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JORGE LLOPIS

Las obras en blanco firmadas por Dalí. La estafa continua

Cartel de la exposición 'Dalí' organizada por el Museo Reina Sofía en 2013
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Cartel de la exposición "Dalí" organizada por el Museo Reina Sofía en 2013 (Foto: © MNACReina Sofia)

Cobraba 40$ (de 1960) por firma y hoja. Hay quien habla de 350.000 hojas...

domingo 14 de mayo de 2023, 10:27h
EL capitan Moore y Enrique Sabater con Dalí. La vita é Bella
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EL capitan Moore y Enrique Sabater con Dalí. La vita é Bella (Foto: © archivo/Meliton Casals )
La Tromenta Perfecta: El mercado americano obsesionado con él. Sus colaboradores. El absoluto descontrol de su obra gráfica que todavía hoy continúa y la incalculable fortuna que consiguió simplemente firmando papeles en blanco.

Ha sido una de las leyendas del mundo del arte contemporáneo: Las hojas en blanco que firmó Salvador Dalí. La cuestión no es saber si firmó o no, ya que está más que probado, sino ¿Cuantas llegó a firmar?.

El catalogo de Salvador Dalí de obra gráfica a día de hoy, todavía no se ha completado. Juliette Murphy estaría al cargo de esta ingente obra que se llevó a cabo desde los años 60.

Dalí era un obseso del dinero notorio y sus colaboradores de entonces, el famoso capitán John Peter Moore y Enrique Sabater, no se quedaban atrás. El pintor catalán fue una máquina de hacer dinero, especialmente cuando descubrió que podía aumentar sus ingresos sin apenas esfuerzo vendiendo obra seriada. El problema fue que, a diferencia de Warhol, Dalí no tuvo un Castelli a su lado. Nadie de su entorno le advirtió que esa forma de hacer las cosas podría perjudicar toda su obra.

Como explicaba antes, la ausencia de un catalogo razonado de la obra de Dalí, justificando las obras, ediciones, tiradas o técnica empleadas, ha provocado en el mercado una lógica y progresiva depreciación de este tipo de trabajos, ya que incluso se duda de que obras fueron dibujadas o no por el artista.

Así mismo, no es posible determinar una circunstancia fundamental en el proceso de la estampa ¿Dónde están las planchas originales de los grabados y las piedras litográficas? ¿Cuántas tiradas o series se hicieron? ¿El impresor hizo negocio por su cuenta? O simplemente ¿Verdaderamente estamos hablando de trabajos que han pasado por un tórculo o han sido escupidas por una fotocopiadora?.

El asunto de la cantidad de papel firmado en blanco sigue siendo un misterio. En 1974 Ian Shark escribía en un articulo de la revista ASRTY que, los servicios aduaneros franceses hallaron en el interior de una furgoneta que entraba en Francia, por la frontera andorrana, 40.000 hojas de papel litográfico en blanco, firmadas por Salvador Dalí. Estas hojas eran propiedad o eran llevadas por el súbdito francés Jean Lavigne (propietario de una editorial de arte de París, hoy instalado en Palm Beach), quien argumentó a los aduaneros que efectivamente eran hojas de tiraje litográfico firmadas por Dalí y que su transporte no constituía ningún delito.

Los aduaneros franceses no tuvieron más remedio que reconocer que, efectivamente, tan insólito transporte era legal y dejaron pasar, la furgoneta con las 40.000 hojas firmadas por Dalí y aptas para tirar en las mismas otras tantas litografías. Un inspector de aduanas francés confirmó estos inefables hechos.

El 13 de marzo de 1981 Alfons Quinta del diario El País publicaba un documento insólito. Se trata de un acta oficial de un huissier de Justice de París (titular en Francia de la fe pública extrajudicial, como lo es el notario en España), de fecha 3 de mayo de 1973, por la cual se daba fe de la firma de Salvador Dalí a 4.000 hojas blancas y vacías para editar litografías. El peso total de estas hojas era de 346 kilos.

El propio, John Peter Moore, el capitán Moore , secretario de Dalí durante los 60 afirmo en 1985 que el de Cadaqués había firmado en toda su carrera unas ¡350.000 hojas en blanco! Este dato no ha sido contrastado y tampoco se sabe si lo proporcionó despechado por su despido, pero ahí está.

Un tasador norteamericano llamado arte Bernard Ewell, especializado en obras gráfica de Dalí y que ha desestimado como originales del artista mas de 20.000 obras de las 58.000 examinadas por él y aparecidas en el mercado americano. Ewell confesaba que su socio Enrique Esteban Zepeda, estimaba entre 40.000 a 60.000 hojas en blanco prefirmadas por Dalí habían llegado al mercado norteamericano.

¿4.000? ¿40.000? ¿60.000? ¿350.000 hojas en blanco firmadas? El dato en todos los casos es escalofriante.

