REDACCIÓN. Finalmente la Audiencia de Granada ha condenado a Santos Boy Jiménez, anticuario de Alagón (Zaragoza), a cuatro años de prisión y 3.650 euros de multa por apropiación indebida de una escultura barroca de Santa Margarita del siglo XVIII atribuida a José de Mora que, se encontraba en el convento de las Clarisas de Granada en el granadino barrio del Realejo, según la sentencia dictada el 9 de octubre del Juzgado de Instrucción nº 7 de Granada.
El convento cerró en febrero de 2018 y en abril la talla salió del edificio, cuando las monjas, según la sentencia, convocaron al anticuario para que les diera un presupuesto de restauración de esa pieza y algunas otras. Le entregaron la talla, pero como pasaba el tiempo y no la recibían de vuelta, las monjas la reclamaron. Lo que recibieron fue una “burda copia”.
Boy Jiménez asegura al PAÍS que pagó 10.000 euros por la pieza. En junio de 2018 el galerista Nicolás Cortes compró la estatua por 90.000 euros. Se pone en marcha entonces una maquinaria que en cinco días consigue un permiso de exportación por parte del Ministerio de Cultura y permite trasladarla a la galería de Cortés en Londres. Ese mismo año su la Galeria Cortés publicó el catálogo “Seven Centuries of Spanish Art“ y ahí la talla, aparece como Santa Margarita de Cortona, según el experto José Luis Romero Torres, y con ese nombre y la documentación, viaja desde Londres a Maastrich (Holanda) y Nueva York donde se pretendía su venta en 350.000 €. En lo que respecta a la escultura de José de Mora, es relevante saber que hasta 2019 se conocía bajo la advocación de Santa Rosa de Viterbo.
Por tanto una parte importante de esa operación es el cambio de nombre que sufre la talla. La pieza está catalogada pero el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, encargado de la tutela y la investigación sobre el patrimonio histórico de Andalucía, mantiene la ficha de esta pieza en su archivo digital bajo la denominación Santa Rosa de Viterbo y la sitúa en Estepa. La imagen de esa ficha es la que ahora se conoce como Santa Margarita de Cortona, pero nadie que la buscara en 2018 como Santa Margarita de Cortona en archivos, internet o base de datos especializada la encontraría con ese nombre en 2018.
Para que nombre e imagen coincidieran había que buscarla por Santa Rosa de Viterbo.
La talla fue entregada a la policía en 2020 y está depositada en uno de los almacenes del museo de Bellas Artes de Granada, en la Alhambra Una vez que se resuelva el trámite judicial, la obra deberá devolverse al convento de las clarisas en Écija.
Asi , los jueces han declarado absuelto a Nicolás Cortes del cargo de receptación ya que consideran compró la talla en buena fe , es decir, “sin conocimiento de su origen ilícito”. Los abogados de Cortés destacan como argumento adicional de la inocencia del galerista, que Cortés hace público en todo momento que es el propietario y la quiere vender, por lo que “no se mueve en un ámbito de clandestinidad, sino todo lo contrario”.
Tal vez cabría preguntarse si el cambio de nombre de la talla, de Rosa de Viterbo a Margarita de Crotona, como se indica en el catálogo de la Galería Cortés es lo que habría facilitado (de forma premeditada o no), que la talla no se moviera de “manera clandestina”, sino tranquilamente aunque con otra identidad no rastreable.
Esta duda de Pecados del Arte, la comparte ARCA (Association for Research into Crimes Against Art) en un articulo recientemente publicado
ARCA detecta además discrepancias en las declaraciones de Cortés. Entrevistado por El País poco después de conocerse la noticia, el comerciante Nicolás Cortés declaró a los servicios de noticias que había comprado la escultura a finales de 2017 a un anticuario por 100.000 euros,
Así mismo ARCA coincide con Pecados del Arte en cómo un ligero cambio de nombre puede permitir la circulación de material robado. Así como lo insólito que se emita una licencia de exportación por parte del la Junta de Calificación, Valoración y Exportación del Ministerio de Cultura para este objeto religioso a pesar de que la estatua está inscrita en el registro del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, encargado de la protección e investigación del patrimonio histórico de Andalucía.