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Vicente Fernández Salmerón

No hay peor ciego que el que no quiere ver

Firma Degas en obra inédita.
Firma Degas en obra inédita. (Foto: ©ICCD-arte)

Cuando la firma se dá por buena...sin serlo

miércoles 12 de octubre de 2022, 15:06h

Todos conocemos la obra de Edgar Degas y su entusiasmo por el pastel . Lo que tal vez desconocemos al parecer, es que la la pérdida de visión progresiva que sufrió hizo que se centrara en esta técnica dado que requería menor atención al detalle y la necesidad de reflejar en su obra el movimiento.

Este disidente del impresionismo llegó a nuestro laboratorio con una mujer recién salida de la tina que se sometió, como es costumbre, a una serie de análisis. El estudio de materiales era concordante con la época en que el padre de la muchacha existió, con aparición del blanco de titanio, muy al límite, sí, pero dentro de época. La obra coloreada al pastel escondía un exquisito dibujo previo que, a nuestro criterio fue coloreado en un momento posterior por algún enfant terrible del color. Todo cobraba sentido, incluso el papel sobre el que se había ejecutado respondía a los empleados en otras obras por el artista. Allí, en el margen inferior, se apreciaba una marca al agua con la reseña “Montgolfier H. Marcel” al igual que, por ejemplo, la obra de Dos bailarinas 1893-1898 propiedad del Instituto de Arte de Chicago.

Quedaba pendiente el estudio de la firma del artista, realizada con pastel de color negro que contenía el apellido “Degas”. Para el estudio de firmas contamos con catálogos de cada artista donde reunimos firmas originales en todos sus formatos, de toda la producción artística y en las diferentes técnicas. Pero el trabajo de cotejo entre la firma cuestionada de la bañista y las reconocidas del pintor parisino se complicó cuando tuvimos que, dentro del muestreo de firmas hechas con pastel, agruparlas en dos conjuntos.

¿Por qué si todas eran del artista? Pues porque detectamos que había firmas de obras ubicadas en colecciones museísticas que no concordaban con otras dentro de esas mismas instituciones ni con obras de colecciones privadas, todas ellas catalogadas. Seamos claros: había un grupo de firmas supuestas del autor que no se correspondían con la mayoría de aquellas otras que sí encontraban acomodo en el amanuense.

Por este motivo se procedió a hacer un doble cotejo con la firma dubitada de nuestro dibujo, por un lado, con las firmas que sí podíamos atribuir al autor sin género de duda (determinación de autenticidad) y, por otro, con aquellas que planteaban duda (identificación de autoría). Felizmente, junto con el resto de los resultados que veníamos arrastrando de nuestro equipo, a nivel químico y estilístico, la firma en cuestión pudo ser ubicada en el primer grupo.

El descubrir firmas, a priori reconocidas de Degas, pero después de nuestros estudios, no atribuibles a su persona, nos hizo comunicar con esas entidades que las exhiben aún hoy día en su colección para advertirles de tal descubrimiento. ¿Cuál fue la respuesta? ¡Exacto! No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Pensamos enviarles, al tiempo, una preciosa estampa de los tres conocidos monos para bien exponerla a la entrada con la leyenda que da título a este artículo, eso sí, previo pago de los incautos visitantes, bien como souvenir en la tienda de los Museos, pero la imagen ya cuenta con copyright y derechos de autor.

Cuando pague una entrada a un Museo sepa que no son todos los que están ni están todos los que son, ¿o sí? Consulte con un experto.

Vicente Fernández Salmerón, es Director Arte ICCD, Experto en Grafística, Documentoscopia y Análisis de soportes y materiales

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