Desde la digilitación y controles en los mercados del arte (legales), el robo de objetos de arte y objetos culturales, presenta mayor dificultad. Aún y así seguiran produciendose robos, no lo duden. Generalmente el robo de arte se realiza con fines de revender las mercancías y obtener un valor monetario equivalente. Tambien pueden llevarse a cabo robos por encargo.
No obstante cada vez es más complicado recolocar piezas importantes robadas en el mercado. Si el propietario ha denunciado el robo, la maquinaria policial nacional e internacional se pone en marcha, y de lo que se robó en Lisboa se tiene noticia en Berlín y lo que se sustrajo en Amsterdam se buscaría también en Madrid.
El Segundo Mercado, tasadores y anticuarios también se implican en la colaboración e informan (o al menos debieran) a los cuerpos de seguridad en caso de que se les ofrezca una pieza robada, para no caer en un delito de receptación o colaboración en el robo.
Al ladrón le quedan, pues pocas opciones: La llamada Dark Web o Deep Web y el Mercado Negro que dismimuyen sensiblemente el precio del objeto robado. Habrá quien incluso emplee las tiendas Online, ya que el control de este tipo de portales internacionales es desgraciadamente una labor cada vez más dificil.
En los robos por encargo actuales, hay que descartar el personaje ficticio del megalomano narcisista que quiere poseer una pieza para su único disfrute. Eso es ridiculo ya que pieza continuará en las bases de datos policiales y sería absurdo ponerla en venta aunque sea 30 años después del robo. En el caso de joyas, por ejemplo, desmontar una tiara para obtener las “piedras” por un lado y el metal por otro supone irremediablemente una depreciación del conjunto y eso simpre que las gemas sean de calidad y no hayan sido sustituidas por imitaciones… Se sospecha que los robos de encargo se llevan a cabo por parte de grupos criminales organizados con una intención clara: Negociar con ellos.
Retener las obras robadas y negociar su devolución no es nada nuevo. De hecho es una de fórmulas empleadas por los ladrones desde hace décadas. Esta modalidad tendría hasta su lógica, según como se mire. El ladrón nunca podrá revender al precio que debiera la pieza robada, pero al menos puede amortizar el “esfuerzo realizado” con un porcentaje menor.
En otras ocasiones, como sucedió con el capo de la Camorra napolitana, Rafaelle Imperiale que robó en 2002, dos obras de Van Gogh, y en 2017 la devolvió negociando la reducción de condena.
En este sentido desde hace años se menciona una modalidad de robo-secuestro en el mundo del arte: El ARTNAPPING, término inglés nacido de la unión de art y kidnapping, es decir, arte y secuestro, o si lo prefieren, el robo de bienes culturales con petición de rescate.
Por tanto el ARTNAPPING, seria una fórmula de robo muy especializada hacia objetos, que tal vez no tienen un precio económico astronómico, sino un valor historico, institucional, simbólico y hasta politico: las llamadas Piezas de valor incalculable. En el robo de piezas importantes concurren una serie de ciercunstancias: El valor de la pieza, la prisa por recuperarla y la amenaza de que el ladrón la destruyas sino puede revenderlas.
ARTNAPPING es una entrada en la Wikipedia y la define como “práctica ilegal que consiste en robar una obra de arte de un museo o de un particular, con el objetivo de devolvérsela a su propietario a cambio de un rescate, sin involucrar a la policía. El secuestro de obras de arte evita que el ladrón tenga que buscar un receptor o comprador (algo difícil de lograr ya que las obras robadas están catalogadas y se controla su reaparición). La compañía de seguros del propietario tiene interés en pagar el rescate si su monto es menor que el valor que de otra manera, tendría que pagar al propietario”.
Como se entenderá, esta práctica delictiva no gusta a nadie y menos a los cuerpos de seguridad ya que pone en entredicho su capacidad operativa y además, puede que no se le informe del delito.
La Wiki no falla, y así define claramente quiénes serían los principales interesados en recuperar una pieza robada aparte del afectado. Los propios afectados (víctimas) y las compañías aseguradoras.
Al responsable de la institución le urge la recuperación de la pieza robada. Su prestigio, el temor que la obra se desaparezca en el mercado negro para siempre y su desconfianza, ya sea en la labor policial o en su dilatación propiaciarían querer recuperar el objeto sin repercusión mediática y lo antes posible.
Queda pues el papel de las aseguradoras de arte. Hemos tenido acceso a un corredor especializado en seguros para arte, y ha reconocido privadamente, que si bien no se declaran los porcentajes de recuperación, si existen cláusulas concretas que contemplan la opción de la negociación. También reconocen que no es una fórmula habitual en España.
Las compañías aseguradoras especializadas en arte son multinacionales extranjeras, inglesas, alemanas y suizas. En la legislación del Reino Unido, el pago de un rescate no es un delito. Aun así, el gobierno no realiza ni facilita el pago de un rescate y siempre aconsejará a los demás que no hagan tales concesiones, pero finalmente resulta que es en Inglaterra donde finalmente se acuerdan la mayor parte de los secuestros de arte y su negociación.
Se desconocen datos exactos, tanto en el numero de casos como en las condiciones de negociación. Lo que está claro es que las aseguradoras son las primeras interesadas en recuperar los bienes robados, si puede evitar pagar el 100% del importe de la poliza contratada.
Oficialmente, las galerías de arte, los museos y sus aseguradoras sostienen que no negocian con delincuentes. Sin embargo, en la práctica, las galerías y los museos sí pagan discretamente, insistiendo en que sus pagos son recompensas por información.
Los motivos para que las aseguradoras se ofrezcan a la negociación pueden ser variados. Desde una legislación en las que las obras de arte sean considerados puramente objetos mercantiles, considerar que la investigación privada es complementaria a la policial, hasta la falta de capacitación o desconfianza en los cuerpos de seguridad en las áreas de arte, contrariamente a lo que pasa en España, Italia, Francia, con unidades muy especializadas en la materia.
Todas estas variables indicarían que el ARTNAPPING , sí sería una incomoda realidad.
¿NEGOCIAR O INVESTIGAR?
Negociar plantea a priori una cuestión ética fundamental. ¿Negarse a negociar un rescate elimina de inmediato cualquier posibilidad de recuperar la obra o Indica la mera aceptación de que la obra está perdida para siempre?. Es decikr poner en duda la capacidad policial.
No se puede olvidar que el cumplimiento de la exigencias del ladrón, validaría la conducta delictiva y podría fomentar futuros secuestros de obras de arte, existiendo la posibilidad de considerar encubiertamente la negociación, frente a los métodos de investigación policial para recuperar las obras de arte si resultan infructuosos o se dilatan en el tiempo.
También se puede dar el caso que pagar rescates sirva para descubrir al ladrón, ya que el proceso de negociación requiere un cierto nivel de comunicación con el ladrón, que podría llevar a su arresto y recuperación.
Es el caso de las pinturas de Turner robadas en 1994 en una galería de Frankfurt prestadas por Tate Gallery. Los ladrones robaron dos pinturas y la Tate terminó pagando 3,1 millones de libras para ayudar a recuperar las obras robadas. La Tate insistió en que no tuvo contacto directo con los delincuentes y que había recompensado con los 3,1 millones de libras a Edgar Liebrucks, el abogado alemán que afirmó estar en contacto directo con los poseedores de las obras de arte robadas. No han revelado cómo conocieron al Sr. Liebrucks ni cómo este supo de los ladrones. Sin embargo, tras el pago, las autoridades británicas y alemanas identificaron y condenaron rápidamente a los ladrones. Este ejemplo añadiría otra pieza en el tablero: El negociador o el detective del arte.
DETECTIVES DEL ARTE ¿CAZA RECOMPENSAS o INTERMEDIARIOS?
La figura del DETECTIVE DEL ARTE como agente involucrado en la resolución de este tipo de delitos, no debería pasar inadvertido, sino todo lo contrario, y desde luego no pueden obviarse las lógicas sospechas que pueden surgir de la actividad y manera de operar de estos “profesionales”, que visto el caso del robo de los Turner puede ser muy lucrativo, por lo que podría despertar muchas dudas.
Su relevancia mediatica y publicitaria cuando se produce un robo de importancia es inevitable ¿Tanta publicidad no les están convirtiendo en intermediarios recomendados para los delincuentes?. O dicho de otra manera dirigir solapadamente a criminales y futuros aspirantes a practicantes del ARTNAPPING, el mensaje, “Yo soy tu hombre”
¿Qué relación tienen estos detectives / intermediarios con el inframundo del delito? ¿Son un mal menor aceptado por las autoridades para poder acceder a los ladrones?.
