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JORGE LLOPIS

Algunos de los Monuments Men. George Stout es el 2ª por la dcha.
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Algunos de los Monuments Men. George Stout es el 2ª por la dcha. (Foto: © Archives of American Art)

Los verdaderos “Monuments Men”.

La MFAA (Monuments, Fine Arts and Archives Program) constaba de 348 miembros de 13 países diferentes.

martes 14 de febrero de 2023, 15:08h

Los aliados pudieron recuperar más de 5.000.000 de obras de arte. Se desconoce todavía la totalidad del expolio, porque los rusos jamás han aclarado que recuperaron por su parte las Brigadas de Trofeos y tampoco se tiene constancia de lo que “salio” durante el conflicto a través de los países neutrales.

Conocemos que son y que hicieron los “Monuments Men” por una pelicula de 2014 dirigida por George Clooney. No obstante, la película de Clooney nos relata una parte, la más filmica: Un grupito de cinco expertos en arte del bando aliado “bueno” (americanos, franceses e ingleses) al mando del comandante George Stout (Interpretado por George Clonney) se ponen a buscar las obras de arte saqueadas por los nazis durante la ocupación de Francia, Bélgica y Holanda dando tumbos por ahí y que terminan en una carrera contra reloj porque los otros aliados (los soviéticos) están en la misma tarea. Los “buenos” quieren restituirlas y los “malos” quieren apropiarse de ellas acogiéndose al derecho de compensación de daños por la guerra. Como película de acción no está mal, pero vale la pena tener en cuenta todas las realidades.

El mando aliado no consideró prioritario el asunto de la recuperación del arte en ese momento del conflicto, aunque a medida que las tropas iban avanzando recuperando territorio ocupado y a partir de la información de los diferentes grupos resistentes, fueron conscientes de que el expolio artístico había sido una realidad descomunal.

Por otro lado el mando aliado (todos) no tenía muy claro lo que debían buscar. ¿Oro? Sabían que los alemanes se habían apropiado de los fondos de oro nacionales de estos países ¿Arte? Las mejores colecciones estaban en Francia y del resto no se tenía muy claro su dimensión ¿Billetes de banco? Los alemanes fabricaron millones de divisas falsas para hundir las economías enemigas ¿Brillantes? Las empresas más importantes estaban en Holanda y Bélgica. ¿Por dónde empezar?.

Los motivos aliados como se puede entender tampoco eran tan altruistas. En primer lugar la intención era hacerse con el suculento botín de guerra que se suponían estaba en poder de los nazis. Segundo se estaba intentando evitar que Alemania tuviera capacidad de recuperar su economía de guerra y reconstruir el Tercer Reich. Por último, restituir las grandes piezas saqueadas en museos y colecciones famosas.

Por su parte los soviéticos, si tenían claro lo que buscaban. Stalin creo en secreto en 1942 las “Brigadas de Trofeos”. Su misión era arrasar con todo. No solo arte sino también la preciada “tecnología e industria” alemana para construir (que no reconstruir) su industria quinquenal tercermundista. Como era de esperar los rusos actuaron por libre y sin consultar ni coordinarse con sus aliados en un expolio que duró desde 1944 hasta la muerte de Stalin en 1953, sobretodo en los países que reconquistaban por el este y que luego fueron los llamados paises del Telón de Acero.

Como se ve, al fin al cabo hablamos de botín de guerra, un derecho del vencedor hoy discutible, pero no entonces.

La información que se recibía por parte de la Resistencia francesa procedente de la historiadora Rose Vallanad fue definitiva. A partir de ahí, los aliados occidentales no puedieron no pudieron eludir la responsabilidad y en junio de 1943 se creó un departamento específico: la Comisión Roberts.

La Comisión Roberts se creó para ayudar al Ejército de los EE.UU. a proteger las obras de valor cultural en las áreas de Europa ocupadas por los aliados. Su nombre formal fue Comisión Americana para la Protección y Salvamento de Monumentos Artísticos e Históricos en Zonas de Guerra. La comisión desarrolló inventarios de propiedad apropiada para los nazis, pero pronto se convirtió en la MFAA (Monuments, Fine Arts and Archives Program). Para darle forma, alistaron a todo aquel que con ciertos conocimientos en arte: conservadores de museos, historiadores del arte, bibliotecarios, arquitectos y artistas de las naciones aliadas. Así hasta 348 miembros de al menos 13 países diferentes de todo el mundo.

No obstante, la misión a veces (muchas) se complicaba: Unos 25 miembros incluso cruzaron la línea del frente de guerra para rastrear las ubicaciones de los objetos saqueados, con el añadido de proteger también lo que hasta entonces estaba intacto de no ser víctima de nuevos saqueos. Algunos murieron.

Como se ha mencionado la labor de la historiadora Rose Valland fue primordial. Era conservadora del Museo Jeu de Paume en Paris y que los alemanes utilizaron como deposito en transito de las obras saqueadas y seleccionadas para su traslado a Alemania.

