REDACCIÓN. El expolio y contrabando de restos arqueológicos no es nuevo. Posiblemente lo más complicado es dimensionar su entramado internacional. No obstante, hay un antes y un después en la lucha contra estos delitos y conocer su alcance.
Fue en agosto 1995. Se estaba llevando a cabo la Operación Gerión en Italia por el robo de unos jarrones griegos en Alemania.
La leyenda dice un ex capitán de la Guardia di Finanza italiana llamado Pasquale Camera sufrió un accidente mortal de coche y la policía halló en la guantera del coche un “papel”. Otros dicen que el “papel” en cuestión se encontró en un registro de la policía en casa del fallecido. No es cuestión de debatir si el hallazgo fue fruto de la casualidad o de la concienzuda labor policial y asumir que difunto Camera se dedicaba al comercio ilícito de antigüedades expoliadas. La cuestión es que el Papel se convirtió en la Piedra Rosetta de la investigación internacional de estos delitos contra el patrimonio arqueológico procedentes de Italia y Grecia y entender sus resultados en el mayor mercado del mundo: Estados Unidos. El Papel se conoce como El Esquema de Camera.
El Esquema de Camera o El Esquema indica con nombres y apellidos la intrincada red internacional que formaba esa trama de expolio, contrabando y fraude. Desde el origen en Italia a través de grupos especializados de la mafia que se dedicaban al saqueo (Tombaroli), pasando por los responsables de almacenamiento y distribución fundamentalmente focalizados hacia los Estados Unidos. Una vez allí vendedores altamente especializados relacionados con coleccionistas importantes y grandes museos. Una red que funcionó a la perfección durante casi 50 años.
Gracias al Esquema ha sido posible desgranar una de las tramas (no la única) que ha facilitado conocer a sus miembros y los procedimientos para su venta.
Se iniciaría la cadena desde su origen: Los saqueadores (Tombaroli) que tradicionalmente han estado en manos de la mafia siciliana operando en el sur de Italia con un poder indiscutible por razones obvias. El primer gran Capo de la mafia especializado en el saqueo arqueológico sistematizado fue Francesco Messina Denaro. Es de suponer que fue suficientemente astuto y hábil para evitar que apareciera su nombre en el Esquema de Camera.
Los proveedores: Giovanni Franco Becchina y Giacomo Medici
Llegamos al segundo nivel del Esquema: Los receptores, custodios y exportadores a los grandes mercados. Destacan dos nombres: Giovanni Franco Becchina y Giacomo Medici. En ambos casos comparten una fase inicial: El blanqueo de las piezas saqueadas, aunque con distinto procedimiento.
Giovanni Franco Becchina nació en Sicilia en 1939. En la década de 1970 abrió la galería Palladion Antike Kunst en Basilea, Suiza. Durante casi cuarenta años, Becchina encabezó una de las “cordatas” (células de traficantes) más notorias de Italia que utilizaba bandas de tombaroli para saquear sitios arqueológicos cuidadosamente elegidos por estar especialmente desprotegidos en todo el sur de Italia.
Becchina lavó sus antigüedades a través de exposiciones en museos y en colecciones privadas siempre con documentación falsificada.
En 2001 Becchina fue detenido en Italia y acusado de receptación (recibir bienes robados) y exportación y tráfico ilegal. En mayo de 2002, las autoridades suizas e italianas registraron Palladion Antike Kunst y tres almacenes en el puerto franco de Basilea, donde incautaron 6.315 obras de arte junto con 13.000 documentos, incluidas facturas, registros de envío y unas 8.000 imágenes de obras de arte.
Giacomo Medici comenzó a comerciar con antigüedades en Roma durante la década de 1960 y ya entonces se convirtió en un importante proveedor de antigüedades del comerciante americano Robert Hecht. En 1968 Medici comenzó a explorar oportunidades comerciales en Suiza.
En 1978 se establece en Ginebra y se asocia con Christian Boursaud, y comienzan a proveer a Bonhams y Sotheby's de Londres de quien ha sido su mayor proveedor. El material se enviaba por correo.
En la década de 1980 estableció relaciones comerciales con otros importantes comerciantes de antigüedades, como Robin Symes, Frieda Tchacos, Nikolas Koutoulakis y los hermanos Ali e Hischam Aboutaam y que tenían como clientes a museos como el J. Paul Getty, el Museo Metropolitan, el Museo de Arte de Cleveland y el Museo de Bellas Artes de Boston.
El 13 de septiembre de 1995, la policía registró sus almacenes en el puerto franco de Ginebra que constaba de cinco espacios. Uno como laboratorio de limpieza y restauración, otro como sala de exposición y el resto como almacenes para los 3.800 objetos completos (o fragmentados) y mas de 35.000 documentos sobre sus conexiones comerciales.
De esta manera se llevó a cabo el blanqueamiento las obras expoliadas. Baccina “empleaba” el préstamo de piezas a museos y Medici gracias la “honorabilidad” de las salas de subastas internacionales.
El vendedor final: Robert Hetch
Llegamos al la cúspide del Esquema donde se sitúa a Robert Hecht (fallecido en 2012) y que fue el gran vendedor en esta trama, (insistimos que no es la única) y que vendió durante más de 60 años a todos los principales museos del mundo, incluidos el Museo Británico, el Louvre, el Metropolitan, el Carlsberg Glyptotek, el Museo de Bellas Artes de Boston y por supuesto el Museo Paul Getty de Los Ángeles.
No hay una constancia completa de los coleccionistas importantes a los que también vendió, no obstante si se sabe que creó un elaborado esquema de fraude fiscal con el ex conservador de antigüedades del Getty, Jiri Frel, haciendo arreglos para que famosos de Hollywood donaran antigüedades al Museo Getty que habían sido vendidas previamente por Hecht a cambio de desgravaciones fiscales infladas.
Sus proveedores principales de antigüedades italianas durante estos años fueron Giovanni Franco Becchina y Giacomo Medici y para restos arqueológicos griegos y turcos empleó a los anteriormente citados Nikos Koutoulakis, al coleccionista argentino George Ortiz y a la comerciante y traficante griega Frieda Tchacos
Una frase en su juicio que fácilmente podría también haber sido su epitafio:
“No tengo idea de dónde se excavó un objeto. Podría haber sido excavado hace 100 años; podría haber sido excavado hace una hora”.
Como decimos las consecuencias de esta trama han durado más de 40 años y fruto de ello son las investigaciones, incautaciones y restituciones permanentes que está realizando el gobierno norteamericano.
Actualmente los controles en Italia son muy superiores a los de entonces. Ya no es tan fácil (rentable) para los Tombaroli actuar impunemente. El expolio de antigüedades va variando allí donde se suceden los conflictos bélicos, las infraestructuras son más débiles y la corrupción está sistematizada. Países de Oriente Medio, sudeste asiático y el Caribe incluso Ucrania son más fáciles de expoliar.
No es difícil aventurar que Internet está favoreciendo la información y venta como también es fácil reconocer que ahí está precisamente la dificultad.
Aparecen nuevos agentes en el mercado aunque es posible que comerciantes que se mencionan en este articulo como Ali e Hischam Aboutaam y otros a los que hacemos referencia en Pecados del Arte como el clan de los Simonian y sus asociados especializados en arqueología egipcia sean, los nuevos Señores del Contrabando.
Las publicaciones de ARCA (Association for Research into Crimes Againist Art) y Chassing Aphrodite han sido fundamentales para la elaboración de este reportaje.