La historia de la repatriación de la colección de arte de Francesc Cambó desde Argentina a España, conocido como legado Cambó, es un relato fascinante de intriga diplomática, lealtades políticas y la firme voluntad de un mecenas por cumplir su último deseo. Lo que podría parecer un simple traslado de bienes, se convirtió en una operación secreta que puso aprueba las relaciones entre el gobierno argentino de Juan Domingo Perón y el español de Francisco Franco. Esta historia fue una estrategia perfecta dentro de una partida de ajedrez que no podía quedar en tablas.
Cambó, uno de las personalidades más importantes de la política y la economía catalana, formaba parte de la alta burguesía. Coleccionista de arte, su vida cambió al estallar la guerra civil. Si durante años fue el lider indiscutible del catalanismo político y social, se dio cuenta que con la entrada de ERC su vida peligraba, por eso se exilió a Argentina. Allí sintió añoranza de varios de sus cuadros. Por eso envió el siguiente mensaje al director del Museo del Prado…
“yo entregaría al Museo del Prado mi cuadro de Giovanni del Ponte; mis tres grandes panneaux de Botticelli, los primitivos, atribuidos generalmente a tadeo Gaddi, de Pietro Nelli y el fresco de Molozzo da Forli… yo no sé si lo que pido es legal o deja de serlo; si se puede hacer o no; eso lo verá el Gobierno y lo saben los abogados. A mi, director, del Museo, lo únicoque me interesa son los cuadros. Y mi deber es pedirlos y obtenerlos”.
A cambio pidió que le mandaran una serie de cuadro. La petición de Cambó fue aceptada, a regañadientes, por el gobierno de Franco. En 1941 llegaron a Buenos Aires En 1941 llegan Vittoria Colonna de Sebastiano del Piombo; Chica frente al espejo de Tiziano Vecellio; Retrato del procurador Alessandro Gritti de Tintoretto; Lady Georgiana Poyntz, condesa Spencer de Thomas Gainsborough, Lady Aletheia Talbot, condesa de Arundel de Peter Paulus Rubens, Pierre-Louis Laideguive de Maurice Quentin de La Tour, Eva tentada de Francesco Montelatici; Retrato masculino de Govert Flinck. Y el noveno cuadro, Alegoría del Amor, conocido también como Cupido y Psique de Francisco de Goya, llegó en 1946.
A cambio de esto, Cambó legó al Museo del Prado, tres tablas de Botticelli, parte de la Historia de Nastagio degli Onesti; dos bodegones de Zurbarán, que fue la primera donación de la familia Cambó en 1941; y obras de maestros del Renacimiento italiano como Giovanni da Ponte y el Maestro de la Madonna de la Misericordia. Por su parte, Al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) donó 50 obras de maestros europeos de los siglos XIV al XIX, entre ellos Retrato de Michele Marullo Tarcaniota de Sandro Botticelli; El minué y El charlatán de Giambattista Tiepolo; Virgen con el Niño Jesús y un ángel de Francesco del Cossa; San Lorenzo, san Miguel y el dragón... de Neri di Bicci; Las siete Virtudes y Las siete Artes Liberales, de la escuela de Lo Scheggia; Retrato de Gregorio de Silva de Claudio Coello; Dormición de la Virgen, Anunciación y Presentación de Jesús en el Templo, del Maestro de la Madonna Cini; San Juan Bautista; Anunciación; Crucifixión; Santa Catalina de Alejandría de Francesc Comes.
A la muerte de Cambó, en 1947, la ejecución de su testamento encontró una dificultad. El gobierno argentino de Juan Domingo Perón, no estaba dispuesto a permitir la salida de un patrimonio artístico tan valioso. Las autoridades argentinas, a través del Banco Central, intentaron retener las obras de arte, argumentando la necesidad de su tasación. Una maniobra que en el contexto político de la época interpretada como una velada intención de nacionalizarlas. Esto supuso una crisis diplomática. El régimen de Franco, ansioso por recuperar ese legado cultural, de incalculable valor, debía volver a España. Por eso se le pidió al embajador Manuel Aznar que mediara, escribiendo…
“El magnífico desenfado con que se hacen las cosas en este país llevó al Gobierno y al Juez a adoptar las determinaciones que provocaron nuestra reacción inmediata. Por sorpresa, se quiso resolver un problema que no tiene otra solución sino la de la Ley y el decoro. Por sorpresa, apareció el Decreto del Poder Ejecutivo, que prohíbe la salida de los cuadros. Por sorpresa, firmó el Juez la providencia que ordenaba entregarlos al Museo; y por sorpresa, finalmente, se inició el expediente de expropiación. Ahora resulta que el Juez se asombra mucho de la protesta española, porque él declara que supuso a todos de acuerdo, comprendiendo en la palabra todos al Gobierno español, al Gobierno argentino, a los herederos, a los albaceas y al Ayuntamiento de Barcelona. Y no sabe cómo salir del atasco”.
Ante el fracaso de las vías diplomáticas el embajador Aznar decidió que la única forma de cumplir la voluntad de Cambó era a través de una operación secreta. El plan, digno de un thriller, aprovechó una trágica circunstancia. Esta fue el fallecimiento del diplomático español Fermín López-Roberts, marqués de la Torrehermosa en Argentina. A Buenos Aires llegó Lluís Iglesias, técnico del Museo de Arte de Cataluña, el cual se encargó personalmente de fabricar las dos cajas que se utilizaron para transportar los cuadros, sin marcos, que fueron enviados a España. Las obras salieron de la embajada española que estaba rodeada por efectivos de la policía argentina, en un auto rumbo al puerto. Una vez en el vapor Cabo de Hornos, las cajas con las obras fueron escondidas dentro de dos contenedores donde viajaban los muebles y el ajuar del diplomático fallecido y su familia. Esto ocurrió el 30 de noviembre de 1954.
La viuda del embajador, María Teresa Melgar y Escrivá de Romaní, la informaron de todo. Aznar le mandó una carta donde le advertía que "¡Por Dios! No hables de estas cosas con nadie”. La salida del legado Cambó de Argentina es un episodio que trasciende la mera anécdota. Es un testimonio del poder del arte para generar conflictos y a la vez la voluntad de preservar el patrimonio cultural. El legado Cambó no sólo es un monumento a su gusto y erudición, sino también un recordatorio de que el coleccionismo, en su máxima expresión, puede ser un acto de patriotismo y un servicio a la cultura.