El pasado 16 de septiembre se comunicaba, o más bien filtraba, a los medios egipcios el robo de un brazalete de oro de la dinastía XXI en el Museo Egipcio de Tahrir en el Cairo. Algunos medios especializados internacionales comunicamos el robo al día siguiente, el 17 de septiembre.
No obstante la BBC, informaba el pasado 18 que las autoridades egipcias ya habían detenido a cuatro personas y que el brazalete desgraciadamente ya había sido fundido por los peristas a quienes los ladrones habían entregado la joya.
¿La ladrona? Una restauradora del propio museo que estaba embalando el ajuar con otras piezas para un exposición que debe celebrarse en Italia en octubre de este año. Ésta contactó con un comerciante conocido, propietario de una platería en el barrio de Sayeda Zeinab de El Cairo, quien lo vendió al dueño de un taller de oro en la misma zona por 180.000 libras egipcias, (unos 3.170 euros) y el comerciante a su vez, a un fundidor de oro por 194.000 libras egipcias (unos 3.400 euros), quien lo fundió con otras joyas, según informa EL MUNDO.
Las autoridades egipcias , ahora reconocen que el brazalete fue robado el 13 de septiembre. Otro dato es que la imagen del brazalete difundida en los medios ha sido errónea. Esta circunstancia podría deberse a la inmediatez de los medios por sacar la noticia y que hubiesen reproducido cualquier otra joya similar (“un brazalete de oro con una cuenta de lapislázuli”). En este sentido hay que indicar que el museo y el Ministerio de Turismo y Antigüedades, sí enviaron la imagen correcta a las autoridades arqueológicas, aduaneras fronterizas y no se sabe a cuantos más , pero no así a los medios. ¿Resultado? La pieza robada auténtica no se hizo “publica” lo que seguramente permitió que se pudiera mover con más tranquilidad entre peristas.
Por otro lado la actuación policial egipcia ha sido cuanto menos prodigiosa: En solo cinco días descubren a la ladrona y a los otros cómplices que trabajan en el submundo del mercado negro del Cairo que es un ejemplo de la eficiencia del robo de antigüedades. Sólo cabría preguntarse si el fundidor o el perista tienen algún agente infiltrado entre sus trabajadores, pero esta posibilidad aparte de fantasiosa sería totalmente increíble, ya que menudo desastre de infiltrado que no detiene la fundición del objeto del que seguramente, ya estaría informado como el resto de autoridades.
Hoy el brazalete del faraón Amenemope no es más que un pedazo de oro y que por precio obtenido no debe pesar más de una onza (33grs.) aunque su valor patrimonial es incalculable. Es posible que su valor en el mercado negro de las antigüedades superase los 15.000 euros. Quien lo sabe. Esta claro que una pieza catalogada sólo puede tener un destino, y es el coleccionismo prohibido y esto es cada vez menos rentable.
Intentar comprender un procedimiento oficial (museístico, autoridades y policía egipcias) opaco, nos llevaría a especular sobre corrupción, sobre la eficiencia del mercado negro local o si el trafico de antigüedades nos importa más en occidente, que no a los propios egipcios, y desde una perspectiva más personal, sí Egipto sigue siendo un enorme bazar sin garantías, lo que podría explicar la negativa de restitución de algunas piezas por parte de instituciones occidentales.
Podemos entender que la noticia de un robo perpetrado en un museo y por parte de una restauradora no es del gusto de las autoridades, no gusta precisamente y en un país como Egipto que se debate entre querer ofrecer una imagen de país moderno y su opacidad y connivencia con una corrupción ancestral, mucho menos.
También se abre el debate de cual puede ser el papel de los medios de información especializados: ¿Nos debemos limitar a aplaudir y pasar la mano por el lomo a las autoridades una vez se ha resuelto el caso con éxito?. Demasiadas veces la noticia se refiere a una investigación o hechos que han pasado hace meses sino años. ¿Qué debemos contemplar como actualidad? ¿El delito o la foto final? ¿Debería plantearse una colaboración más fluida entre medios especializados y los cuerpos de seguridad?. Por ejemplo, difundir las imágenes de las piezas que han sido robadas para advertir al segundo mercado o al menos entorpecer en lo posible la actividad del mercado negro.
La extraña relación Policía y Medios viene de tiempos inmemoriales y muchas veces no se distingue por parte de los cuerpos de seguridad, el grano de la paja. Los responsables de prensa de la policía no diferencian a veces entre medio generalista y medio especializado o si se prefiere, la exclusiva y la noticia inmediata frente a la colaboración responsable, y si es necesario, pactada parcialmente para que no afecte una investigación.
Tenemos que asumir por otro lado que tradicionalmente una investigación de este tipo no es fácil, ya que discurre entre el submundo del mercado negro y el segundo mercado legal; La falsedad documental y la estafa; Las implicaciones de este tipo de delitos que están actualmente relacionados con tramas criminales de mayor calado como el mundo de las drogas, la financiación terrorista o el fraude fiscal, por indicar sólo unos pocos.
En este sentido debemos comprender el celo policial y la confidencialidad del proceso judicial. También hay que asumir que operaciones e investigaciones policiales de este tipo son de ámbito internacional donde los cuerpos de diferentes países colaboran.
Por ejemplo, recientemente nos llegó a redacción un aviso de búsqueda de un cuerpo policial español de unos objetos robados en un museo europeo. Este tipo de aviso se difunde entre anticuarios para alertar sobre este tipo de robos y promover la colaboración profesional. Por parte de Pecados del Arte hemos puesto en marcha una sección que se llama SE BUSCA y que pretende ampliar el radio de acción de este tipo de información a nivel profesional y con el simple propósito de MATAR la pieza en el mercado al publicarla . Cuando contactamos con la unidad policial remitente del aviso, y simplemente para solicitar por nuestra parte imágenes de mayor resolución de las piezas, nos explicaron que se habían precipitado y que la investigación procedía de un cuerpo policial extranjero. A pesar que la noticia era interesante por el tipo e importancia de las piezas hemos respetado totalmente esa confidencialidad y no se publicado finalmente .
Este sería un ejemplo de colaboración responsable por parte de un medio especializado y que desde luego sería positiva una vez superados los recelos por parte de los investigadores. Si en otros países su policía lo hace ¿Por qué nosotros no?. Otra cuestión a debatir.
Hace un año se conoció el expolio interno sistemático y venta de pequeñas piezas arqueológicas del British Museum, un escándalo sobre cuestiones de custodia y catalogación en un museo de prestigio y que se produjo precisamente porque las piezas no estaban catalogadas ni fotografiadas. La repercusión en medios ayudó en buena manera a recuperar unas 300 de las 1800 robadas.
El caso del brazalete del faraón Amenemope es cuanto menos extraño. No se puede sospechar otra cosa que el robo de la pieza (ésta si estaba catalogada) se produjo semanas antes (cuando no meses), y una vez la información se filtró en los medios, las autoridades se vieron casi obligadas y a su pesar, a difundir el triste resultado.
Por simple pudor profesional e institucional, yo simplemente me hubiese callado y asumido el fracaso. Es menos bochornoso.