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EL METROPOLITAN DE NY O EL ARTE DE "BLANQUEAR"

JORGE LLOPIS

Una investigación reciente del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) detecta 1.109 piezas (recientes) sin procedencia

Sábado 01 de abril de 2023
La sistematica relación del museo con las principales mafias del expolio y tráfico ilicito de todo el mundo desde hace décadas, deberían poner en duda la procedencia ¿De únicamente 1.109 objetos?

Resulta incomprensible como a fecha de hoy, uno de los museos norteamericanos de mayor renombre como es el Metropolitan Art Museum de Nueva York siga resistiendo la avalancha de denuncias y criticas por adquisición fraudulenta de obras de arte y objetos culturales en su colección.

El desprestigio que está acumulando la institución es sólo comparable con la desfachatez histórica en la manera de justificar o esconder la procedencia de parte de su colección, hasta el punto que pondría en duda la honorabilidad de la Alianza Americana de Museos a la pertenece desde 1906 y su absoluto desprecio a los acuerdos de museística de la UNESCO adoptados en 1970.

El Metroplitan Art Museum (MET) abrió sus puertas en 1880 con el claro objetivo, ya no de epatar, sino superar a los grandes museos del momento que eran el British Museum en Londres y el Louvre de París, hasta acumular una colección catalogada de 490.000 piezas, muy alejada todavía de los más de 4.000.000 del British pero algo más que el Louvre con 480.000 (datos oficiales).

Los diferentes directores del MET han actuado históricamente con una agresiva política de adquisiciones importantes y adoptando a menudo un enfoque “informal”, y en que ocasiones no han dudado incluso en fomentar el contrabando y tráfico ilícito de antigüedades como un pilar del abastecimiento del museo.

La dirección y patronato del museo perseguían la patriótica visión de crear y confeccionar en Norteamérica el mejor museo del mundo con piezas de los cinco continentes en un espacio que se adaptaba a esta misión. Quizás el ejemplo más claro esta en la controvertida creación de los Cloisters (Los Claustros) en 1938, un apartado específico dedicado al arte medieval.

Roma, Grecia, Asia, África, Oriente Medio, Oceanía, Iberoamérica, artes decorativas, fotografía, instrumentos musicales y un largo etcétera, son secciones y colecciones adquiridas de manera sospechosa en su gran mayoría. La cuestión es saber el volumen y viajar en el tiempo (no tanto) para conocer su verdadera procedencia legal.

En el caso de obras de arte y pintura, tampoco se ha quedado atrás. Basándose en principios legales como las Laches (que se podría traducir como Prescripción Adquisitiva) tampoco ha dudado en completar su colección de arte desde 1938, con la adquisición de obras procedentes de la Europa conquistada por el régimen de la Alemania Nazi y muy especialmente de los grandes coleccionistas judíos sujetos a ventas forzosas de sus colecciones de pintura, escultura y artes decorativas.

Otra formula que ha ayudado a la creación de esta impresionante colección ha sido el sistema de donaciones privadas por parte de los patronos, creando colecciones dentro de la colección y que desde luego ha sido una estrategia muy hábil para justificar y a menudo escamotear durante décadas sus fondos.

El Museo incrementó durante la post guerra de la Segunda Guerra Mundial de manera exponencial sus fondos, aunque probablemente será durante la dirección de Thomas Hoving (desde 1967 a 1977) cuando se llevarían a cabo las actuaciones y adquisiciones más polémicas.

Su mandato es probablemente ha sido el más controvertido en cuanto a las fórmulas de adquisición de acuerdo con la indiscutible y arrolladora posición de Estados Unidos en los años 60 y 70 como la nación más poderosa del plantea y que se trasladaría todos los ámbitos de la sociedad, economía y por supuesto cultura. El director Hoving también replanteó la función del MET, coincidiendo con la eclosión turística de la Gran Manzana de aquellos años. Quiso convertir el museo en una súper atracción y para ello no dudó en incluir (a sabiendas o no) piezas que fueran únicas para el visitante.

Los extractos de las memorias de su director Thomas Hoving son una “joya” de la museística, o si lo prefieren la manera de entender la museística americana. En su libro dedicado al tema comentó que aproximadamente el 40 % de obras que pasaron por sus manos eran falsificaciones…

Probablemente los directores y patronato del museo no contaban con la aparición del mundo digital e Internet. Sería interesante saber como confrontaron esa nueva situación, su adaptación a las normativas museísticas de la UNESCO de 1970 y las consecuencias que lógicamente conllevaría a que su colección quedara al descubierto de manera global, sin que expertos internacionales tuvieran siquiera necesidad de visitar el museo físicamente.

LAS REDES QUE NUTRIERON AL METROPOLITAN

Recientemente se acaba de publicar un informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y Finance Uncovered que confirma esta relación casi delictiva e institucionalizada entre el MET y el mundo del expolio y tráfico Ilícito del arte.

El ICIJ es una red internacional con sede en Washington, D.C. que agrupa a más de 190 periodistas de investigación de más de 65 países. Tal vez lo recuerde el lector, ya que fue la organización que puso al descubierto los famosos Papeles de Panamá.

El informe en cuestión ha llegado a clasificar más de 1.109 piezas catalogadas en el museo, relacionadas directamente con figuras relevantes del negocio negro del arte y de las antigüedades.

