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¿Somos un posible 'refugio seguro' para arte nazi robado?

domingo 09 de febrero de 2025, 13:08h

Parece que todo está en orden en esto de la museística y grandes colecciones de arte en España.

Los grandes museos nacionales adoptan los postulados ideológicos impuestos desde el ministerio, el Eje del Paseo del Prado parece gozar de buena salud de visitas y diversidad y de vez en cuando, se decide comprar alguna pieza más gracias a la inexportabilidad y derecho de tanteo. Pocas, la verdad, porque entre otros, el sumidero del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), desfonda cualquier presupuesto posible, en pos de un bien mayor: Financiar a los colegas. Algo a lo que ya deberíamos estar acostumbrados.

¿Recuerdan la obsesión del padre de Mafalda porque su coche hacia un pequeño tic-tic-tic?. En marzo de 2024 la Organización Mundial de Restitución Judía (WJRO) publicaba su informe sobre el comportamiento, cumplimiento y evolución de los tratados internacionales sobre la restitución de bienes saqueados a los judíos durante la Segunda Guerra mundial, que cada semana desde hace veinticinco años gotea una nueva restitución o reclamación. Los medios generalistas pasan por encima estas cuestiones, porque entiendo que es un coñazo, pero no para este portal, ya que se dedica precisamente a ello.

El informe en cuestión no deja en demasiado buen lugar a España. Formamos parte del bloque de países que no progresa adecuadamente en esto de las reclamaciones y restituciones del patrimonio saqueado durante la Segunda Guerra mundial junto a Albania, Australia, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Brasil, Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, Malta, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Portugal, Rumania, Rusia, Turquía, Ucrania y Uruguay.

El principal motivo para meternos en este prestigioso ranking ha sido el conflicto relacionado con el famoso Pissarro del Museo Thyssen-Bornemisza, y que parece que el Gobierno de España ha blindado o si prefieren, se ha inhibido pronunciarse, a pesar de los acuerdos internacionales suscritos por España en estas materias. La justicia norteamericana dijo finalmente en el proceso que era potestativo del estado español y así se ha quedado el asunto.

Resulta curioso que por un lado, el ejecutivo se haya emborrachado de justicia retributiva selectiva con la Ley de Memoria Democrática, circunstancia harto vergonzosa. Por otro lado, después de 90 años, y que se pase por el forro la cuestión de las obras procedentes de saqueo nazi, como si España no hubiese tenido nada que ver en aquel proceso también, llama clamorosamente la atención.

Grandes expertos como Héctor Feliciano o Miguel Martorell han explicado cuál fue el papel de España como lugar de paso de miles de obras hacia sus destinos finales: Sudamérica y el mercado norteamericano, pero poco se ha escrito o se sabe de las obras que se quedaron en España, ya fuera porque los refugiados nazis las conservaron, sobretodo en sus colonias de la Costa del Sol, Madrid, Galicia, Mallorca o Cataluña. Dichas colonias fueron muchas, muchísimas pero con algo en común: Esas comunidades estaban por un lado, protegidas por el régimen y por otro, actuaban como células independientes.

Obras de arte que ya llegaban a España desde 1937 cuando Alemania participó como aliado del bando sublevado y otras que no salieron a su destino del cono sur.

Obras que compraron a los refugiados y que finalmente terminaron en museos como el de Pontevedra, incluso en el Reina Sofía, aunque no es de extrañar que sean muchos más. En ambos casos no fueron las autoridades quienes detectaron la procedencia de la obras, sino particulares.

Una de las poquísimas cuestiones en las que el Ministro de Cultura no se equivocó cuando se dictó sentencia desde California respecto al Pissarro de la Thyssen es cierta: Cuando declaró en enero de 2024 que “El equipo actual del Ministerio considera que el caso hubiera podido gestionarse de otra manera en el marco de los acuerdos internacionales sobre incautaciones de obras de arte por el régimen nazi”.

Los que estamos especializados en esta cuestión, hasta nos parece una perogrullada vergonzosa digna del ministro, teniendo en cuenta su obsesiva fijación mediática por resolver los casos españoles mediante la Ley de Memoria Democrática, y no investigar los casos del expolio nazi. Pero tal vez sea y como apuntan varios juristas implicados , sólo es eso. Una cuestión mediática: Foto y titulares.

¿La historia del coleccionismo privado e institucional en España desde los años 50 está bajo sospecha de beneficiarse del expolio nazi?. Los expertos no dudan de ello.

¿España cumple con los tratados internacionales?. ¡Qué quieren que les diga!. Los países más implicados en el tráfico, venta y saqueo de las obras saqueadas por los nazis, como Alemania, Suiza, Austria, Francia , Reino Unido, Holanda, República Checa han creado sus Comités de Estudio y Restitución. Estados Unidos, de momento no, por diferentes motivos. España si bien no participó directamente, ¿Podría considerarse cómplice?.

Sinceramente, dudo que el famoso 'Rue St. Honoré, Après-midi, Effet de Pluie' de Camille Pissarro, sea la única pieza del Museo Thyssen comprada en Buena Fe , pero procedente de la venta forzosa, al fin y al cabo.

El barón Heinrich Thyssen-Bornemisza fue un ávido comprador de arte en subastas internacionales durante más de 40 años. Subastas que no han dudado en poner en venta hasta hace dos años, este tipo de piezas sin preocuparles demasiado (y hasta blanqueando) su procedencia.

¿Cuántas colecciones institucionales más, sufren el mismo mal? ¿Cuántas obras saqueadas están expuestas únicamente en los despachos privados y salas de junta ?.

Las Comunidades Judías de España aseguran que mantener la pintura en la colección del Thyssen "dañaría la imagen de España y la convertiría en un posible 'refugio seguro' para arte robado".

No lo dude el lector.

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