La Fiscalía de París ha cuantificado lo invaluable, lo insustituible. La Fiscalía de Paris ha violado la magia del concepto del Valor Incalculable. Así, las joyas robadas en el Louvre el pasado 19 de octubre, SI TIENEN PRECIO: 88 millones de euros.
"Más allá del valor económico de los más de 8.700 diamantes, 34 zafiros, 38 esmeraldas y más de 200 perlas robadas, cuyo precio es difícil de cuantificar, es su conjunto lo que le da todo su valor, y éste es precisamente inestimable ya que las piezas robadas representan una parte de la historia de Francia y del patrimonio común de los franceses", declara el historiador Eric Anceau.
Según este criterio totalmente acertado ¿Por qué no 1.000 millones o 3.000…?.
Fríamente, desde la perspectiva del Perito Tasador, la valoración de las joyas robadas es importante. ¿Fundamental? , bueno, habrá quien piense que es prescindible cuando hablamos del patrimonio nacional, pero el dato económico de lo robado es necesario para la Fiscalía y los organismos administrativos, tanto financieros como culturales.
Surgen no obstante, preguntas clave: ¿Qué se valora y cómo se valora?.
Como he indicado en alguna intervención, y sin ser Perito Gemólogo, desde la perspectiva estrictamente de las joyas, entiendo que habría que empezar teniendo en cuenta los valores objetivos:
- La calidad de las piezas (del metal empleado y las gemas).
- La mano del orfebre.
Después debemos incluir valores subjetivos, igualmente importantes:
- A quien iban destinadas las joyas.
- Como afectará el cierre de la sala en las visitas al museo.
Valorar su valor institucional o histórico, es tal vez , la parte más compleja y en mi opinión la verdaderamente incuantificable, aunque repito: Todo es tasable.
En cuanto a los daños museísticos, les aseguro que el numero de visitas al Louvre se incrementará de manera exponencial por el publico curioso ante el morbo y visitar si se puede el escenario del crimen. En ese sentido, soy asquerosamente pragmático y frío.
Vamos pues a lo que si podría ser cuantificable físicamente y en primer lugar a la cuestionable calidad de las gemas de las piezas robadas. ¿Porqué podemos dudar de la calidad de las joyas actuales?.
Para ello es importante recordar que Paris a lo largo del siglo XIX, vivió varias revoluciones y revueltas: las Revoluciones de 1830, que derrocaron a Carlos X e instauraron la Monarquía de Julio; la Revolución de 1848, que puso fin a dicha monarquía y estableció la Segunda República Francesa; y la Comuna de París de 1871, una insurrección socialista tras la derrota en la guerra franco-prusiana. Hubo también otras sublevaciones, como la de junio de 1832, que fue un intento de golpe de estado republicano.
¿Qué pasa con el patrimonio y sobretodo con los objetos valiosos y joyas durante este tipo de acontecimientos violentos?. Desde luego no se custodiaron convenientemente y menos entonces, ya que la sensibilidad conservacionista y protectora patrimonial durante estos levantamientos fue lo menos importante.
También es más que dudosa la capacidad de custodia y seguridad en el momento y por parte de los responsables y cabezas de estos levantamientos. Es más, esos objetos fueron objeto de saqueo y enriquecimiento, cuando no de destrucción directamente.
No hay que ser demasiado ingenuo para entender que lo primero que se hace cuando se roba o saquea una joya, cuajada de piedras preciosas, es precisamente desmontarla, parcialmente o en su totalidad.
Vamos a un siguiente aspecto. Su recuperación, restauración y conservación en el museo del Louvre, es decir el Estado francés.
Desde luego es encomiable el esfuerzo que debió realizar Francia en su momento para volver a recopilar lo que quedara(no se olvide) de estos tesoros y su reubicación en la Galeria Apollon del Louvre. Esta galería se configura como Sala del Tesoro de la Corona francesa en 1887.
En 2020 se reconfigura el espacio expositivo con la creación de tres nuevas vitrinas para presentar la colección real de gemas y los Diamantes de la Corona, que anteriormente se exhibían en dos lugares separados del Departamento de Artes Decorativas, ofreciendo a los visitantes una visión completa e histórica de las creaciones únicas que alberga el museo.
La primera vitrina alberga joyas anteriores a la Revolución, mientras que la segunda muestra joyas del Primer Imperio, la Restauración y la Monarquía de Julio, y la tercera vitrina alberga joyas del Segundo Imperio, incluidos restos de las grandes galas de la emperatriz Eugenia.
Queda por fin el tema delicado : La restauración y con ello se volverían a plantear aspectos técnicos pero cruciales.
Estas joyas una vez recuperadas tienen como objetivo ser expuestas, por tanto la calidad y acabado de la restauración se dirige al público y al impacto visual de las mismas. En algunos museos arqueológicos se muestran piezas originales que destacan los fragmentos restituidos y restauraciones visibles, siguiendo convenciones internacionales. En este caso entiendo que se quieren mostrar las joyas en todo su esplendor, pero dudo mucho que lleven, o se hallan gastado, millones en un zafiro o diamante de gran tamaño para sustituir el que fue.
Es de suponer que las cartelas de las piezas expuestas indicarán: Propietario, orfebre, y quilates de las piedras, pero ¿se refiere a los quilates que fueron originales o a los actuales?.
Por tanto las dudas plausibles se basan ante la ausencia de información publica al respecto:
¿Hay informes previos del estado de las joyas recuperadas? ¿Hay un informe gemológico previo de la calidad y originalidad de las piezas? ¿En que consistió la restauración? ¿Se incorporaron piedras nuevas a las joyas que no las tenían o se habían “extraviado”? ¿Qué tipo de piedras o gemas se emplearon?.
Si las autoridades francesas facilitan esta información podremos conocer realmente la primera cuestión que se planteaba en este artículo. El PRECIO.
Estas consideraciones son frías, lo sé, pero necesarias para entender o plantear hipótesis sobre el objetivo de este robo. Desde luego las del propósito económico del robo. ¿Arriesgarse a que las gemas de las piezas robadas sean falsas? En mi opinión, dudo que los ladrones se expongan a la opinión negativa de los receptadores y talladores.
En mi humilde opinión el objetivo del robo es otro, teniendo en cuenta el valor institucional de las joyas robadas al Estado francés (el Louvre). ¿Humillar a Francia?. Me parece muy pobre. ¿Negociar?. Es más humillante todavía, pero por eso mismo, nunca se sabrá. ¿Negociar el qué?. Esto ya sería cuestión de la organización criminal que haya encargado el robo y el Lado Oscuro de gobierno francés y se constatará solo y cuando aparezcan de nuevo las joyas.
De momento , parece que las únicas joyas autenticas de una casa real que se conservan íntegras, están en Londres, en la famosa Jewel House de la Torre de Londres custodiadas militarmente desde 1661. ¿Han sufrido robos?. Intentos más bien. En 1671 el coronel Thomas Blood atacó a un guardián, desfiguró la corona y se llevó las joyas, pero fue capturado antes de poder escapar. Por tanto no hay que despreciar a los Beefeters, porque fueran consumidores de ternera (Beef) o unos bebedores empedernidos de ginebra. Hicieron su trabajo.
Cuando estaban a punto de escapar el hijo del guardia al que habían atacado, apareció en la Torre, descubrió a los ladrones y dio la alarma. Rápidamente Blood y su banda fueron detenidos y nuestro intrépido irlandés, fue conducido a presencia del repuesto monarca Carlos II Estuardo.
Sorprendentemente, y aunque nadie sabe lo que pasó entre ellos, Blood no solo no fue encarcelado o condenado a muerte por su atrevida acción, sino que obtuvo el perdón real, le fueron devueltas sus propiedades expropiadas en Irlanda e incluso le fue concedida una pensión.
Pero bueno, ya se sabe como son los ingleses…