Alguno pensará que 1.109 piezas frente a 490.000 es una nimiedad, incluso que formaría parte de la ingenuidad del museo en su papel de comprador, pero en este sentido recomiendo plantearse el dato.

Son más de 1.000 piezas (inicialmente) procedentes de redes de expolio y tráfico ilícito consolidadas. Es decir crimen organizado sistematizado para conseguir piezas para el museo y en un segundo lugar y ya puestos ¿Sólo1.109? o mejor dicho ¿Por qué sólo1.109?.

El informe de ICIJ presenta auténticas redes especializadas por regiones o países que han mantenido durante décadas estrechas relaciones con el museo, sus directores y curadores.

En el caso de las antigüedades procedentes de Italia, Grecia, Turquía y como presentamos en esta edición, nos hallaríamos ante el Esquema de Pasquale Camera, descubierto en 1995 por casualidad en el que figuran personajes como Robert E. Hecht su socio Bruce McNall y todo el entramado mafioso de Gianfranco Becchina, Giacomo Medici y sus grupos especializados de la mafia que se dedicaban al saqueo (Tombaroli) en los países de origen, pasando por los responsables de almacenamiento y distribución focalizados especialmente hacia los museo americanos y muy especialmente el Metropolitan. Esta red ha facilitado la detección y trazabilidad de cientos de piezas desde entonces hasta la actualidad y probablemente en el futuro. Sólo el año pasado la Fiscalía de Nueva York devolvió más de 240 piezas ¿Cuántas del MET?.

Si nos referimos al Sudeste Asiático (Camboya, Vietnam, Tailandia , personajes como Douglas Latchford como traficante, y la curadora del museo de Denver, Emma Bunker como avaladora experta y científica, son figuras imprescindibles. Sin ellos y sus 33 piezas el MET no habría logrado iniciar su colección camboyana.

En Extremo Oriente nos encontramos 77 piezas de la red del indú Subhash Kappor especializado en el saqueo y tráfico ilícito desde países como Afganistán, Nepal, Pakistán, Camboya, India, Indonesia, Myanmar, Sri Lanka y Tailandia. Esta red estuvo operativa desde 1986 hasta 2011 cuando fue arrestado por la Interpol en Frankfurt, Alemania. Kapoor fue posteriormente extraditado de Colonia a la India en julio de 2012, donde fue condenado a diez años de prisión.

Para sus colecciones Egipto y Oriente Medio, el Metropolitan ha sido fiel a sus proveedores habituales: Ali e Hischam Aboutaam y el Clan de los Simonian. Gente de "confianza" ¿Para que complicarse la vida?

El MET también ha contado con la colaboración de “donantes”, una figura interesante en el mundo del coleccionismo museístico norteamericano. Las donaciones permiten que las piezas procedentes del tráfico internacional compradas por patronos del museo se blanqueen a través de la museística y exposiciones. Los más actuales serían los filántropos Shelby White (36 piezas) y Michael Steinhardt (60 piezas).

El MET recientemente también tiene la mala costumbre de retirar de su catálogo OnLine piezas que pueden o podrían ser detectadas como fraudulentas, de manera que es muy difícil hacer un seguimiento real de su situación o procedencia.

Si abordamos la cuestión de su colección de arte, sirva como ejemplo el no cumplimiento de la reciente Ley Hochul de identificación pública de las obras de supuesta procedencia del saqueo nazi en todas sus modalidades legales (venta forzosa, compra ventajosa, etc.).

El sitio web del Museo Metropolitano sobre su colección de arte, identifica 53 obras de arte en su colección que fueron saqueadas por los nazis y luego restituidas, antes de ser prestadas o puestas nuevamente en el mercado. De estas obras, 20 piezas no están actualmente a la vista.

Tema aparte sería la colección de The Cloisters, una sucesión de “adquisiciones y donaciones” realizadas a principios de siglo XX, por parte de patronos del museo que consiguieron de manera más o menos cuestionable arrasar con el patrimonio Románico y Gótico de España y Francia. Compras fraudulentas blanqueadas como donaciones por personajes como J.Rockefeller, J.P.Morgan o malvendidas por Randolph Hearst.

¿Las fórmulas y argumentos legales del museo son validos? Durante años el museo ha argumentado que compró piezas legalmente. A quién y cómo ya sería suficiente para replantearse la decencia y honorabilidad de esas transacciones. Gracias a la legislación norteamericana y principio de Laches (Usucapión, puro y duro) y en un momento en que la información iba a base de carta, sin teléfono siquiera, es más que probable que finalmente las piezas pasaran desapercibidas y obviamente los plazos de reclamación prescribieran.

Desde luego no creo que el Ministerio de Cultura Español, el Ministerio de Asuntos Exteriores o el Instituto Nacional de Patrimonio Español (INPE) tengan ni siquiera los arrestos o dignidad institucional para plantear una restitución de alguna de las piezas españolas que fueron robadas y luego vendidas al MET.

“El MET está comprometido con el coleccionismo responsable de arte y hace todo lo posible para garantizar que todas las obras que ingresen a la colección cumplan con las leyes y las políticas estrictas vigentes en el momento de la adquisición”, dijo el portavoz del Metropolitan hace unas semanas, Kenneth Weine.

Así se ha escrito la historia coleccionista del METROPOLITAN ART MUSEUM de Nueva York. El resto investiguen y se sorprenderán.

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