A pesar de lo evidente, los helvéticos siguen teniendo problemas con lo ético de sus colecciones de arte público, empleando argumentos para retrasar lo inevitable: Reconocer sí las obras de arte de sus colecciones proceden o no, del expolio nazi.
REDACCIÓN. Según informa Swissinfo, el Kuntsmuseum Berna (Museo de Bellas Artes de Berna) ha organizado nueva exposición sobre la Colección Gurlitt para desentrañar sí la colección es, o no es arte procedente del expolio nazi, cuestión que todavía no les queda claro a los suizos, por lo visto.
En esta exposición se centrará más en la procedencia de las obras. Otra cuestiones que se plantearán en esta nueva exposición serán aspectos sobre la procedencia racial de Hildebard Gurlitt. La exposición indica que tenía una abuela judía y los nazis lo consideraban un "Mischling " (un término peyorativo utilizado en la Alemania nazi para designar a personas de ascendencia mixta aria y no aria).
¿Se pretende con ello una victimización del marchante? ¿Se están buscando argumentos para aceptar moralmente la Colección Gurlitt? ¿Tal vez el comercio de obras expoliadas a judíos o su compra, es menos reprobable si las vendió o las compró otro judío?.
La controvertida colección está en el centro de los debates museísticos suizos sobre cómo lidiar con el arte saqueado por los nazis.
El coleccionista de arte Cornelius Gurlitt legó su herencia al Kunstmuseum Bern en 2014. La colección procedía de su padre Hildebrand Gurlitt, un marchante de arte colaborador del régimen nazi desde 1938 hasta 1945.
El museo de Berna ha pasado años desentrañando la tensa historia de esta colección, enfrentándose a discusiones legales, políticas y morales en todo momento.
En 2016 llegaron a Berna 1.600 obras de la colección Gurlitt causando un gran revuelo en el mundo del arte por su procedencia y sólo unas pocas docenas de piezas fueron devueltas a sus legítimos propietarios.
En 2017 el Kunstmuseum Bern se comprometió a clarificar el legado de Gurlitt, fundando el primer departamento de investigación de procedencias en Suiza. Este departamento estableció nuevos estándares mediante un gráfico sistema de colores tipo semaforo: Verde para las obras libres de sospechas, es decir NO saqueadas, ni robadas, y rojo para las piezas que eran arte saqueado por los nazis, y que fueron rechazadas y destinadas a su devolución.
El gran problema para la pinacoteca, es que actualmente, la gran mayoría de las obras pertenecen a la categoría ámbar-verde, lo que significa que la información de procedencia está incompleta o ámbar-roja (una porción más pequeña). Estos últimos casos, indicarían que hay indicios que la procedencia sería "problemática" y por tanto, deberá valorarse su probable restitución.
Como se sabe que Hildebrand Gurlitt manipuló las obras para ocultar su origen y también se perdió mucha información irremediablemente en el tumulto de la Segunda Guerra Mundial, incluida la documentación y los testigos, todavía quedan demasiados interrogantes al respecto.
La “conexión helvética” siempre estuvo ahí aunque muchas de sus instituciones no quieran reconocerlo. Suiza siempre ha sido un centro del comercio internacional de arte y durante la Segunda Guerra mundial especialmente activo y Gurlitt a menudo vendía sus obras a través de intermediarios suizos.
¿Cuál será la siguiente para retrasar lo inevitable y afrontar abiertamente que los museos helvéticos albergan infinidad de obras de arte procedentes del expolio nazi?