REDACCIÓN. El comerciante de arte suizo Yves Bouvier y su socio comercial Olivier Thomas serán finalmente juzgados en Francia por cargos relacionados con la desaparición de obras de Picasso entre 2010 y 2012 , propiedad de Catherine Hutin, hija de Jacqueline Picasso.
Los cargos que pesan sobre la pareja son el resultado de una investigación iniciada en 2015, cuando la hija de Jacqueline Picasso, Catherine Hutin, descubrió que faltaban varias obras de un almacén que alquilaba en un suburbio de París llamado Art Transit International.
El asunto se remonta a 2008 cuando Catherine Hutin contactó por primera vez con Olivier Thomas cuando estaba vendiendo una de las propiedades de Picasso en la Riviera, y le pidió a que sacara parte de la colección de la propiedad y la guardara en los almacenes Art Transit International. Todo era una excelente relación de servicios . Incluso en 2010 la propietaria le habría encargado a Thomas que vendiera 12 de sus obras.
¿Sabía entonces la señora Hutin que el almacén era en realidad propiedad de Yves Bouvier y que Olivier Thomas era su socio?.
En 2012 el restaurador Flavio Capitulino advirtió a la sra. Hutin que había recibido encargos de restauraciones leves en cinco obras depositadas en Art Transit International. Capitulino también testificó que restauró otras tres obras de Picasso en la sede de Bouvier en el puerto franco de Ginebra. Estas restauraciones se llevaron a cabo sin su autorización y dispararon las alarmas de la hijastra de Picasso.
En 2014, Hutin fue a Art Transit International para actualizar el inventario. Se le negó la entrada y cuando regresó dos semanas después, descubrió que los objetos y obras del almacén habían sido trasladados y encontró licencias de exportación en blanco que despertaron sus sospechas.
Según, Catherine Hutin habrían desaparecido unos 70 dibujos y pinturas. Los dibujos, todos ellos fechados en 1955, son estudios de cabezas, desnudos y bocetos de la obra “Femmes d'Alger”. También descubrió que dos retratos perdidos de su madre, fechados en 1957, habían sido vendidos por Bouvier a su cliente Dmitri Rybolovlev, en 2013 por 27 millones de euros.
Finalmente, el 13 de marzo de 2015, Catherine Hutin presentó una denuncia ante la policía por el robo de las dos pinturas y se abrió una investigación por presunto robo, estafa y posesión de bienes robados que se saldó la detención dos Olivier Thomas y Jean-Marc Peretti, propietarios del almacén Art Transit.
La abogada de Rybolovlev afirma que las 60 obras fueron compradas a Bouvier. Rybolovlev pagó 27 millones de euros por los dos retratos, fechados en 1957, y 9 millones por los 58 dibujos. Entonces se reunieron con Hutin para verificar la procedencia de 58 dibujos que también había comprado al marchante. Hutin cree que fueron extraídos de tres cuadernos de bocetos que también estaban almacenados.
Bouvier afirmó que había pagado 9 millones de euros a Hutin por las obras en 2010, pero la investigación concluyó que estos pagos “correspondían a otros 13 cuadros”, vendidos por Hutin a través de Thomas el socio de Bouvier en una fecha anterior, y “ninguno de ellos aparece en la lista de los bienes desviados”.
Bouvier confirmó que vendió los retratos, pero negó “tener sospechas de que pudieran haber sido robados”.
Llegamos a 2024.
El pasado mes de junio el fiscal solicitó que ambos Bouvier y Thomas fueran llevados a juicio acusados de posesión de bienes robados y este último también está acusado de fraude.
Bouvier interpuso un recurso para detener el proceso. El marchante argumento que la investigación estaba sesgada y adolecía de una serie de irregularidades, incluidos contactos con el abogado de Rybolovlev (su antiguo cliente y archienemigo) que demostrarían un acuerdo secreto con clara intención de perjudicarle y hundirle. Pero la semana pasada el tribunal de París rechazó todas las objeciones de Bouvier, afirmando que "ninguno de los magistrados investigadores o policías demostró evidencia de parcialidad".
Desde luego, si se sigue la historia hay dos cuestiones que resultan evidentes. Que la sra. Catherine Hutin, mantenía una relación disparatada con su valiosa colección de la que parece, no tenía el control que debiera , y finalmente Dmitri Rybolovlev ¿Ha conseguido vengarse de Yves Bouvier?