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Los herederos de Karl Adler exigen al Museo Guggenheim la devolución de “La Repasseuse” de Picasso por “Venta Forzosa”

(Foto: © Guggenheim Museum NY).

¿RECLAMACIÓN JUSTIFICADA?

Thomas Bennigson, el demandante, es un “habitual” en las reclamaciones del expolio nazi

Martes 24 de enero de 2023

La Fundación Guggenheim alega: “La pintura no fue robada o incautada por las autoridades nazis, sino que fue vendida por un empresario judío a otro empresario judío”.



REDACCIÓN. Los expedientes de reclamación y devolución de obra expoliada por los nazis (es sus diversas modalidades de saqueo y apropiación) continua en Estados Unidos y concretamente en Nueva York desde la aplicación de la Ley de Recuperación de Arte Expropiado del Holocausto de 2016.

En este caso se trata de una obra de Pablo Picasso “La Repasseuse” de 1904 y que forma parte de la colección permanente del Museo Guggenheim de Nueva York desde 1976.

La demanda se ha presentado en el Tribunal Supremo de Manhattan, es colectiva y la capitaliza Thomas Bennigson y ocho ciudadanos argentinos y americanos también descendientes de Adler, que exigen la devolución de la obra de arte o bien una indemnización de entre 100 a 200 millones de dólares en daños (no se especifican cuales ni concepto).

El cuadro en cuestión fue originalmente propiedad de Karl Alder (el mayor fabricante de cuero de Europa) desde 1916 se vendió en 1938 a Jason Thannhauser hijo del coleccionista y marchante judío Heinrich Thannhauser por 6.887 francos suizos o 1.552 dólares (32,000 dólares en la actualidad). La primavera siguiente Thannhauser prestó la pintura al Museo Stedelijk de Ámsterdam,que ya la aseguró por 20.000 dólares. En el verano de 1939 se exhibió en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. La pintura permaneció en la colección personal de Thannhauser y tras su muerte en 1976 fue donada al Guggenheim.

Gracias a esta venta los Alder pudieron pagar el impuesto solicitado por los nazis para emigrar a Argentina.

La demanda define la obra como procedente de “Venta Forzada” y su precio como muy por debajo del valor de mercado de entonces y argumenta que: “Thannhauser que fue uno de los principales comerciantes de arte de Picasso debió haber sabido que compraba la pintura a un precio de saldo. En el momento de la venta, Thannhauser estaba comprando obras de Picasso a otros judíos alemanes que huían de Alemania y se beneficiaban de su desgracia. Thannhauser era muy consciente de la difícil situación de Adler y su familia y que de no haber sido por la persecución nazi, Adler nunca habría vendido la pintura a ese precio”.

En un comunicado, un portavoz de Guggenheim dice que la fundación “ha llevado a cabo una investigación amplia y una investigación detallada en respuesta a esta reclamación y creemos que no tiene justificación”. El portavoz continua: “la pintura no fue robada o incautada por las autoridades nazis, sino que fue vendida por un empresario judío a otro y que al igual que la pintura estaban fuera de la Alemania nazi".

La Fundación Guggenheim también afirma que en su investigación de procedencia se contactó con Eric Adler (hijo de Karl Adler) quien confirmó las fechas de propiedad del cuadro por su padre y no planteó ninguna objeción sobre la pintura o su venta a Jason Thannhauser ni la consideraron como injusta o abusiva o de mala fe.

Esta no es la primera vez que Thomas Bennigson reclama la devolución o compensación por una pintura de Picasso que fue de sus familiares. En 2005 presentó una demanda contra la coleccionista Marilynn Alsdorf por la pintura Femme en Blanc(1922). En la demanda Bennigson afirmó que la pintura había pertenecido a su abuela, Carlota Landsberg (de soltera Adler) quien la había enviado a un marchante en París en 1933 cuando huía de Berlín pero que finalmente fue incautada por los nazis en 1940. Finalmente Marilynn Alsdorf pagó 6,5 millones de dólares para conservar el título de propiedad de la pintura.

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