Jorge Llopis. Según informa SWISSINFO , finalmente el gobierno suizo ha legislado un cambio regulatorio en la cuestión de reclamaciones y restitución de obras de arte procedentes del saqueo nazi.
En septiembre de 2022, Pecados del Arte ya anunció esta intención gubernamental a pesar de la postura contraria por parte los museos helvéticos.
Suiza formó los Tratados de Washington en 1998, pero en estos 26 años, poco o nada ha cambiado en la legislación helvética. La compleja legislación cantonal, similar a la política federal alemana de comités independientes provocaba largos procesos legales en los que muchos de los reclamantes han abandonaron el proceso por los costes legales de estos procesos y los interminables vericuetos burocráticos museísticos a los que se veían sometidos.
Mercado de arte saqueado
Los funcionarios suizos siempre argumentaron que el país nunca estuvo ocupado por los nazis y, por lo tanto, no fue un depósito importante de arte saqueado. Sin embargo, Suiza sirvió como centro de mercado para el arte alemán antes y durante la guerra y por supuesto después.
La llegada de la famosa colección Gurlitt podría considerarse el detonante de esta decisión y cambio , aunque como veremos, todavía quedarían flecos administrativos por resolver debido a la compleja legislación cantonal del país y por tanto hay que ver si esta medida se aplicará de manera efectiva o es simplemente un intento de lavado de cara de este oscuro periodo para el país helvético.
En 2014 Cornelius Gurlitt donó su controvertida colección al Museo de Berna. Gurlitt heredó su colección de su padre, un marchante que trabajaba para Adolf Hitler y cuyas compras incluían obras de arte confiscadas a judíos o vendidas bajo coacción. Las autoridades aduaneras alemanas confiscaron la colección en el apartamento de Gurlitt en Munich en 2012: cuando se hizo pública en 2013, el tesoro fue noticia en todo el mundo.
También en 2021 y con motivo de la ampliación del museo de Zurich con las obras de la colección Bührle , los críticos acusaron a la fundación de blanquear la procedencia de algunas de las obras de arte expuestas y exigieron una revisión de la exposición. Bührle, fue un industrial suizo que vendió armas a la Alemania nazi y compró obras de arte saqueadas.
Recientemente el gobierno suizo ha decidido finalmente enfrentarse a esta cuestión de manera unitaria, creando en el Ministerio de Cultura del país, una comisión federal para la evaluación y valoración de estas reclamaciones y tramitar en lo posible su solución. Al frente está Nikolla Doll quien ya tuvo que lidiar en su momento con la delicada colección Gurlitt.
Se espera que el gobierno designe a los miembros del comité, que serán entre nueve y doce, a finales de este año. La nueva comisión emitirá recomendaciones no vinculantes en disputas entre demandantes y tenedores actuales y podrá recurrir a expertos externos en casos individuales.
Las reclamaciones se presentarán al Ministerio de Cultura, que las recomendará al panel para su consideración. La directiva dice que cualquier obra de arte que se encuentre en Suiza o haya cambiado de manos allí puede ser considerada como sujeto de reclamación. El mandato de la comisión cubre tanto el patrimonio de la era colonial como las pérdidas de la era nazi.
Los reclamantes pueden solicitar una evaluación independientemente si el titular actual está de acuerdo, siempre que puedan demostrar que han realizado una investigación de procedencia e intentado llegar a un acuerdo con el titular actual.
Esto significa que los museos suizos pueden verse bajo una nueva presión para restituir o compensar el arte vendido bajo coacción, dependiendo de cómo interprete la nueva comisión los acuerdos internacionales. El mes pasado, 23 países –entre ellos Suiza– firmaron un nuevo acuerdo de “mejores prácticas” Según estas directrices, destinadas a aclarar ambigüedades de los Principios de Washington, y que significa que “cualquier venta de arte por parte de una persona perseguida entre 1933 y 1945 puede considerarse equivalente a una transferencia involuntaria de propiedad”.
No obstante, como comentaba anteriormente se plantean cuestiones espinosas: “Recomendaciones no vinculantes” y “solicitando una evaluación independientemente si el titular actual está de acuerdo” y “dependiendo de cómo interprete la nueva comisión los acuerdos internacionales”. Condiciones que no garantizan el éxito de las reclamaciones, pero que al menos inician un cambio de postura muy positivo por las autoridades suizas calmando las reclamaciones de la Opinión Pública.
Interpretación jurídica
Entre estas preguntas estaba cómo responderían los museos suizos al manejo de lo que en Suiza a menudo se denomina “Fluchtgut” (activos de vuelo): arte vendido por judíos durante la era nazi para financiar su fuga o comenzar una nueva vida después de perder su sustento y su hogar.
La cuestión del Fluchtgut pasó a primer plano. La entonces responsable suiza de cultura, Isabelle Chassot, afirmó que el término se utilizaba sólo en Suiza y debía evitarse. La posición oficial del gobierno suizo es que cada caso debe examinarse individualmente para determinar si una venta fue “confiscatoria”. En Suiza, las reclamaciones por obras de arte vendidas bajo coacción fueron a menudo rechazadas.
La decisión de Suiza de crear una comisión independiente ha sido bien recibida internacionalmente. En marzo un informe sobre el progreso de las naciones en la implementación de los Principios de Washington, la Organización Mundial de Restitución Judía y la Conferencia de Reclamaciones Judías colocaron a Suiza en una categoría de países que “han logrado avances sustanciales”.
Sólo nos queda esperar resultados.
Si (
No(