Todo empezó en Estados Unidos.

Su éxito en Estados Unidos fue la espoleta de la gran aberración que estaba a punto de iniciarse en los años 60: Firmar en blanco las hojas de papel en las que se iba a imprimir sus estampas, en litografías y grabados en punta seca.

Cuando Salvador Dalí visitó Estados Unidos por primera vez en 1934 la prensa estadounidense lo saludó nada más desembarcar de un transatlántico. "¿Dónde, se inspiró para su arte?" La respuesta de Dalí fue absurda: "Dos chuletas de cordero asadas sobre los hombros de mi mujer". Esa declaración "hizo que Gertrude Stein pareciera, en comparación, tan prosaica como la Enciclopedia Británica" (Brooklyn Daily Eagle).

La fascinación de los estadounidenses por Dalí le dejaron claro tanto al pintor como a su compañera Gala, el potencial del país. Dalí tuvo destacadas exposiciones y una histórica de portada en Time. Ganó una reputación en EE UU como la encarnación del surrealismo. Gala consiguió hasta 500 contratos por año para su esposo, asegurando tratos para aparecer en anuncios de compañías como Braniff International Airways y Alka-Seltzer.

Estados Unidos nunca le dio la espalda a Dalí . En los 50's y 60's la demanda de la obra de Dalí superaba la oferta. Así que Dalí, Gala y su círculo íntimo idearon una solución: Las litografías y los grabados requerían menos tiempo que las pinturas y podían reproducirse en series limitadas.

Dalí creó él mismo las imágenes en una placa de impresión y firmó una serie limitada de grabados, que se vendieron por $ 3,500. Eran Impresiones legítimas: algunas litografías de edición limitada fueron realizadas por editores autorizados copiando una acuarela de Dalí. Estos no eran técnicamente originales, aunque fueron comercializados como tales y aprobados y firmados por Dalí. Podrían venderse por casi tanto como las copias totalmente originales.

Después de haber prefirmado ocasionalmente su firma en hojas en blanco como una forma de acelerar el proceso de impresión, Dalí sumió que una hoja lista para imprimir con su firma, ya valía $ 40 por sí sola. Las impresiones, las firmas y los contratos comerciales mantuvieron los dólares a raudales

En los 70, la salud de Dalí dejó de crear grabados. Dejó de firmar con su nombre. Sin embargo, EE UU, estaba a punto de ver más arte atribuido a Dalí que nunca antes.

Center Art Galleries en Honolulu, inició su argumento de venta, entregando a los visitantes de una exposición de Dalí un documento que revelaba los aumentos valorativos de la obra grafica de Dalí. Muchos galeristas dijeron a los clientes que una obra de arte (incluso grafica o seriada) de artistas como Picasso, Miró o Chagall nunca perdería valor. Salvador Dalí demostró ser irresistible para los estadounidenses que sueñan con dinero fácil y prestigio .

Firma a 40 dólares por unidad: ¡Irrressitibble!

Salvador Dalí cobraba 40 dólares de entonces por hoja firmada. Simplemente en el supuesto más bajo (4.000 hojas) estaríamos hablando de 160.000 dólares. En caso de tomar en serio las cifras de Moore (350.000), el asunto asciende a 14.000.000 de dólares de entonces. Les recuerdo que hablamos de los años 70.

Sus allegados confesaban que Dalí podía llegar a firmar 1.800 hojas /hora (72.000 $). Dos personas ayudaban a Dalí en el proceso: una le ponía sobre la mesa el papel litográfico y la otra se lo quitaba una vez que la firma quedaba estampada. Extenuante. Existe incluso una anécdota curiosa: uno de sus secretarios sorprendió una noche a Dalí firmando papel litográfico en blanco a escondidas para no pagarle la comisión correspondiente. ¿Qué comisión?

Diversas fuentes afirmaban que hubo dos hombres que impulsaron a Dalí a estampar su firma de esta manera con claras intenciones monetarias: sus secretarios personales en distintas épocas, John Peter Moore y Enrique Sabater.

John Peter Moore, se reservaba una comisión del 10 % en cada contrato que cerraba en beneficio del artista. Es de suponer que Sabater continuaría con el lucrativo negocio.

sus colaboradores tuvieron ideas comerciales delirantes para continuar con el procedimiento del papel prefirmado: En un periodo en que Dalí cayó enfermo y le era imposible firmar, idearon estampar la huella dactilar del pintor. Con ese recurso firmó un contrato el 6 de diciembre de 1980 con el mayor distribuidor de obra gráfica de París: Gilbert Hamon, para la edición de dos litografías. "Para editar estas estampas, en sustitución eventual de su firma, el maestro Salvador Dalí aplicará la huella de su pulgar. Se acuerda que este procedimiento de la huella digital, que equivaldrá a su firma, será propiedad exclusiva del señor Gilbert Hamon, como tal, y no podrá en ningún caso ser utilizado por nadie más", decía el contrato. Las ganancias para el pintor surrealista fueron 100.000 dólares (cuatro millones y medio de pesetas) de los años 80.

