No conozco muchos medios especializados en arte que sean independientes. En España son residuales , menos el caso, en mi humilde opinión, de ARS, que es la más completita, el resto se deben, pliegan y lamen a sus señoritos publicitarios institucionales. Por eso Pecados del Arte es casi, casi como la Aldea de Astérix, una panda, que sólo decimos “están locos esos” (lo que sean) lo que me preocupa, ya porque por lo visto, todo el mundo está loco menos nosotros, y eso en cualquier manual de siquiatría se define como patología.
En el extranjero no es mejor. Fuera, los lobbies funcionan y directamente son los dueños. Las revistas de arte escoran ideológicamente y se creen las herederas de aquellos manifiestos del Documenta Kassel en los que la política, emponzoñó el arte, creyendo que la evolución de la cultura y las artes, es cosa exclusiva de burgueses y como la burguesía tiene ese discreto encanto que depende de cómo sopla el viento, desde hace décadas son progres o cargan por la izquierda, no nos vamos a engañar.
En Pecados del Arte nos preocupamos de otras cosas. Aquí no importan ni conspiraciones ni tendencias ni postureos. Nos preocupamos de los delitos contra el arte y el patrimonio, los cometa quien los cometa. Normalmente la cosa de los fraudes, falsificación, expolio, robo y contrabando es cosa de dinero chungo, y el dinero chungo lo maneja gentuza . La destrucción, el vandalismo y de nuevo el expolio son fruto de la dejación institucional. Es decir de los políticos y gobiernos que no tienen putaidea de que es eso del patrimonio, más allá de un lugar donde practicar la Selfidiocia o que oferta complementaria hay cerca, para comer paella y cochinillo.
Desde hace unas semanas estoy siguiendo las peripecias trumpistas en esto de la implicación de la Casa Blanca en cosas del patrimonio y el arte.
Poco se puede esperar del señor Trump, no nos engañemos. El tipo es un patán sin paliativos. De arte no pregunta de quien es la obra, sino cuanto cuesta. De historia supongo que sólo sabe la de Nueva York y Manhattan, que es donde su padre y abuelo se hicieron de oro con burdeles y especulando, y de cultura creo que sólo piensa que todo empieza y termina con el Wokismo. Pero oye, es el presidente de EE.UU. y sino, haber votado a alguien con estudios. Los medios del arte están que trinan con Trump, pero es que al Wokismo no le importa el arte, les importa Trump. Aún y así, ojito con el marido de la Melania.
Aquello es grande y con más de 35.000 museos y con 63 Parques Nacionales (el más pequeño es como la provincia de Cuenca), mantenerlo cuesta dinero, y como parece que malgastarlo es la principal paranoia del señor Musk, conciencia áulica del presidente, se ha puesto de “sastre” en esto de las subvenciones y le ha metido en la cabeza al pobre Trump que hay que recortar. Como el señor Musk es sudafricano, lo del arte, el patrimonio y la cultura tampoco lo tendrá en sus genes.
Ya han empezado los recortes. Primero han sido los Parques Nacionales que por su extensión también cumplen un papel antropológico y etnográfico, que es la única historia que pueden tener los EE.UU.. Ha cerrado las oficinas porque los alquileres son altos y ha dejado a 40.000 tíos en la calle. Si leen la revista, verán a que me refiero: Conservadores, seguridad, guías, museos, almacenes y oficinas.
Ahora va a por el arte público. La vasta colección de arte público en EE.UU. (más de 26.000 piezas) algunas de las cuales son de la década de 1850, han quedado sin custodia después de que al menos cinco oficinas regionales de la Administración de Servicios Generales (GSA), la agencia operativa del gobierno federal, cerraran a principios de este mes. La mitad de los casi 40 empleados de la división de la GSA dedicados a la preservación artística e histórica han sido despedidos.
Para acabarlo de arreglar un nuevo recorte se acaba de aplicar: 'Eliminar' las agencias que financian museos y bibliotecas públicos. El Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas (IMLS) aparece junto a otras seis organizaciones "innecesarias". La eliminación del IMLS supone un varapalo para las instituciones culturales, especialmente para aquellas en comunidades marginales que dependen del apoyo federal.
Parece que al pobre Trump lo del asunto Woke, se le ha puesto entre ceja y ceja como la madre de todo los males en la sociedad norteamericana que según él, es la del mundo mundial.
¡Malhadado sea quien diga o simplemente pensara que abogo por el movimiento Woke!, soy cristiano viejo, heterosexual de rancio abolengo, liberal de casta y con cultura de alcurnia, y por tanto enemigo a abatir por Cancelacionistas y demás ralea de mal vivir, pero arremeter con tijeretazos Munksianistas sin diferenciar la cultura del arte y el patrimonio puede ser un riesgo.
Viví en EE.UU. unos años y no creo que el país haya cambiado tanto. Da para mucho y para nada. Les tengo afecto y a veces me da lástima su espontánea ingenuidad fruto de tres características del país: Su manía por el agradecimiento, su pragmatismo maniqueo y una forzada convivencia pacifica, como si no hubiesen superado los traumas históricos y sociales que supone ser un país de aluvión.
Todo apunta a una preocupante obsesión a la disminución del apoyo a las artes y las humanidades como una cosa malísima y que América sea una sociedad racional y científica.
Alguno dirá ¿Y sirven para algo las artes y las humanidades?.
Diré, que sólo el que lo tiene, lo entiende.