Hace semanas que está columna de opinión está pendiente del nuevo titular de la cartera de Cultura en España, Ernest Urtasun, ya que conocer la visión de un comunista sobre el Patrimonio Histórico y Cultural del país es tan importante como entender como se lo plantea un tecnócrata o un social conservador. En los tres supuestos, sinceramente ha sido inquietante…
Que algunos consideren que estas líneas tienen un sesgo político dependerá del color del cristal con que se mire. El humilde objetivo de esta columna es advertir y analizar cuestiones del patrimonio artístico y cultural, y como esto es una columna de opinión, opino.
Es innegable el talante del joven Urtasun y cual es su concepto de la cultura: “La Cultura es una herramienta de combate contra la extrema derecha”, diría incluso que es bueno tener claro a que se va a dedicar este señor.
El gran problema es que más allá de ocuparse de la propaganda política, es que el Ministerio de Cultura también es responsable de gestionar y proteger el Patrimonio Artístico Español, propiedad de todos los españoles y que nunca, repito nunca, puede ser utilizado, enajenado o manipulado por intereses de un partido político.
Por lo visto Urtasun y sus asesores y “Para contentar y estrechar lazos con el gobierno de Colombia”, parece ser que se están planteando la devolución de Tesoro de los Quimbayas, propiedad del Estado español y expuestos en el Museo de América. Este tesoro formado por 122 piezas de oro, cobre y cerámica, que no fue expropiado, sino que fue entregado de manera oficial a la reina española María Cristina en 1893 por presidente colombiano Carlos Holguín Mallarino, como muestra de agradecimiento por la participación de España en el acuerdo arbitral sobre las fronteras entre Colombia y Venezuela.
Me recuerda como cuando en los 90 Fidel Castro, permitió a su amigo el presidente mejicano, Carlos Salinas de Gortari que escogiese él mismo para su colección particular, una importante selección de arte precolombino objetos taínos y siboneyes en el Centro Nacional de Arqueología de la Habana.
Probablemente por incultura o por soberbia o las dos juntas, el político medio o mediania de politico, no entiende ni que es el patrimonio, ni que es la historia ni que es Cultura y por supuesto no distingue lo que es y no es suyo, sino del pueblo español. Eso desde luego no lo puede entender un personaje de funesto recuerdo como es Gerardo Pisarello mientras estuvo en el ayuntamiento de Barcelona, quien además de ser elegido recientemente presidente de la Comisión de Cultura, tiene una esquizofrénica obsesión contra todo lo que huela, suene o parezca español.
La gestión del patrimonio histórico y cultural es demasiado delicada para que la entienda un revolucionario de salón, un especulador inmobiliario, un iluminadito pretencioso o cualesquiera desecho de tienta, que ocupe accidentalmente o por cuota el ministerio de Cultura y Propaganda.
Hoy es el Tesoro de los Quimbayas, ayer era la descentralización del Prado, ¿Mañana será El Escorial?.
Las ocurrencias ideológicas acerca del Patrimonio Cultural son cuestiones que pueden depender de muchas circunstancias: el nivel de alcohol consumido en la cenita con colegas, lo mal que “te caiga” el concepto España, que se confunda Patrimonio e iconoclasia, la absoluta y osada ignorancia de las leyes o simplemente que no se tenga ni puta idea.
Recuerdo a un entrañable amigo y provocador nato, que en el cuarto whisky rememoraba sus años mozos de anarquista y se vanagloriaba de haber derribado con sus colegas algún cruceiro románico de los caminos. Todo mentira claro
Los conservadores plantean menos problemas respecto a que se debe hacer con el patrimonio y que para quienes los postulados de don Manuel Fraga siguen vigentes: Rentabilizar paella, playa y Catedral de Toledo y si hay que hacer un camino turístico encima de una vía romana de 2000 años o montar una macro fiesta Rave en un yacimiento fenicio, se hace mientras genere dinero.
En ambos casos coinciden en lo mismo: reclamar que nos devuelvan lo expoliado o robado trae demasiados problemas.
Como se ve la gestión del Patrimonio Artístico y la política cultural en España, no son conciliables. Mucho antes de que este portal saliera a la luz, los expertos reclamamos que esta cuestión del patrimonio histórico y cultural se debe dejar en manos los que realmente conocen del asunto: Los técnicos, historiadores, conservadores, restauradores, investigadores, directores de museos y si son funcionarios, mejor que mejor.
El funcionario de patrimonio es un valor seguro y perdurable, como lo es el Patrimonio Histórico y Cultural y las ocurrencias de un Ministro, un quebardero de cabeza.
!Felices Fiestas!