REDACCIÓN, Según Informa el
New York Times, el comerciante y coleccionista de antigüedades libanes
George Lofti ha sido detenido en Nueva York al descubrir su intención de vender objetos y antigüedades arqueológicas expoliadas en Oriente Medio.
Se da la circunstancia que este comerciante libanés de 81 años, ha estado durante décadas colaborando con las autoridades como confidente de otros traficantes de este tipo de bienes culturales.
En su momento Lofti incluso detalló a las autoridades mediante un complejo esquema, cual era el procedimiento y rutas que seguían estos objetos en las redes internacionales de tráfico ilegal.
Desde hacía varios meses las autoridades estaban sospechando de la verdadera actividad de George Lofti como traficante de objetos arqueológicos expoliados, por lo que a principios de agosto se llevó a cabo un registro en varias de sus propiedades y almacenes.
Según el informe policial, Lofti, se creía “intocable” y por ello invitó con todo el descaro a la policía a inspeccionar las obras que escondía en un guardamuebles esperando que los agentes hicieran la “vista gorda” por sus años de colaboración en el pasado.
Las 24 antigüedades incautadas como parte de la investigación incluyen 23 mosaicos de Siria y el Líbano y una escultura de piedra caliza tallada de 700 kg., conocida como la Piedra de Palmyra. Estos objetos artículos alcanzarían un valor de entre $20,000 y $2.5 millones.
Lofti estaba muy especializado en el tráfico y contrabando de piezas de Oriente Medio (Siria, Líbano y Egipto) a través del Líbano, aprovechando los diferentes conflictos bélicos de cada país y región.
Durante el interrogatorio, Lofti demostró no solo su profundo conocimiento del comercio ilegal de antigüedades de Medio Oriente y África del Norte, sino también su aguda conciencia de las características de las antigüedades saqueadas por su amplia participación en la compra, venta o comerciar con antigüedades de otros “modos”, revelando así su conocimiento de la naturaleza robada de sus propias antigüedades”.
A lo largo del interrogatorio Lotfi, también confesó que los cientos de antigüedades de su colección estaban repartidos por apartamentos en Nueva York, París, Trípoli y Dubái, así como en varios guardamuebles y almacenes en Nueva Jersey.
Para facilitar la venta de las antigüedades libias saqueadas, Lotfi supuestamente creó un rastro de procedencia falsa utilizando portales especializados como The Art Loss para obras perdidas o robadas.