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Jorge Llopis Planas

Cuando el Pop hizo !Poff!

miércoles 23 de abril de 2025, 10:00h

Varios comités de autentificación de artistas echaron el cierre en la pasada década y concretamente entre 2011 y 2012. Estamos hablando de las fundaciones de los artistas más pujantes de aquel entonces como Andy Warhol (1928-1987) o Jean Michael Basquiat (1960-1988), a las que siguieron, las de Keith Haring (1958- 1990) y la de Roy Lichtenstein (1923-1997). Artistas del conocido movimiento Pop Art, cuya buena parte de su trabajo y producción se desarrolló en obra seriada en diferentes técnicas.

El cierre de dichos comités fue discreto. Simplemente enviabas una obra para su verificación y no te respondían y al cabo de los meses el mensaje era claro “El Comité de Autentificación ha cancelado el servicio de autentificación. Recurra al catalogo razonado del artista”.

Aquello no parecía una broma pesada, era lo siguiente. Los profesionales dedicados al ámbito pericial, nos temimos lo peor. Hablamos de artistas cuya cotización entonces no bajaba de los 5.000.000€ de euros (Warhol y Basquiat) y en cada subasta multiplicaban sus precios un 50% hasta llegar a las estratosféricas sumas actuales.

A partir de 2013 aproximadamente, sucedió lo que nos temíamos. Las falsificaciones y los certificados falsos empezaron a emerger en el mercado de manera masiva. Durante tres años al menos, recibí 8 obras de Basquiat, 5 de Warhol y 3 de Lichtenstein. De Haring, reconozco que ninguna.

Alguno pensará que aquello sólo afectaba al mercado del arte americano, pero desde que hay internet el problema es global. Son artistas que tuvieron un largo recorrido de exposiciones por todos el mundo, por lo que la posibilidad de obras en el mercado era más que probable y saltaron a la fama rápidamente: se pusieron de moda entre las celebs de entonces.

¿Por qué las fundaciones cerraron de manera tan abrupta?. Cada una se enfrentaba a una situación diferente, pero todas convergieron en las cuestiones legales y enfrentarse a costosos procesos que no podían asumir.

El caso más sangrante lo sufrió la Fundación Keith Haring (extinta en 2012) cuando se presentó una demanda común de 9 afectados, reclamando 40 millones de dólares, por haber declarado 41 obras como falsificaciones y La fundación "ignoró repetidamente y no revisó la información proporcionada por los demandantes que establece la procedencia de las obras, y... es fundamental para su autenticación",

En el caso de la Fundación Warhol (también cerrada en 2012) se dio cuando un cineasta Joe Simon-Whelan demandó en 2001 y durante años a la fundación por lo mismo: No querer reconocer una obra vendida original y declararla como falsa. Los costes legales fueron de 7 millones de dólares para la fundación. Pero no este no había sido el único caso.

En el caso de la Fundación Basquiat, se da la circunstancia que se anunció que habían aparecido repentinamente más de 1.000 obras inéditas y empezaron a circular obra y certificados falsos, firmados supuestamente por Bernard Basquiat, el padre. Afortunadamente para él no le pasó nada, falleció en 2008. Pero los problemas empezaron de verdad cuando de nuevo, la fundación se negó a certificar una obra adquirida en 1982. En este caso la demanda fue de 10.000.000 de dólares.

Los patronos de La Fundación Roy Lichtenstein, viendo como se ponía el asunto, fueron más inteligentes. Fundada en 2005 cerró en 2012 de manera preventiva, por si acaso.

La Fundación Roy Lichtenstein no había sido objeto de ningún litigio relacionado con la autenticidad. Sin embargo, el director ejecutivo Jack Cowart afirma que, tras la demanda de la Fundación Warhol, llamó a su asegurador para preguntar sobre su cobertura. “¿Tenéis algún caso similar?. Ninguno respondió, pero si juegas a la ruleta rusa durante mucho tiempo, al final te toca.

En otros como es el caso de la Fundación Haring, se le acusó de un descontrol en las ventas, sin que no hubiese un registro que pudiera verificar la trazabilidad original de las piezas (provenance), cuestión que si debería garantizar el comité cuando las obras (acuarelas) del artista alcanzan los 4.000.000 €.

