Resulta conmovedor, especialmente en un país tan complicado como Siria, descubrir que un grupo de voluntarios ha logrado proteger su patrimonio arqueológico del saqueo y el contrabando desenfrenado que han afectado a la región tras tantos años de guerra y terrorismo del ISIS.
La búsqueda de la supervivencia a través del comercio de sus más valiosos tesoros, como los restos arqueológicos y antigüedades, sería lo fácil y, hasta cierto punto, comprensible para un país. En esta región, el terrorismo islámico de ISIS ha devastado comunidades y se dedica a expoliar y comerciar con antigüedades, utilizando este método como una forma de financiación que representa un 15%.
A medida que ISIS avanzaba hacia el noreste de Siria en el verano de 2015, la preocupación de los arqueólogos creció en relación con los artefactos hallados en las excavaciones cercanas. Así, decidieron embalar estos objetos en cajas de plástico, cargarlos en camiones y trasladarlos a un lugar seguro.
Estaba ojeando que pasaba este verano por ahí y me encuentro en FACEBOOK un video de la ONG Fight for Humanity
A lo largo de la última década, el sótano de un edificio común en Rmelan, una ciudad kurda situada en el noreste de Siria, ha servido como refugio para miles de artefactos arqueológicos, resguardándolos del saqueo perpetrado por ISIS, así como de los estragos de la guerra civil siria y del contrabando descontrolado que afecta a la región. En los años posteriores, se trasladaron e introdujeron 7400 objetos desde numerosos yacimientos hasta Rmelan.
Literalmente, los objetos han sido revelados, ya que las ONG encargadas del patrimonio de Rmelan consideran que la seguridad ha mejorado lo suficiente como para que puedan ser trasladados a museos locales.
Amer Ahmad, arqueólogo sirio-kurdo que participó en el rescate de los objetos, afirma: “Se trata de piezas que datan del octavo al segundo milenio a. C.”. Según él, “pertenecen a todas las civilizaciones que han habitado nuestra región: desde la prehistoria hasta la hurrita, la mitania, la asiria e incluso la islámica”.
Ubicación estratégica.
La elección del sitio en Rmelan se debió principalmente a su ubicación. La ciudad se encontraba a una distancia adecuada tanto del frente de la guerra contra el ISIS como de la frontera entre Turquía y Siria, además de estar cerca de una base militar estadounidense, lo que ellos esperaban que proporcionara protección ante posibles incursiones turcas.
Los arqueólogos recibieron protección por parte de las Fuerzas Democráticas Sirias, la coalición encabezada por los kurdos en su lucha contra el ISIS, mientras llenaban las cajas. Durante el trayecto hacia Rmelan, sus convoyes fueron vigilados de cerca por estas fuerzas. Además, aunque mantuvieron un perfil discreto para no atraer la atención, también brindaron apoyo para resguardar el sitio.
Después de asegurar los objetos en el interior, aparecieron nuevos inconvenientes: la elevada humedad subterránea representaba un riesgo para los artículos de barro, mientras que un sistema de alcantarillado ineficiente los exponía a otro tipo de peligros. Además, las habitaciones del sótano se estaban quedando sin espacio debido a las cajas apiladas, lo que ocasionaba una preocupación constante por el posible colapso de los contenedores y el aplastamiento de su contenido.
La ONG local Asociación Oriente se unió a Fight for Humanity, una organización con sede en Ginebra. En 2019, ambas solicitaron financiación a Aliph, la entidad que apoya el patrimonio cultural. Gracias a esta colaboración, se logró financiar la instalación de ventiladores, la reparación de edificios y, de manera fundamental, la colocación de estanterías metálicas. Además, Fight for Humanity llevó a cabo capacitaciones para transformar la percepción local sobre el patrimonio cultural. La organización espera utilizar el éxito de Rmelan, una vez que se hayan recaudado los fondos necesarios para exhibir la obra, como un medio para fomentar la cohesión social en la región.
Uno de los múltiples esfuerzos por proteger los artefactos en Siria durante ese período fue Rmelan. El Museo de Raqqa, que en su momento albergó una valiosa colección de artefactos mesopotámicos, representa una de las más significativas pérdidas culturales del país.
Con el avance de ISIS hacia Raqqa, se realizó el traslado de lo que se pudo rescatar del museo a un almacén ubicado en Heracla, en las afueras de la ciudad, por parte de arqueólogos y conservadores. No obstante, grupos armados saquearon este almacén; algunos sostienen que hubo complicidad con la comunidad local, lo que resultó en la casi total desaparición de la colección.
Los saqueos representan una amenaza constante.
Durante toda la década, Rmelan estuvo bajo la sombra de la amenaza del saqueo. Los conservadores hicieron una distinción entre los objetos más relevantes, que incluían figurillas humanas y animales, cuentas, jarrones, monedas y puntas de flecha, y aquellos de menor valor, como fragmentos de cerámica y huesos de animales. Los objetos menos valiosos fueron enviados a un segundo almacén, mientras que en Rmelan se inició el inventario de los artefactos que quedaban.
La gran cantidad y diversidad de yacimientos arqueológicos de los que provienen los objetos , entre ellos, Tell Seker al-Aheimar, del octavo milenio a. C.; Tell Halaf, del quinto milenio a. C.; Tell Chuera, del tercer milenio a. C.; y Tell Arbid, del segundo milenio a. C., planteó un desafío fundamental: asegurar que la documentación del sitio original se mantuviera asociada a cada artefacto. Para evitar su posible pérdida, se llevó a cabo la fotografía, medición y clasificación de todos los objetos. Tras completar el inventario, los conservadores iniciaron el proceso de restauración de los artefactos, algunos de los cuales habían padecido daños causados por la humedad.
Uno lee y ve este tipo de noticias y se conmueve e indigna. Como unos con tan poco pueden jugarse la vida por preservar su pasado y otros, con tanto nos dedicamos a ignorarlo.