Rose Valland realizó en secreto durante cuatro años un inventario preciso de las obras que pasaban por el museo e intentó descubrir sus destinos y destinatarios (generalmente dignatarios nazis), los nombres de los responsables de las transferencias, así como el número de convoyes y transportes, sin olvidar los datos técnicos de las obras.

Elaboró centenares de fichas a partir de los papeles tirados en las papeleras del museo y escuchando las conversaciones de los oficiales nazis. También transmitió información a la Resistencia francesa sobre los trenes que transportaban las obras de arte, para que esos convoyes no fueron dañados por las acciones de los resistentes.

La información sobre los destinos donde podían estar escondidos estos valiosos tesoros artísticos en Alemania y Austria fueron definitivos para poder focalizar y concentrar los esfuerzos del MFAA y de las Brigadas de Trofeos del Ejercito Rojo.

Por otro lado la metódica y cuidadosa burocracia alemana corroboraba el saqueo. La cuestión es dónde se encontraban escondidas las obras de arte y sobre todo reconocer la magnitud del botín que finalmente les resultó inimaginable, porque además de lo expoliado a franceses, belgas y holandeses había que añadir lo que los nazis expropiaron en la propia Alemania, Austria, Checoslovaquia, Polonia, Hungría o Bulgaria, tanto no sólo a judíos sino también a personas desafectas al régimen: liberales, comunistas, social demócratas, la iglesia católica, masones y un largo etcétera.

Los principales destinos o depósitos de las obras de arte fueron las minas de Altausse (Austria), las minas de cobre de Seigen, Las minas de Merkers (Alemania), El Castillo de Neushwanstein (Alemania), la propia residencia de Goering en Carinhall , los 7 refugios antiaéreos de la región de Berlin o Montefugoni (Italia).

La MFAA logró recuperar 5.000.000 millones de obras de arte y otros elementos de gran importancia cultural. Su actividad duró hasta 1949. Como decimos, las Brigadas de Trofeos actuaron por su cuenta. Solo en 1961 y por descuido de unos funcionarios , se supo que los rusos habían capturado por su cuenta más de 2,600.000 obras de arte y objetos culturales.

Pero no todo son alabanzas. La restitución de obras no fue clara y a partir de 1950 menos todavía. Varios expertos como Miguel Martorell o Hector Feliciano, apuntan que los cambios en los tratados de restitución en 1949 fueron tajantes conviertindose esta cuestión en un drama administrativo y tremendamente burocratizado: Las obras saqueadas debian ser reclamadas localmente. Es decir, en cada país y sólo por parte de los propietarios si eran ciudadanos de la nación donde se reclamaban y sólo si se habían saqueado en el territorio nacional. La misma Rosa Valland criticó duramente en su libro de 1961 “Le front de l’Art” el inmenso esfuerzo realizado y la controvertida medidas asumidas y aplicadas postriormente.

Entre emigrados fuera de Europa, entre paises durante el conflicto, obras requisadas fuera de sus países de origen, obras transportadas fuera del país y desaparecidos durante el Holocausto las devoluciones fueron y continúan siendo una larga batalla legal entre las partes interesadas.

Para acabar de complicar la situación, desde los años 50 muchas obras de arte no devueltas se diluyeron en el segundo mercado, sobretodo a través de las casas de subastas inglesas y galerias de arte lo que favoreció su dispersión mundial.

Tampoco está claro el número de obras de arte que salieron desde 1936 hasta el final de la guerra, tanto procedentes de Alemania como de los países ocupados y que pasaron durante el conflicto por naciones neutrales como Argentina, España, Portugal, Suecia, Suiza o Turquía. Sólo en 1940, antes de que Estados Unidos entrara en guerra, el US Excalibur trasladó desde Lisboa 565 obras robadas, la mayoría procedentes de la colección del marchante francés Ambroise Vollard (otras fuentes hablan de más de 750) que se dispersaron por museos y colecciones nortemericanas y canadienses...

Otros países ocupados durante el conflicto como Francia y Holanda adquirieron legalmente para sus museos y de acuerdo con las leyes de arianización que se imponía en estos territorios, obras que los alemanes “desechaban”.

Todavía hoy la WJRO (World Jewish Restitution Organization) calcula que en aquel conflicto se robaron alrededor de 650.000 obras de arte y que 11.000 piezas todavía continúan desaparecidas. Entendemos que se trata únicamente de obras de arte procedentes de propietarios judíos.

¿Cumplieron con su misión los Monuments Men? Nadie lo niega, aunque finalmente ha sido la historia la que ha demostrado que quienes lo organizaron actuaron como pudieron en unas circunstancias inimaginables entonces y con unos resultados finales que todavía hoy son cuestionables, cuando no reprobables.
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