¿Cual sería su nivel de coperación con la policia? ¿Son simples chivatos? ¿Negocian en nombre de los criminales para conseguir condiciones penales menos severas? ¿Actúan por su cuenta al margen de las autoridades?.
Y la más grave: ¿Podrían ser complices del robo y que su recompensa forme parte del botín?. Es decir, que los ladrones ”sacrifiquen” sus aspiraciones y se repartan con el intermediario los honorarios de intermediación. Y si fuera así, estos negociadores ¿no deberían ser inevestigados por un delito de receptación?.
¿ARTNAPPING en ESPAÑA?
Se ha consultado con algunos de nuestros investigadores especializados sobre casos de ARTNAPPING en España y confirman que no es una modalidad delictiva que se de en nuestro país, pero poco más.
Parece que un caso frustrado de ARTNAPPING podría haberse intentado con los famosos cuadros de Francis Bacon robados en Madrid en 2015, pero según indican fuentes cercanas del propietario había un problema: Los cuadros no estaban asegurados.
Otro supuesto caso de ARTNAPING podría haber sido el famoso robo de los 19 cuadros del domicilio de Esther Koplovwitz en 2001. En esta ocasión, el ladrón, un tal Juan Manuel Cancela Sapieha (a) el Sapo, aseguró haber negociado la devolución de los cuadros con los abogados de la propiedad, obteniendo un importante rescate ¿Verdad o mentira?. Lo más probable es que negociara la reducción de su condena, como suele pasar en Italia con los Capos de la mafia. Lo que si es seguro es que este robo sólo le ha servido al Sapo para ganar popularidad y cobrar exclusivas.
ARTNAPPING FUERA DE ESPAÑA
Los pasados meses han sido especialmente prolificos en robos institucionales: el robo de siete cajas de rapé históricas en el Musée Cognacq-Jay de Paris en noviembre. En diciembre otro en el Museo Herión de Arte Aacro, también en Francia y por ultimo el más sonado: el robo de tesoros arqueológicos rumanos en un museo de Países Bajos el pasado febrero. Desde la visión crematística de los robos de Francia son relativos. Desde la perspectiva histórica y cultural, si deben ser considerados importantes.
En el caso del museo Drents en Assen (Países Bajos) del pasado febrero, se emplearon hasta explosivos, para robar importantes piezas históricas del tesoro rumano para una exposición. A los pocos días se detuvo a tres sospechosos pero las piezas siguen sin aparecer.
Planteemos la cuestión desde una perspectiva objetiva: El peso del oro de las cuatro piezas robadas en el museo, no supera los ocho kilos, es decir alrededor de 600.000€. Por su fundición y venta del oro al peso, unicamente se conseguiría un botín relativo, si tenemos en cuenta que fundir el metal , intermediarios y blanquearlo en el mercado negro tiene un elevado coste que mermaría significativamente el beneficio para los ladrones.
El robo se perpetró con el uso de bombas lo que nos debería llevar a plantearnos otra alarmante cuestión. ¿Cuál es el límite de los ladrones en un robo?. Los riesgos de daños personales y víctimas podrían haber sido considerables y por tanto, aumentar las penas en caso de ser capturados.
El robo del tesoro rumano tiene otro caríz, las piezas tienen una importancia nacional, ya que el valor del tersoro robado es incalculable para el estado rumano, incluso trascendiendo a la política y con deribaciones diplomáticas.
Se desconoce todavía si los actuales poseedores del botin, han planteado una negociación para su devolución ya que dado lo anterior, parecería que nos hallamos ante un caso claro de ARTNAPPING, aunque con un gobierno como el rumano y tratándose de una cuestión de Estado, dudo que los ladrones sean tan imprudentes como para intentar negociar nada, que no sea precisamente, no ser entregados a la justicia rumana o que el gobierno rumano decida finalmente no emplear otros metodos más expeditivos y menos prosaícos para su recuperación.
Recuerdo cuando Francia recurrió a la mafia marsellesa para silenciar el independetismo corso o a Italia con la siciliana para terminar con las Brigadas Rojas en los 80.
Y es que para practicar el ARTNAPPING, es recomendable primero, saber con quien se va a negociar.