que se agote el plazo no tienen ningún incentivo para identificar y devolver las pinturas robadas.

La revista continua: El silencio y la neutralidad son inaceptables. Al no actuar, los museos se convierten en cómplices de la injusticia continua. Es hora de que los líderes de los museos se pongan del lado correcto de la historia y aboguen por leyes claras y aplicables que apoyen la restitución. A medida que disminuye el número de sobrevivientes vivos y aumenta la negación del Holocausto, es decir y en una simplicidad insultante: “Los judíos buenos, las víctimas del Holocausto, forman parte del pasado”.

Tal vez y sólo digo tal vez, se debería reflexionar sobre una cuestión mencionada anteriormente: La política.

La Ley Hear se aprobó en 2016 bajo el mandato de Obama y en plena efervescencia del movimiento WOKE y es de temer, que cualquier nueva iniciativa por mantener la vigencia de esta norma demócrata podría irse al traste por ser simplemente eso: Una ley de Barak Obama.

El movimiento WOKE por su parte, fomentó una corriente internacional de descolonización museística que ha provocado la devolución de cientos de piezas. Alguno ha considerado esta restitución un auténtico desfonde de las colecciones museísticas norteamericanas, contrario al principio imperante del Make America Great Again ( museos incluidos).

¿La ampliación de la Ley Hear es la única solución en Estados Unidos, para poder continuar con este proceso de devolución de obras de arte expoliadas?. Desde una perspectiva ética y de justicia, sin duda. ¿Desde la perspectiva museística propia y la política? Juzgue usted mismo.

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