Pongamos por caso que un día un amigo, de nombre y familia muy respetables, se encuentra un cuadro en el desván (lo que el mercado llama “emergentes”), digamos de Anton Mengs.
Mi amigo y su familia saben perfectamente que el cuadro es positivamente de Mengs porque hay documentos que indican que se compró hace un par de siglos a Godoy, pero no está expertizado (autentificado), por lo cual oficialmente está “atribuido”. Es decir no se considera obra original.
Digamos que mi amigo quiere vender el cuadro y lo ofrece a Pepito, un marchante especializado en este tipo de obras, que reconoce que el cuadro es de Mengs pero que sólo pagará 50.000€. Mi amigo sabe que es una cifra baja y se dirige a otro vendedor especializado, llamémosle Jaimito que le dice lo mismo sobre la autenticidad, y que lo puede vender por 850.000€ pero en Estados Unidos, eso si.
Jaimito recomienda a mi amigo que lo ponga a la venta en una sala de subastas española consignandolo con un precio de salida bajo, digamos 2.000€ ya que en España, el personal no se gasta un duro y que Jaimito enviará a un comprador en su nombre, que pujará por la obra hasta 100.000 € por si acaso. Con un poco de suerte, si el cuadro no se vendiera en subasta (queda desierto) el precio será ún más bajo.
Una vez vendido y fuera de España, Jaimito se encargará de autentificarlo gracias a la documentación de época, pasará de ser un simple cuadro atribuido a una pintura original.
No les cuento nada raro. Es una estrategia que ha funcionado así durante años. Legalmente la operación es factible pero es turbia, no hay que negarlo. Es un cuadro oficialmente “atribuido”, se va a vender por una cantidad rídicula y por tanto su exportabilidad está garantizada y mi amigo ganará 850.000 € y podrá seguir viviendo del cuento.
Mi amigo sabe que si informase a la Junta de Valoración y Exportación de Patrimonio sobre este cuadro, es probable que descubran que no es atribuido, sino original de Mengs y por tanto pueden poner problemas. El primero de todos, que lo compre aplicando el Derecho de tanteo sobre la puja más baja. Por tanto mejor mi amigo decide no explicar nada a Patrimonio sobre la procedencia . Con esto quiero decir que mi amigo conoce los riesgos y si cuela, cuela...
Pero mira por donde, el cabrón de Pepito se entera de las intenciones de mi amigo con Jaimito y le da un ataque de cuernos que riéte tu de Shakira y se chiva a Patrimonio diciendo que el cuadro es realmente de Mengs y de momento Patrimonio se calla (como también hizo mi amigo) y no dice nada hasta el día de la subasta. Entonces llama a la sala y dice que el cuadro, no sólo se declara inexportable, sino que además lo declara Bien de Interés Cultural (BIC). La peor de las pesadillas para mi amigo, ya que el Estado se convierte en copropietario de la obra y él tendrá que comerse la conservación y el seguro del cuadro. El cuadro logicamente se retira de subasta.
Jaimito que es un hombre de recursos, tiene un cliente extranjero residente en España que por lo que sea, no le importa comprar igualmente el cuadro. Digamos que tal vez, para realizar una futura operación de Dación en Pago y liquidar impuestos.
Jaimito realiza la autentificación como había prometido. Es importante este punto, porque no es el Estado que lo ha declarado original, quien lleva a cabo la expertización, sino que hace que mi amigo me gaste el dinero, porque esto de autentificar cuesta un dinero, claro.
Una vez que está claro que es un Anton Mengs, se publicita en los medios y su comprador extranjero lo compra finalmente por 300.000€ , menos da una piedra.
Como el comprador de Jaimito no es idiota, mantiene su anonimato y de manera filantrópica y mediática, lo cede al Museo del Prado y de esta manera, el Estado se encargue de conservarlo, restaurarlo y asegurarlo.
A ver, sé que el asunto es un poco liado pero de eso se trata: Que no se entienda nada.
Así que les recomiendo que lean de nuevo mi articulo, tantas veces como aparezcan maravillosos cuadros, ya sean de Mengs, Caravaggio o Van Dick en los desvanes de amigos y conocidos. Sobre todo si se publicitan en los medios de comunicación.
Y guárdense de los ataques de cuernos de los Pepitos que hay mucho por mundo, y que a Jaime Botín ya le costó un disgusto con su Picasso…