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¿HAY QUE REVISAR LOS ACUERDOS DE WASHINtON?

'Junges Mädchen' (1901), Paula Modersohn-Becker
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"Junges Mädchen" (1901), Paula Modersohn-Becker (Foto: © Hamburg Kunsthalle)

Una negativa del Kunsthalle de Hamburgo, cuestiona la validez de los Acuerdos de Washington en Alemania

Al Hamburg Kunsthalle le importan muy poco los Acuerdos de Washington
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Al Hamburg Kunsthalle le importan muy poco los Acuerdos de Washington (Foto: ©Wikipedia)

Un nuevo caso de reclamación de expolio desoída por un museo de Baviera

viernes 29 de diciembre de 2023, 10:00h
Robert Graetz en 1935
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Robert Graetz en 1935 (Foto: © Hilde & Roberto Graetz)

Desde la aceptación de los Acuerdos de Washington en 1998, Alemania sólo ha devuelto 23 obras expoliadas en 25 años

J.LL. - Robert Graetz era un empresario textil berlinés. En 1938 su hijo huyó de Alemania, pero Graetz se quedó. No se sentía judío, sino alemán. No creía lo que estaba pasando. En 1939 tuvo que cerrar su empresa. Posteriormente, Robert Graetz lo perdió todo: su casa y su colección de arte: más de 200 cuadros valiosos. Sus pertenencias habían sido decomisadas, según indicaba la lista de transporte de incautaciones del régimen nazi.

Al mismo tiempo, Conrad Doebbeke. Miembro del NSDAP, abogado y comerciante de arte , compró a precios de ganga obras de arte a propietarios judíos que tuvieron que venderlas para financiar su fuga. Así llegó a manos de Doebbeke un cuadro: "Junges Mädchen" (Cabeza de niña) de 1901, obra de la pintora expresionista Paula Modersohn-Becker. Según los descendientes de Robert Graetz, el óleo estaba colgado en la casa del empresario. El 14 de abril de 1942, Robert Graetz fue deportado a Auschwitz. No volvió del campo de exterminio.

Actualmente, la pintura "Junges Mädchen " forma parte de la colección del Hamburg Kunsthalle, a pesar de que la obra figura en la base de datos LostArt desde más de 20 años como objeto de arte sospechoso de saqueo nazi. Sin embargo, en su página web, la Kunsthalle describe el origen de la imagen, como una donación realizada en 1958 por Else Doebbeke, la viuda del marchante de arte nazi Konrad Doebbeke.

Desde hace tres años, el nieto de Robert Graetz, Roberto Graetz de 72 años, intenta recuperar este cuadro de su abuelo, pero las negociaciones con el museo de Hamburgo han sido peor que infructuosas. "Estamos muy enojados por este comportamiento. El Hamburg Kunsthallee no ha hecho nada en tres años. Nos toman como rivales, no como víctimas, pero las víctimas no vivimos tanto tiempo". A finales del pasado verano, Roberto Graetz insistió de nuevo ante la Comisión Consultiva, pero el museo de Hamburgo lo ha vuelto a rechazar.

El abogado de Graetz explica que el Hamburg Kunsthalle sólo se ha pronunciado una vez sobre el asunto. Esto se hace con un argumento que los museos suelen utilizar para defenderse de reclamaciones y ganar tiempo: niegan la llamada “identidad del objeto”, o lo que es lo mismo, la procedencia original del objeto.

Alexander Klar, director del Hamburg Kunsthalle, afirma: "No está claro si esta obra es la que formaba parte de la colección de Robert Graetz, o no. Y se están realizando investigaciones al respecto".

Este nuevo caso de maraña administrativa burocrática museística alemana, no hace más que reavivar la polémica acerca de la validez de la Declaración de Washington, firmada en 1998, en la 44 estados, Alemania y Austria las primeras, firmaron una declaración según la cual en adelante desearían encontrar soluciones "justas y equitativas" para la devolución o compensación del arte saqueado por los nazis.

Alemania tardó cinco años en crear una comisión para ello, aunque solamente sólo podrá actuar si los museos con bienes sospechosos de robo, no sólo estén de acuerdo con las reclamaciones, sino que incluso acepten la decisión de la comisión sobre sus controvertidas obras de arte. De hecho las decisiones no son vinculantes.

Es decir, los demandantes pueden presentar su reclamación ante la Comisión Estatal, pero la decisión final depende de la subcomisión federal a la que pertenece el museo, pero si el museo no está de acuerdo, no hay nada que hacer.

Baviera ofrece un ejemplo de esta prerrogativa . En las colecciones estatales de pintura se encuentra el cuadro de Picasso Madame Soler, cuyo valor se estima en 50 millones de euros. Los herederos judíos lo reclaman, pero el Estado de Baviera se niega a llevar el caso ante la Comisión Asesora, por lo que los descendientes quedan como simplemente como “meros solicitantes”.

Es importante destacar que en 25 años, esta comisión alemana sólo ha podido decidir 23 casos.

Hace una semana hubo una celebración para conmemorar el aniversario de la Declaración de Washington. Pero no había nada que celebrar, como explica Rüdiger Mahlo, de Jewish Claims Conference: "Lo que vemos hoy es que entre el tres y el siete por ciento de las pinturas han sido restituidas. En un período de 25 años. A este ritmo, nos llevará más de 300 años".

Según esta asociación judía es urgente reformar la Comisión de Arte Saqueado por los Nazis en Alemania en un punto fundamental: La comisión debería poder ser convocada unilateralmente por los descendientes o herederos sin el beneplácito de los museos. Esta reforma lleva años fracasando debido a la resistencia de los estados federados propietarios de los museos.

Rüdiger Mahlo, explica las consecuencias de esta facultad de no vinculación, respecto a los herederos que han presentado la reclamación: “Eso significa que los herederos han estado pagando honorarios legales durante 15 años, investigando la procedencia, para terminar siquiera ser considerados como parte reclamante.

La ministra de Cultura alemana Claudia Roth, quiere reformar la comisión antes de la primavera de 2024: “Hemos llegado a un acuerdo con los estados federados según el cual habrá una convocatoria unilateral. Sólo hay un estado de la República Federal no se ha puesto de acuerdo y es Baviera. Y creo que Baviera no podrá resistir si todos los demás estados federados dicen: Sí, , estamos moralmente obligados."

Si Alemania se toma en serio la devolución de objetos de arte robados a judíos, entonces esta comisión debe tener finalmente el derecho de intervenir. De lo contrario, su existencia no será más que un absurdo, sin consecuencias y mucho gasto administrativo.

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