El problema fue cuando el número de hojas en blanco firmadas aumentó y muchas de ellas salieron del control del entorno del pintor. Un hecho al que tampoco ayudó que los colaboradores del artista estuvieran implicados en tramas de falsificación de sus obras.

Los Hombres de Confianza de Dalí

Al revés que todos los grandes pintores modernos, Salvador Dalí jamás comercializó su obra a través de marchante importante. En su lugar prefirió utilizar "hombres de confianza" que sin ningún riguroso, tomó sucesivamente como secretarios. Estas personas, en principio, cobraban un 20% de todas las operaciones de venta que organizaban respecto a su obra gráfica (grabados, litografías, dibujos, aguafuertes, múltiples, vajillas o corbatas e infinidad de obras muy menores y en general muy malas). Un 10% le era pagado por el pintor y el otro 10% por el comprador.

En los años sesenta, y hasta 1975, Dalí tuvo como secretario al capitán británico John Peter Moore. Este se dedicó intensamente a la venta de obra gráfica, potenciándola a nivel mundial. En 1975, Moore fue sustituido por Enrique Sabater. Desde entonces todo el montaje mercantil de Dalí tomó nuevos rumbos. Sabater se convirtió en multimillonario y residente en Montecarlo.

Salvador Dalí siempre empleo en el terreno mercantil una forma de obrar que conjugaba perfectamente con su método paranoico-crítico. Por un lado, aceptaba propuestas inverosímiles que contrastan con su rigor pictórico. Dalí firmó documentos y papeles en blanco que permitieron y permiten la reproducción sin control de su obra. Firmó todo género de contratos, que acto seguido rompía por temor al fisco y cobraba al contado siempre que era posible.

Como explicaba en 1981 Alfons Quinta en El País, todo este desbarajuste entre la producción del artista, su conocimiento (o no) de lo que sucedía con su obra seriada y el distanciamiento entre Enrique Sabater y Salvador Dalí, el pintor se adhirió a la Societé de la Propieté Artistique des Dessins et Modelés (Spadem), como medio para conocer cuál era la situación de su obra, dispersa por todo el mundo.

Dalí ignoraba los medios seguidos en sus últimos años para comercializar y explotar su obra o cuántos contratos podía haber firmado, así como su contenido, ya que hasta carecía de toda copia de los mismos, circunstancia que por otro lado contrastaba con su falta de rigor en relación a su trabajo y posterior comercialización y en concreto firmado papel litográfico en blanco, pese al riesgo de falsificación de su obra que ello comportaba.

Terreno abonado para la falsificación y el fraude

Poco a poco, en el mercado comenzaron a aparecer extrañas piezas. Obra seriada con dibujos falsos, pero con firma real. Dibujos originales procedentes de planchas ya utilizadas anteriormente firmadas pero realizadas sin conocimiento de Dalí...

Además de su dimensión económica, está el problema legal. Si bien muchas de las piezas no son originales es complicado procesar a los responsables por un delito falsificación. Como mucho, podrían ser acusados de fraude, pero aún así la cosa no es sencilla. Al fin y al cabo, la firma es original y, en ocasiones, el dibujo también.O no.

Como comentaba al principio el hecho, que no exista un catalogo razonado sobre la obra gráfica de Salvador Dalí no ayuda. Toda la obra gráfica de Dalí está en duda.

Cual fue, ha sido o es el procedimiento de falsificación de la obra gráfica de Dalí parece que sería lo menos importante. Actualmente los expertos en la obra del pintor deben enfrentarse constantemente a problemas derivados de esta política daliniana. Una situación que roza el surrealismo por todas las derivadas que plantea.

Finalmente esta situación a desembocado en la depreciación y descrédito absoluto de la obra grafica de Dalí. Como Perito Judicial he de reconocer que en 15 años de actividad profesional, jamás se ha podido determinar la originalidad al 100% de un grabado de Dalí a menos que se aportara el certificado de originalidad y les aseguro, que incluso con el documento en cuestión, lo pongo en duda.

Los hijos mayores de sus clientes de entonces , muchos de los cuales vieron a sus padres exhibir con orgullo su grabado y alardear de tener un Dalí, al menos saben que aquel papel vale esos 40 dólares que cobró el artista y que con un poco de suerte hasta se han revalorizado a lo largo de estas décadas. Ya que según los datos del Instituto Nacional de Estadística español, aplicando solo el coste de la vida y no el valor artístico, esas hojas costarían hoy alrededor de 600 euros.
Desde los años 80 la obra gráfica de Dalí es la más falsificada
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Desde los años 80 la obra gráfica de Dalí es la más falsificada (Foto: © Policia Nacional/ FBI)
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