Desde hace años, la ciudad de Valencia celebra su pasión por los fuegos artificiales y por la pólvora de manera desmedida y descontrolada, sin ningún respeto por el patrimonio cultural, ni por sus entornos de protección. Y el principal responsable tiene nombres y apellidos: el Ayuntamiento de Valencia.
Ya en diciembre de 2016, se autorizó un castillo de fuegos artificiales que fue lanzado desde la barbacana y desde la terraza del Portal dels Serrans (BIC) con motivo de la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad UNESCO. Hubo una serie de daños ocasionado por la pólvora que ni se quisieron reconocer, ni se quisieron analizar.
El 7 de octubre 2017 se celebró un correfoc en la plaza de la Virgen de Valencia en la que una de las estructuras desde la que salían los cohetes y las chispas fue colocada pegada a la fachada de la Real Basílica de la Virgen (BIC). Las chispas impactaron directamente contra la fachada del bien, sin ningún tipo de protección ni distancia de seguridad. Al día siguiente también había marcas ocasionadas por la pólvora. Nadie quiso hacerse responsable.
El 22 de julio de 2023 a las 23h. se celebró una “minimascletà” en la plaça del Mercat, delante de la Lonja de los Mercaderes, Patrimonio de la Humanidad UNESCO, y de la iglesia de los Santos Juanes y de les Covetes de Sant Joan (BIC), dentro del área y del entorno de protección señalado en el PEP de Ciutat Vella de 2020. Gobierno y oposición se señalaron mutuamente y se sacaron “informes”, algunos de ellos ad hoc, a posteriori para intentar justificar esta burrada.
También en 2023, el 31 de diciembre, se volvió a utilizar la propia terraza y superficie del edificio del Ayuntamiento de Valencia (BRL-BIC) para disparar el castillo de fuegos artificiales de la Nochevieja.
La lista de atropellos parece no acabar nunca. Y por ello es preciso volver a recordar que los esfuerzos, los recursos y el objetivo último de las administraciones públicas deberían ir destinados y orientados a la defensa, la salvaguarda, la protección y el acrecentamiento del patrimonio cultural, en lugar de a buscar excusas y pretextos absurdos para justificar lo injustificable.
Produce vergüenza ajena y es sumamente irresponsable y negligente hacerse valer de pseudo informes en los que se pretenden eludir las responsabilidades sobre el patrimonio histórico, artístico y cultural a través de argumentos absurdos sobre quién tiene las competencias, las adscripciones de los edificios protegidos o de los monumentos en cuestión, etc. cuya única razón de ser es la de quitarse el problema de encima y trasladarlo a otra área o servicio municipal.
También resulta lamentable que unas administraciones públicas usen como comodín que estos actos pirotécnicos se encuentren vinculado a fiestas tradicionales, que cuentan con una fuerte raigambre histórica en nuestra ciudad y que, además, no se tratan de eventos de nueva implantación. Una serie de excusas que se usan para evitar el dictamen de la Comisión Municipal de Patrimonio.
A ningún responsable político con dos dedos de frente y con un poco de “trellat” se le ocurriría autorizar el disparo de un castillo de fuegos artificiales desde la terraza y desde la superficie de un bien protegido y catalogado como BIC y/o BRL, sin las correspondientes autorizaciones de la Delegación de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Valencia y/o de la Comisión Mixta de Patrimonio. Y máxime cuando está en vigor el Plan Especial de Protección de Ciutat Vella, aprobado en febrero de 2020, además de una Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano.
A pesar de esto, nuestras instituciones públicas se empeñan en retorcer la normativa y la legislación vigente a su antojo para autorizar estas barbaridades, usando para ello los informes emitidos por el Servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Valencia, Protección Civil y la Delegación de Gobierno. Servicios y administraciones que no tienen ni potestad, ni ostentan competencias para autorizar estas intervenciones en el patrimonio cultural valenciano. Para eso está el Servicio de Patrimonio Histórico y/o la Comisión Mixta de Patrimonio Cultural, así como la Generalitat Valenciana a través de la Conselleria de Cultura y la Dirección General de Patrimonio.
Son varios los estudios que evalúan los efectos y los daños de la pirotecnia en el patrimonio histórico y cultural, y que recomiendan alejarlos de los entornos monumentales y de los edificios protegidos. Son muchas las voces y las asociaciones patrimonialistas que denuncian estos hechos ante las administraciones públicas competentes.
El Defensor del Pueblo valenciano, el Síndic de Greuges de la Comunitat Valenciana, ya se ha pronunciado al respecto y ha recomendado en diversas ocasiones fijar los criterios de actuación a nivel municipal para la tramitación de aquellos espectáculos pirotécnicos ubicados en las cercanías de un Bien de Interés Cultural o similar, así como no autorizar el disparo de pirotecnia en un BIC o en un BRL.
Desafortunadamente, los irresponsables que están al frente del Ayuntamiento de Valencia no hacen caso ni a las denuncias, ni a las recomendaciones. Su única preocupación es poder tirar mascletaes y castillos, aunque sea a costa de la protección, la seguridad y la salvaguarda del patrimonio cultural valenciano. No se puede ser más irresponsable.