Los fraudes digitales se silencian para omitir las importantes cantidades de dinero que se generan, evitar las regulaciones y no querer reconocer la vulnerabilidad de este mercado.
REDACCIÓN. Las estafas, falsificaciones y robos en el mundo del arte no son una novedad. Son los delitos más comunes que se llevan a cabo el mercado del arte desde el siglo XVII. El estafador, el falsificador y el ladrón de arte siempre ha contado con una “ventaja” a la hora de cometer estos crímenes: El silencio del propietario. Es decir, la falta de denuncia ante las autoridades por parte del afectado sobre el daño que ha sufrido.
Nos referimos a aquellos bienes en los que no se puede justificar su compra. Tradicionalmente un porcentaje muy alto de las compras de arte, antigüedades y objetos valiosos se ha realizado con dinero B, en “negro” lo que puede constituir ante las autoridades un delito clasificado “blanqueo de capitales”. De esta manera el propietario se convierte también en un estafador. En un defraudador fiscal. El criminal lo sabe y esa es su “ventaja”.
No hay tantas diferencias entre el mundo real y el metaverso. En ambos se cometen delitos. Cuando hablamos de criptomonedas debemos entender que en su mismo principio, se busca escasa regulación, prolongar la alegalidad y volatilidad fiscal. Con matices, un caso similar al del blanqueo de capitales. Y como decimos, el estafador lo sabe.
Los delitos que se cometen en el mundo del arte digital son de la misma tipología que en los del arte “analógico”: Fraude, falsificación o estafa. Así lo indica el diario 20minutos. Por ejemplo, el 80% de los NFT del sitio OpenSea, son plagios, "spam" o directamente falsos.
La revista BYTE.ES define los tipos de crímenes más habituales en este nuevo mercado del arte digital.
Donde los estafadores pueden crear mercados falsos (similares los auténticos) con direcciones web similares para engañar a los usuarios. Los componentes visibles de la NFT (información de imagen y texto) se pueden copiar fácilmente para que se vean muy similares a los auténticos.
Se trata de un procedimiento en el que un activo se anuncia agresivamente en las redes sociales, lo que conduce a un aumento en el precio de un activo. Tan pronto como los estafadores reciben el dinero de los inversores, dejan de respaldar el activo, lo que provoca una caída en su valor y pérdidas para los inversores.
Una nueva variación de este tema es que los desarrolladores de NFT agregan un código que no permite la venta y los compradores se quedan con un activo que no se puede vender.
Este procedimiento implica la compra intencional de NFT para aumentar ficticiamente la demanda. Los compradores desprevenidos creen que los NFT tienen valor, se unen a la subasta y comienzan a ofertar y de esta forma agrandar su valor.
Una vez que el precio de un activo sube lo suficiente, los estafadores venden los NFT para obtener ganancias y los compradores obtienen los activos sin valor.
Antes de comprar NFT, se debe registrar una billetera criptográfica (cuenta de criptomonedas) . Las estafas de phishing de NFT generalmente usan anuncios falsos, como los de Discord, los mensajeros de Telegram y los foros públicos, que solicitan claves de billetera privada y una frase de seguridad de 12 palabras. Puede que los estafadores se hagan pasar por el soporte de la billetera MetaMask y enviar correos electrónicos falsos advirtiendo que la billetera será bloqueada debido a problemas de seguridad. Estos correos electrónicos le piden que haga “clic” en un enlace para verificar su cuenta.
Esta estafa está diseñada para obtener datos personales y robar fondos de una billetera digital.
Similar al phishing, los estafadores simulan ser empleados técnicos o de atención al cliente contactan a los usuarios desprevenidos en Telegram o Discord con el pretexto de ayudar a resolver problemas, los estafadores envían enlaces a sitios falsos, pero muy similares a los reales, para obtener datos personales y acceder a billeteras de criptomonedas. Además, pueden solicitar una captura de pantalla para ayudar a resolver el problema.
El estafador también podría redirigir a un sitio web que se ve casi idéntico al original y convencer de ingresar información personal.
Ocurren cuando una persona o un grupo de personas lanza una colección preliminar de NFT para iniciar un proyecto grande que el equipo supuestamente planea desarrollar con el tiempo con un componente de videojuego, una mercancía o un evento.
El Rug Pull tiene lugar cuando estas personas se desaparecen con los millones de dólares recaudados antes de que pueda llevarse a cabo cualquiera de las acciones prometidas. En muchos casos, esto sucede rápidamente.
También ha habido casos de Rug Pull lentos en los que el proyecto se abandona gradualmente, con falta de actualizaciones y nuevos desarrollos.
Acuñar un archivo digital como NFT no lo convierte en una nueva pieza de propiedad intelectual ni da la propiedad sobre el archivo. Esto simplemente convierte un archivo digital en algo que se almacenar en la blockchain.
Los estafadores pueden robar fácilmente el trabajo de un creador digital y abrir una cuenta en un mercado de NFT en el que publican la pieza falsificada para subasta.
Como se ve el objetivo es el mismo, tanto en el mundo virtual como el real: La estafa. No obstante al ser un entorno más directo y privado, raramente estos delitos trascienden al público general y potenciales usuarios. Esconderlo o privatizarlo no soluciona el problema. Los fraudes ya se están sucediendo con frecuencia y con importes millonarios que superan los 100 millones de euros en algunos casos.
Estas estafas se silencian por varios motivos, entre ellos no hablar de las cantidades de dinero que estas operaciones generan y por supuesto de la inseguridad que el mundo digital todavía supone para neófitos o públicos inexpertos.
El Blog BINANCE ofrece estos consejos: