La reciente deportación a Rusia de los espías Artem Dultsev y su esposa Anna Valerievna ponen de nuevo en el tapete la relación del arte como tapadera en actividades de espionaje.
El descubrimiento de estos dos espías también debería servir como una llamada de atención sobre una de las formas más singulares en que las empresas que operan dentro del primer y segundo mercados del arte pueden ser manipuladas de manera deshonesta, y en este caso por los propios países.
El mundo del arte, que suele percibirse como un reino de sofisticada belleza y alta cultura, puede ser un terreno sorprendentemente fértil para operaciones clandestinas de todo tipo y, en este caso, sus características únicas lo convirtieron en una tapadera atractiva para las actividades de inteligencia.
Desde luego el espionaje relacionado con el mundo del mercado del arte no nuevo, es más, probablemente el arte ha servido como excusa para acceder al poderoso (o sus amistades íntimas de todo tipo ) e informar de sus actividades desde que se inició el coleccionismo.
Recordarlos a todo merecería un libro extenso o incluso una colección completa que abarcaría desde los nombres de los espías, que tipo de piezas emplearon, el motivo de las operaciones o a quien se espió.
Merecen especial atención por ser compatriotas y casi contemporáneos, los casos de Juan Pujol alías Garbo que abrió en Caracas una floreciente galería de arte que servía para mantener el flujo de información y ayuda para refugiados de ambos lados. César González Ruano, periodista y corresponsal en Berlín, Paris y Roma, expulsado por los nazis por sus actividades opacas. Alphonse van den Berghe, alías Erik el Belga , que antes de traficante de arte , lo fue de armas, rearmando a grupos terroristas europeos en los años 60 con los excedentes de guerra diseminados por los bosques belgas. Después de una condena irrisoria se quedó en España, colaborando con la policía identificando piezas robadas por él ¿O tal vez explicando a que grupos terroristas había vendido armas?.
Durante el franquismo y hasta que fallecieron años después, varios refugiados nazis de importancia asentados en España, tuvieron relación con los servicios secretos, Otto Skorseny colaboró con la CIA y el ¡Mossad! O Hans Hoffman cónsul alemán en la Costa del Sol se dedicaron directamente o indirectamente al mercadeo del arte.
En los años 90 en una vivienda situada encima de un famoso restaurante ruso de Madrid donde solían ir a cenar conocidos marchantes, se descubrió cuando se llevó a cabo la reforma, que estaba trufada de cables, micrófonos y microcámaras y que el anterior inquilino había sido un funcionario permanente de la embajada soviética.
El mayor escollo para hablar abiertamente del asunto es que precisamente, a menos que el espía haya sido detenido e identificado como tal y su actividad relacionada con el mundo del arte igualmente probada, es adentrarnos en el resbaladizo mundo de la ficción novelada.
Hace años conocí a un empleado de la embajada griega al que le gustaban mucho las antigüedades. A otro de la embajada cubana que en sus ratos libre facilitaba la venta de obras de Wifredo Lam o a una señorona marchante de Madrid de la que se decía había sido agente del CESID español. ¿Verdad o mentira? ¿Tal vez envidia por parte del sector en un intento de desprestigiarlos?.
El Segundo Mercado del arte ha sido y es el entorno ideal para actividades de espionaje: La discreción, la integración social de alto nivel, el tipo de comprador, o el mismo objeto son los elementos ideales para obtener información.
La relación entre Espionaje y el Segundo Mercado del arte sigue muy activa. Si se piensa detenidamente, el procedimiento y objetivos no han cambiado:
COMUNICACIÓN DISCRETA:
el arte puede utilizarse como medio de comunicación encubierta. Se pueden insertar mensajes o códigos ocultos en pinturas, esculturas u otras formas de arte.
RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN:
los eventos, las exposiciones y las subastas de arte pueden utilizarse como plataformas para recopilar información. Los comerciantes y coleccionistas de arte suelen interactuar con personas de alto poder adquisitivo que pueden poseer información valiosa.
RECLUTAMIENTO:
el mundo del arte puede ser un terreno fértil para reclutar agentes. Ofrecer empleo en puestos relacionados con el arte puede proporcionar una cobertura adicional para los agentes de inteligencia reclutados.
PUNTOS DE INFORMACIÓN:
las galerías de arte o las casas de subastas pueden utilizarse como puntos de información para intercambiar información clasificada.
TAPADERA PARA VIAJES: los comerciantes de arte, los coleccionistas y los representantes de las casas de subastas suelen viajar mucho. Esto proporciona una tapadera legítima para que los agentes de inteligencia se muevan y se reúnan libremente a través de las fronteras.
CONTRABANDO:
los envíos de arte pueden utilizarse para ocultar contrabando, como documentos clasificados.
TRANSACCIONES EN EFECTIVO:
si bien el mercado del arte está cada vez más digitalizado, las transacciones en efectivo aún predominan en ciertos segmentos. Esto puede aprovecharse para actividades financieras ilícitas.
LAVADO DE DINERO:
el arte puede utilizarse para blanquear fondos ilícitos. Sobrevaluar o infravalorar las obras de arte puede ayudar a disfrazar el origen del dinero.
En el reciente caso de los Dultsev, el enfoque natural del mundo del arte en la discreción y la privacidad permitió a la espía rusa Anna Valerievna Dultseva integrarse sin problemas en la sociedad eslovena. Al mismo tiempo, su personalidad pública cuidadosamente construida protegía su verdadero propósito y le otorgaba la libertad de maniobrar sin ser detectada dentro de la intrincada red de intrigas internacionales.
Hoy la relación del mercado del arte y el espionaje se ha sofisticado. La información que se persigue, obtiene y ofrece está más expuesta y parece ser más sensible como son los datos que circulan en la red y que pueden facilitar datos bancarios o el acceso a información más privada . Las empresas que la manejan creen que son invulnerables o simplemente no han aplicado los protocolos de seguridad exigidos.
El marido de Valerievna Dultseva, Artem Dultsev, puso en marcha una empresa dedicada a vender software de seguridad. Más claro en botella.
Hace unos meses Chirstie’s sufrió un ciber ataque que afectaba a su base de datos de clientes importantes: Grandes fortunas y clientes internacionales. En este caso, “oficialmente” se atribuyó la autoría a un grupo de Hackers que intentaron un chantaje conta la sala de subastas. ¿Alguien se lo cree?. Yo desde luego no, y el MI 5 y MI 6, los servicios de inteligencia y espionaje británicos, me parece que tampoco.