Las juntas de autenticación han sido objeto de frecuentes críticas por lo que algunos observadores consideran una toma de decisiones secreta, arbitraria o sesgada, lo que plantearía serias dudas sobre sus procedimientos y su responsabilidad ante los propietarios de las obras de los artistas y sus Derechos Morales. En el caso de estas fundaciones , los comités estaban formados por amigos, parejas, amantes y amigos de los y las amantes: La tropa que acompañó a los creadores en su corta y tragicómica existencia en Manhattan.

Las demandas contra las fundaciones se podrían resumir simple y llanamente en Lucro Cesante para los propietarios. La mayoría de estas obras se compraron en los años 80 a precios asequibles, cuando empezaban a tener cierta relevancia en el Upper Side , y en el 2007 estaban empezando a despuntar económicamente y los propietarios quisieron vender y no pudieron, perdiendo mucho dinero.

En varias de estas demandas, los afectados acusaron a las fundaciones de no querer certificar, incluso declarar las obras como falsas para evitar que hubiesen demasiadas obras del autor en el mercado, es decir, crear una demanda en el mercado e inflar precios descaradamente (casos Warhol y Basquiat).

Lógicamente solamente los grandes coleccionistas y galeristas importantes, a quien nadie osa discutirles, salen beneficiados, por no hablar de las propias fundaciones que seguirían percibiendo los suculentos Derechos de Sala (porcentaje de ventas de las obras vendidas), más elevados si la obra se vende más cara.

Tampoco hay que olvidar que estas fundaciones poseen o conservan importantes fondos de sus artistas ¿Qué mejor manera de aumentar su valor patrimonial?.

Hay que advertir que algunas de estas fundaciones habían editado en su momento el catálogo razonado de sus artistas, por lo que en cierto modo había un control de la producción artística de los creadores. El de Warhol se cerró en 1987 y en cuanto a la obra de Basquiat teóricamente en 2010, aunque hoy los expertos sólo aceptan las obras publicadas en los catálogos de Enrico Navarra, su galerista italiano, que si tenía idea de la dimensión que el muchacho alcanzaría. La de Lichtenstein tardó algo más, 2023, pero claro, la pregunta que surge es: Si no hay fundaciones ¿Siguen siendo validos los catálogos razonados? ¿Quién los modifica, amplia y actualiza?. También hay mucha bibliografía de expertos y críticos, algunos reconocidos, otros espurios. Cualquier autor que publicaba una monografía de cualquiera de ellos se convertía en Experto.

¿Dejar por tanto, la autenticidad de las obras por su constatación en los catálogos razonados, debería ser la opción más razonable para autentificar su originalidad?. Parece que puede ser la opción más segura.

Desde hace unos cinco años Picasso Autication, no certifica obras. Con el fallecimiento de la eterna promesa del cine francés y frustrado piloto de carreras, Claude Picasso, se terminaron los procesos de autentificación. “Si está en el Zervos, es original y sino, no”, ha sido la repetida respuesta de C. Pinault, secretaria de la fundación y la única que entiende de la obra del malagueño ¿Pereza o prevención? . Seguramente lo segundo , puesto que el resto de los herederos (los dos nietos y la hija perfumista), no saben nada y sólo se dedican a lo suyo: cobrar Droites de Suit y Derechos Intelectuales.

PRINTS. Un problema americano

Hasta hace relativamente poco, los comerciantes americanos empleaban un solo término para clasificar la obra gráfica. Ellos las llaman PRINTS (que traducido sería simplemente PÓSTER o LÁMINA), obviando que la obra gráfica, la estampa, puede llevarse a cabo con diferentes técnicas. Las más habituales en el arte contemporáneo americano serían la serigrafía y litografía, ahora bien la cantidad de series realizadas sigue siendo un arcano.

¿Certificados? ¿Cuáles son válidos? ¿Los emitidos en vida del autor?. Aproximadamente atesoro unos 12 certificados falsos de Bernard Basquiat, del resto, cualquier autor que publicaba una monografía de cualquiera de ellos se convertía en Experto y el mudo digital hizo el resto. Manipulación de PDF, fotocopias, fotocopias de fotocopias, logotipos de fundación creados…Aquí los peritos tenemos algo que decir.

Me quedo con las acusaciones de especulación por parte de las fundaciones que provocaron finalmente su cierre. ¿Es lícita esta manipulación en el mercado del arte por parte de las fundaciones?.

El lector tiene la respuesta.

Jorge Llopis Planas

Consultor, Perito Judicial y Editor de Pecados del Arte

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