El pasado 23 de junio TWITTER difundía la grabación de un turista que acompañado por su pareja gravaban con una llave sus nombres en un ladrillo de un muro del Coliseo en Roma.
El imbécil, porque no tiene otro nombre, se suma a la larga lista de otros tantos que se dedican a inmortalizar su innecesaria presencia en este monumento.
Como es habitual, la estupidez no se constata si no hay otro cretino que lo graba y sube a la red en vez de reclamar la presencia policial.
La inscripción "Ivan + Hayley '23" se considera en Italia un delito de Destrucción de patrimonio (no vandalismo). Se puede enfrentar una multa de 15.000 euros y prisión de hasta cinco años
Es probable que el cretino, ¿Iván?, continúe sonriéndo, ya que ignora las multas que ya se han impuesto a personas que han destrozado el Coliseo, incluso en formas menores.
En 2020, un visitante irlandés fue atrapado mientras escribía sus iniciales en el anfiteatro. Fue arrestado y acusado de dañar un lugar histórico, un delito punible con hasta un año de prisión o una multa de al menos 2.065 €. En 2014, un turista ruso de 42 años, fue multado con 20,000 € y condenado a cuatro meses de prisión condicional .
Ante estos casos y su probable impunidad ¿No habrá sido precipitado haber anulado en la EU la utilización de los dispositivos de reconocimiento facial?